Dos personajes antagónicos acaban creando una situación familiar de lo más rocambolesca, jugando con la brecha generacional.
Del escenario a la gran pantalla
Ivan Calbérac adapta a la pantalla grande su obra de teatro “La estudiante y el Sr Henri”. En ella nos cuenta como Constance desea estudiar en París, para ello no duda en compartir piso. Paul, el hijo del señor Henri, no quiere que su padre viva solo, por ese motivo decide alquilar una de las habitaciones en contra de los deseos de su progenitor. Henri decide poner condiciones draconianas para convivir con él, desde tener que superar un cuestionario a tener que respetar un manual de normas de convivencia de veinte páginas. La joven y tenaz Constance supera todas las barreras y consigue la habitación. Lo que desconoce es que será usada por el señor Henri para conseguir separar el matrimonio de Paul con Valerie.
Este realizador francés es prácticamente desconocido en nuestro país, porque sólo se ha estrenado en España su primer trabajo titulado “Irene” en el 2002. Ahora, quince años después y arropado por el enorme éxito de la obra de teatro y del filme en Francia llega a nuestras carteleras su cuarto trabajo titulado “El señor Henri comparte piso”. Obviamente, uno de los grandes retos que tenía entre manos era superar la barrera de la teatralidad de la propuesta y lo supera con creces, porque desde la primera secuencia lucha por salir del piso. De tal forma que el filme comienza en el pueblo cercano a París donde vive la joven con su familia y finaliza en exteriores.
Calbérac usa primordialmente dos herramientas para generar una comedia ingeniosa. En primer lugar, crea y define acertadamente dos personajes situados en las antípodas, tanto si los analizamos desde una perspectiva de reloj biológico como si nos paramos a desmenuzar sus características psicológicas. Constance es más inmadura e ingenua, dotada de un carácter afable frente a un organizado y manipulador Henri, cuya personalidad es totalmente áspera y solo ve en ella sólo una herramienta para lograr sus fines. En segundo lugar nos ofrece situaciones de enredo sustentadas sobre la relación de ambos personajes con terceros. Ni que decir tiene que estamos ante una feel good movie, que acaba conmoviendo al espectador porque su mensaje es certero: vive el momento.
Comprenderse a uno mismo, ese es el reto
El filme explora también los conflictos derivados de las relaciones paterno filiales. Obviamente, el objetivo de todo padre es evitar que su hijo sufra y tome decisiones desacertadas. El problema es que tanto Henri como el padre de Constance en un afán de proteger a sus retoños son incapaces de otorgarles un margen aceptable de libertad. La ecuación dramática se termina de configurar con la incapacidad tanto de la joven como de Paul por tomar las riendas de su destino, de tal forma que la tragicomedia está servida. El reto de los personajes no deja de ser acabar entendiéndose a sí mismos, saber que quieren en la vida, cuáles son sus objetivos.
Acertadamente el punto de vista elegido por el director para narrarnos la acción es el de la joven Constance. Sobre ella construye una comedia francesa al uso con la venia del Señor Henri. El resto de la galería de personajes secundarios, es decir, Paul y su mujer Valerie o los novietes de Constance, todos resultan personajes muy arquetípicos del humor galo. Destacar la gran labor de los actores Noémie Schmidt y Claude Brasseur que están estupendos dando vida a la pareja protagonista, sobre todo Brasseur que sabe sacarle todo el jugo a un personaje tan carismático como Henri, jugando sus bazas en el momento adecuado para acabar atrapando al espectador y que no parezcan arbitrarias las decisiones que toma en cada momento. No podemos negar que el filme posea sus pequeños fallos, pero se le acaba perdonando porque es un filme carente de pretensiones. Es una comedia amable y muy familiar. “El Sr Henri comparte piso” hará las delicias de los amantes de la comedia francesa, porque sin duda alguna, el desenlace es profundamente conmovedor.
Frases destacadas:
- Constance: “No es muy educado cerrarme la puerta en plena conversación”
- Henri: “Las normas son necesarias para vivir en comunidad.”
- Henri: “No la escogí, lo eché a suertes. Cada candidato era peor el que anterior.”
- Henri: “El destino es un montón de mierda”
- Constance: “No puede pedirme que rompa una pareja.”
- Valerie: “La intención de cada acción es lo que importa.”
- Henri: “Deja de decirme lo que tengo que hacer con mi vida.”
- Constance: “Nada me sale bien. Mi vida es una mierda”
- Henri: “¿Sabes qué es lo que te frena, Constance? Que tú no te crees capaz de hacerlo.”
- Paul: “¡Qué madura eres Constance!”
- Henri: “¿Vas a esperar a ser vieja para hacer lo que te gusta? Solo se vive una vez, Constance.”