El cineasta Tomasz Wasilewsk inspecciona la insatisfacción amorosa y sexual de cuatro mujeres en la Polonia abierta al capitalismo de 1990
«Estados Unidos del Amor» se abre con una cena familiar en Polonia donde se hacen incontables referencias a la caída del muro de Berlín y a la libre circulación por la antigua Alemania del Oeste. Será ésta una de las pocas secuencias colectivas antes de que la dirección de la cinta se centre en explorar de manera pormenorizada la historia interior e individual de las cuatro protagonistas del filme. Y es que a partir de un filtro blanquinoso que funde la crudeza y sequedad del frío entorno natural con la incomunicación emocional de la que hace gala la sociedad retratada en la cinta, Wasilewsk decide recrearse en la frustración constante del deseo amoroso imposible. En un primero momento nos chocamos de frente con la incomunicación marital en un ambiente donde el peso del catolicismo contrasta con las ansías sexuales de una esposa cofundida con sus propios deseos. La incapacidad del marido por conocer el origen de la infelicidad de su mujer no eclipa una historia narrada desde el silencio encerrado de su protagonista. En un periodo de abertura al consumo capitalista, el sexo impersonal y dañino y las cintas VHS pornográficas no bastarán para saciar la ignonimia interna de quien siente un deseo prohibido por la sociedad en la que se encuentra.
Y es que los reparos de la sociedad que comentamos son también quienes entorpecen el éxito de la siguiente mujer de la historia. La directora del colegio de la localidad experimenta un affaire truncado con el padre viudo de una de sus alumas adolescentes. El hombre escudado en las observaciones de los vecinos, los cuidados de su hija y el peso de su familia política, evadirá cualquier tipo de explicación a esta mujer insatisfecha. Serán estos los últimos elementos que la llevarán a comportarse de manera precipitada y obsesiva llevando a la historia a un límite efectista y previsible consecuencia de la exageración del carácter narrado.
Será la última de las tres narraciones la más acertada. Estrechando la relación de dos vecinas, una madura, una joven y hermana de una de las mujeres anteriores, el cineasta polaco vuelve a abarcar la frustración sexual en esta ocasión desde el lesbianismo. Convierte en palpable el cuerpo deseoso, a la vez que los ojos emocionales y dolidos de quien ama, pero también la decadencia física y el interés como mero objeto reproductivo y sexual de quien es deseada. Crea Wasilewsk un interesante contraste entre la desnudez de ambas, una dolida en el alma por el rechazo, otra ultrajada por el hombre perdida en su embriaguez. En sus compases finales, el carácter servicial de la rechazada cerrará ese dolor insportable tan bien llevado en la escena del baile del Danubio Azul, la mejor secuencia de un filme irregular que tan solo despunta en pequeños detalles como las de esta última historia.
Frases destacadas de «Estados Unidos del Amor»:
- «No sé si te ha poseído Dios o Satanás»
- «Como vuelvas a hacerlo te mato»
- «Deme una película que pueda gustarle a mi hija… Y también una para adultos».