James Gray con «El sueño de Ellis» vuelve a sorprender con una película hermosa y profunda donde disecciona el sueño americano, el sacrificio y el perdón.
Nunca aparece James Gray entre los directores norteamericanos actuales más reconocidos y/o valorados por crítica y público. Su cine, alejado de toda modernidad que empañe el relato en una sucesión absurda de imágenes y sonidos sin apenas entidad y alejado también de historias frívolas que se quedan en la superficie de las cosas sin analizar la curiosa y ambigua dialéctica que se puede establecer en cualquier tema bien tratado, Gray se me antoja como uno de los cineastas más importantes de nuestro tiempo puesto que con tan solo cinco filmes ha demostrado ser un cineasta independiente, ambicioso y creativo.
“El sueño de Ellis”, su última película hasta la fecha, es un paso más que realiza Gray para establecerse como uno de los directores más originales de la actualidad, puesto que casi siempre va a contracorriente de todo lo que se hace y adquiere en sus filmes una práctica manera de entender el arte audiovisual; lo que prima es la historia y la puesta en escena se amolda a ella (no se puede decir lo mismo de muchos cineastas que actualmente pueblan las pantallas de nuestro cine y que obsesionados con imprimir al relato una absurda firma autora que molesta y distrae de las verdaderas intenciones dramáticas o temáticas del asunto, estropean sus películas con una prepotencia autoral absurda y provinciana).
El sueño americano revisitado
“El sueño de Ellis” relata la historia de Ewa, una inmigrante polaca que llega a Estados Unidos con su hermana a principios de los años 20 intentando buscar el sueño americano del que tantas veces ha oído hablar. Por una serie de infortunios su hermana se ve obligada a estar seis meses en la isla de Ellis (el lugar donde los inmigrantes enfermos y/o vigilados por las entidades norteamericanas por diversos asuntos, debían habitar antes de entrar al país o ser expulsados de él definitivamente). A partir de este momento, Ewa hará todo lo posible para sacar a su hermana de la isla de Ellis y juntas viajar hacia el Oeste con la esperanza de una vida mejor.
De entrada la acción dramática de la película es clara y concisa; Ewa desea salvar a su hermana y hará todo lo posible para conseguirlo. Lo que parece a priori una premisa bastante anodina y sencilla, se convierte en el filme en una sucesión de escenas y actos perfectamente trabajados para que la tensión existente entre los personajes y la historia que se está contando llene completamente la pantalla de forma en que lo que estamos viendo se convierte poco a poco en una historia épica.
Metáfora de dos Américas que se odian pero se necesitan
Gray propone un curioso triangulo interpretativo que representa de manera metafórica los dos lados de Estados Unidos. En un extremo el país que explota y humilla a todos aquellos que son diferentes, y en el otro extremo, aquel país que ofrece las mismas oportunidades a todo el mundo y certifica que los sueños de superación se pueden hacer realidad. Los personajes que representan las ideas anteriores están interpretados con fuerza por Joaquin Phoenix y Jeremy Renner, verdaderos artífices de unas interpretaciones memorables que en algunos momentos logran un duelo dramático de alta tensión de los que crean escuela.
Sin embargo Ewa, interpretada por Marion Cotillard de forma correcta pero demasiado fría e impersonal, se antoja a veces un personaje cuya fuerza dramática no encuentra en el rostro y cuerpo de la actriz la suficiente translación al mundo cinematográfico, puesto que Cotillard parece encorsetada dentro de una interpretación que a veces se hace pesada y maniquea. Puede que Cotillard no haya sido la elección ideal para interpretar a Ewa puesto que no transmite la urgencia y el nerviosismo de un personaje que necesita conseguir con múltiples resortes y estrategias su objetivo.
Homenaje al cine clásico y en especial a EL PADRINO II
En cuanto a los valores formales de la cinta podemos destacar el gran trabajo de Gray y de todo el equipo por haberle dado a la película una atmósfera clásica y cinematográfica que define lugares comunes que ya hemos visto en otras películas que eran obras maestras, como por ejemplo «El Padrino II» (Francis Ford Coppola. 1974), puesto que el tono fotográfico de la cinta es exactamente igual al tono que presentaba la parte del film de Coppola que se desarrollaba en New York a principios de siglo cuando Vito Corleone llegaba al continente americano siendo un simple niño.
Es el homenaje de Gray a esta cinta tan grande e importante que diversas escenas, no ya en tono, también en temática, recuerdan a la cinta maestra de Coppola y presentan unas curiosas referencias que se ven acrecentadas por el gran sentido dramático, casi de tragedia Griega, que Gray imprime a sus imágenes y escenas.
Con un pulso dramático seguro y firme, Gray expone la historia de la película de manera sencilla pero efectiva y a veces rellena los espacios entre escenas con una serie de elipsis y cambios de planos cuyos significados metafóricos dicen más de la historia que la propia historia. Para ejemplo de lo anterior el plano final; toda una lección de verdadera puesta en escena que demuestra una fuerza dramática sin precedentes a la vez que encierra, de forma contenida, todo el significado futuro de la vida de los personajes.
“El sueño de Ellis” es, sin lugar a dudas, otra muestra impecable del buen hacer de James Gray, cineasta modélico y rebelde de los que ya no quedan y que domina el tempo narrativo como los grandes maestros del cine de antaño. Gray ha entendido que la historia es lo más importante y por eso no fuerza nada y todo en el film se supedita a al argumento sin que seamos conscientes del trabajo en dirección. Esa es la grandeza de un cineasta que sabe narrar. Ser invisible.
Frases de la película “El sueño de Ellis”
- Ewa: “Padre, he hecho cosas horrendas para no pasar hambre. Sé que iré al infierno”.
- Sacerdote: “Hija mía, el pastor siempre se apiada del cordero que se ha perdido del rebaño y vuelve a él”.
- Bruno: “Ewa, crees que dentro de todo el mundo hay bondad pero eso no es así”.
- Orlando: “Espero que sean felices en este país y que sus sueños, llenos de magia e ilusión, se hagan realidad”.