Mar. Mar 19th, 2024
Crítica de "El viajante"

“El viajante”, del iraní Asghar Fahardi es un ambicioso relato sobre el ser humano, la pareja y los prejuicios vistos como un sólido edificio en ruinas

A veces el término ambicioso se malinterpreta para justificar o piropear sin reflexión alguna lo (muchas veces sin sentido) grande, caro o de enorme seguimiento popular. De esta forma, el término es normalmente utilizado de forma publicitaria para alabar películas como “Los vengadores” (Joss Whedon, 2012) y su “ambición” de unificar tantos personajes en una sola trama única o, por irnos hacia otro lado, “Gravity” (Alfonso Cuarón, 2013)) y su “ambición” de recreación tecnológica del espacio mediante el realismo digital. Sin embargo, es en otro cine totalmente diferente donde hay un cineasta cuyas obras crecen y se crean a partir del sentido más puro (también el menos publicitable) de la ambición.

La ambición de abarcarlo todo…

imagen de "El viajante"

“El viajante”, Premio a Mejor Guion y Mejor Actor (Shahab Hosseini) en el pasado Festival de Cannes y reciente ganadora del Oscar a Mejor película de habla no inglesa (el segundo de su director) , supone el nuevo trabajo del iraní Ashgar Fahardi, un trabajo enorme y complejo planteado desde la más pura ambición y confianza. Tras arrasar con la arrebatadoramente punzante “Nader y Simin, una separación” (2011) y cerrar su breve incursión en el cine francés con “El pasado” (2013) mediante uno de los más bellos últimos planos del cine reciente, el realizador vuelve a tratar temas inmensos y mínimos que se relacionan para potenciarse y explicarse unos a otros. La historia narra el complicado devenir de un joven matrimonio tras ser asaltada la mujer de este por un extraño poco antes de que llegue su marido del trabajo. Todo seguirá después con el devenir provocado por este trance con temas como la investigación, la venganza, el perdón o el olvido. El relato, es decir, lo que cuenta la historia por encima de sí misma, es en donde la ambición de artista megalómano de Fahardi se refleja. El cineasta iraní llena la película de personajes y subtextos capaces de tocar de manera leve, pero afilada, problemas inherentes a su país (entre otros tantos) como la censura y el incómodo contacto con la cultura occidental (el matrimonio protagoniza, no sin problemas, la representación de la obra de teatro de Arthur Miller, Muerte de un viajante, de 1949) así como el veneno machista que invade toda la sociedad. Por encima de los pequeños detalles enunciados por medio de los secundarios en torno a la vestimenta, el adulterio, la soltería o la belleza; en donde realmente Fahardi consigue adentrarse hasta las oscuras profundidades de sus personajes es en esa relación del matrimonio protagonista, aparentemente moderno, cosmopolita y bien avenido pero que, sin embargo, es incapaz de digerir por igual el asalto.

imagen de "El viajante"

El cineasta continúa con un planteamiento visual adherido a la corriente estética mayoritaria del cine de autor iraní, centrada en el uso de la cámara en mano pero de movimientos estables, con tomas largas y un tono de apariencia documental. Elementos realistas que han conformado ese neorrealismo postmoderno que tantas alegrías ha dado al cine iraní y mundial. Sin embargo, Fahardi, de nuevo ambicioso, plantea una estética mucho más poderosa y pesada que la mayoría de sus coetáneos. Sus planos largos (el plano secuencia que abre la película durante la evacuación de un edificio es una manera excepcional de adelantar mediante esta poderosa metáfora todo el relato de la película) no solo dotan a la acción de un sentido realista del tiempo sino que permiten a sus personajes desenvolverse con mayor dramatismo en secuencias inmensas ahondando en el conflicto dramático cada vez más. Así sucede en la última media hora de película, toda una secuencia dramática que versa desde el enfrentamiento con el enemigo hacia un profundo e inteligente debate interno con el que, finalmente, el realizador nos muestra el fondo del alma de sus personajes. La fotografía y la dirección artística se relacionan estrechamente para crear ese imaginario lleno de espacios derruidos, vacíos y despersonalizados en una película que empieza y acaba en un edificio en ruinas, tanto símil como hábitat de la sólida pareja que la película va a derrumbar arrastrando muchas cosas consigo.

…y conseguirlo

imagen de "El viajante"

En esencia, “El Viajante” contiene todos los elementos de un autor que no tiembla a la hora de hablar del individuo, de la pareja, de la amistad, del colectivo, de su país y del mundo en una misma película. La ambición, ya por sí sola, es admirable pero no sirve de nada si la ejecución no le acompaña. Lejos de dar respuestas concretas a preguntas que no la tienen, Fahardi siempre opta por el misterio y un heterodoxo tono de thriller para abordar sus dramas interiores. El resultado, lejos de ser complaciente, consigue aunar ese dispar cúmulo de elementos mediante la intriga y la confianza en el espectador. De esta forma, haciendo que las historias narradas y las preguntas enunciadas continúen con vida tras el paso a créditos finales, es como el ambicioso relato vive y funciona.

Frases destacadas de “El viajante”

  • Vecino: Tenemos que evacuar.
  • Rana: No se está mal aquí.
  • Emad: Parece que por fin tuvimos suerte.
  • Vecinas: No sabemos qué pasó, escuchamos gritos que venían de arriba.
  • Vecino: a casa de esa mujer venían muchos hombres.
  • Emad: Cómo crees que voy a poder dormir ahora en esa cama.
  • Rana: Quédate en la puerta cuando entro al baño.
  • Emad: ¿Es suya la furgoneta?
  • Rana: Si le dices algo a su familia hemos terminado.

Trailer de “El viajante”

Por Rafael S. Casademont

Graduado en Comunicación audiovisual. Estudiante de postgrado con camino doctoral, estudios en cine. Cortometrajista a veces, más cinéfilo que cineasta. Loco del cine checo, amante del cine japonés, de Charlie Chaplin y de todo lo que me haga disfrutar y sufrir en una sala de cine.

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