Sensitiva exploración formal del crecimiento adolescente desde una poética lituana
Lituania
Hace unos meses, dentro de la retrospectiva organizada para el Festival D’A de Barcelona, pudimos ver “Peace To Us In Our Dreams” (2015), la cinta del lituano Sharunas Bartas que finalmente fue estrenada en distintas salas comerciales de nuestro país. Una de sus escenas más poderosas, la vivimos en el momento en que una joven desnuda en cuclillas, inicia una inesperada sumersión en el agua. Curiosamente, en “El verano de Sangaile” de su compatriota Alanté Kavaïté, nos encontramos una escena casi idéntica, con la joven protagonista adoptando la misma posición, siendo filmada desde un ángulo y una distancia muy similar y dejándose caer al agua de manera abrupta estando completamente vestida. Dos secuencias que encarnan la esencia de cada una de estas películas, mientras en la de Bartas, los sentimientos son mostrados desde la desnudez personal, es decir, abriendo en canal el sufrimiento de sus personajes volcando toda su fuerza en sus monólogos, el filme que hoy abordamos se cubre con sus formas con tal de transmitir una sinfín de emociones apelando a la poética de sus armas cinematográficas.
Vértigo
“El verano de Sangaile” se abre de una manera tan desconcertante como estimulante, un crisol de ideas estallan en una presentación que apela al cine indie norteamericano (por algo fue galardonada su dirección en Sundance 2015) y que colisiona elegantemente con unas actitudes de sus personajes ancladas en la representación estilizada, irreal y pausada del cine de autor europeo. Así pues, la historia que se articula a partir del recurso metafórico del vértigo como temor a la irremediable llegada de la edad adulta, atormenta a una adolescente cuyos sentimientos serán evidenciados por la directora del filme a través de innumerables recursos visuales y auditivos que ahondan en la búsqueda de lo poético mediante la exploración. La inmensidad del espacio, algo que nos rememora al cine del islandés Rúnar Rúnarsson, y la dificultad a la hora de estrechar lazos con sus progenitores, son los dos principales elementos que nos implican en la desesperación de Sangaile, ayudándonos a conocer sus motivos a la hora de autolesionarse como la que necesita sentir que está viva. Le ayudará a enfrentarse a sus temores la evasión que nacerá del contacto con otros jóvenes, la diversión y el sexo, siempre amenizado con temas musicales que regodean a la protagonista en esa anhelada evasión. Pero sin lugar a dudas, el punto de inflexión que le ayudará a reflexionar sobre el rumbo de su propia existencia será el conocer a Austé. Esta chica enrolará el divertimento barroco (en ocasiones dolanista) y el goce estético de quien cuida su propia imagen, contagiando el amor propio y avivando la sexualidad de Sangaile reforzando su vitalidad desde el dolor. Una combinación que irradiará una energía positiva materializada en la belleza estética de todos y cada uno de los planos en los que aparecen ambas y fusionando armoniosamente la forma y el fondo.
Durante menos de hora y media, sentiremos el viaje espiritual de una joven condenada a rendirse cuentas con ella misma, descubrir y alcanzar los retos que significan alcanzar la edad adulta y estrechar los lazos con una familia con la que se siente despegada emocionalmente. Una hermosa epopeya lírica capaz de proyectar sensaciones muy reales pero físicamente intangibles.
Frases destacadas:
- Sangaile: “Gracias por ser como eres”
- Aunte: “17 cortes, como el número de la tómbola”.