Una Isabelle Huppert magistral encarna un personaje fascinante en un filme con un guion aún más brillante
Paul Verhoeven deslumbró en Cannes al presentar la inteligentísima película “Elle”. En su primera incursión dentro del cine francés, contó con la presencia de la curtidísima actriz Isabelle Huppert para construir un personaje sorprendente pocas veces visto en la Historia del cine. Y es que uno de los mejores alicientes dell filme es por la personalidad de Michelle, una mujer madura que sufre una psicopatía coherentemente justificada por su traumática infancia.
La mala uva
La adaptación del director holandés de la novela original de Philippe Djian, a cargo del guionista profesional David Birke, se abre antojándose como un thriller al uso, destapando un hilo de misterio que impregna el relato desde su abrupto inicio. Y aunque desde sus primeras secuencias se puede intuir el humor negro que sustenta su misma esencia, no es hasta entrada algo más la cinta que se desvela una sucesión de afiladísimos diálogos donde se embiste sin compasión los cimientos de una familia desestructurada condenada a la incomprensión. Pero ahí no queda cosa, la mordaz mirada que ofrece el largometraje aborda sin miramientos las relaciones amorosas, sexuales, laborales o religiosas. Todo enfocado desde la más desoladora ausencia de empatía. El odio o el desprecio aparecen sin miramientos dentro de los planes de una mujer cuya insensibilidad le lleva a vivir con cierto pasotismo la violación sufrida en su primera secuencia. Encontramos a partir de entonces un seguido de metáforas visuales o dialogadas que evidencian la fuerte personalidad de quien se siente incapaz de esconder sus verdaderas intenciones, las pulsiones instintivas y su malestar crónico con su entorno más cercano. Un acercamiento cámara en mano que nos sumerge de lleno en la errática psicología de Michelle.
El cóctel
“Elle”, lejos de estancarse en el mero cine de género, pronto despliega un sinfín de matices que no tardan en despertar la curiosidad morbosa del espectador. Emulando al Hitchcock de “Vértigo” (1958), enseguida se apela al vouyerismo del público, expectante por asistir a un lugar perverso de la mente y del cuerpo donde el sexo y la violencia se amenizan a ritmo de mordaces latigazos de humor negro. Una vertiente cómica que si fuera eliminada nos dejaría un terreno cercano al del cine del austríaco Michael Haneke. No resulta del todo casual el hierático comportamiento del personaje interpretado también por Isabelle Huppert en “La pianista” (2001). Un filme donde la actriz demostró su valía en el compendio de condensar frialdad y sexualidad. Pero quizás “Elle” guarde más similitudes con “Caché” (2005) o “Funny Games” (1997), donde el acecho y el miedo al home invasion acaban por materializar un discurso sobre la decadencia de la sociedad occidental. Y a su vez, lejos del ámbito doméstico, encontramos numerosos carices dentro del mundo laboral donde se mueve Michelle. El conflicto de intereses, las pasiones corpóreas y la jerarquía de mando, así como el ciberacoso, nos recuerdan a las mostradas por Olivier Assayas en “Demonlover” (2002). Un filme donde la realidad virtual y la industria del entretenimiento buscan seducir a un público ofreciéndole la posibilidad de visualizar aberraciones sexuales inimaginables. Una perversión desatada en la materialización física de éstas. Ya sea de manera explícita en Assayas o flote en el aire de la sospecha en Verhoeven.
Frases destacadas de “Elle”
- Madre: “Siempre has tenido una visión muy insípida de la vida, Michelle”.
- Michelle: “¿No os dais cuenta de que traer un hijo al mundo no trae más que sufrimiento?”