Que alguien le diga al tipo que decidió poner esos pegotes de látex para envejecer o embrutecer a Sean Penn que con actores brillantes no hacen falta adornos patéticos. A veces sí hacen falta y se ponen, otras veces el actor los trae desde su casa, ¿eh Mickey Rouke? Pero aparte de este brochazo de maquillaje en la cara de Penn su villano, Mickey Cohen, un capo que en la realidad era bastante más feo, bajito y rechoncho que el actor, es un personaje digno de comic, videojuego (sale en L.A. Noire) y decente cine palomitero.
Lo que ofrece Ruben Fleischer, un director del que me esperaba más tras esa película llamada Bienvenidos a Zombieland que consiguió diferenciarse en aquella época atestada de productos zombies llenos de similitudes y tedio, es un entretenido homenaje de ritmo frenético al cine negro ambientado en los 40. Con un claro patrón eso sí, Los intocables es el espejo en el que no para de mirarse Gangster Squad.
O sea, que en esta película no hay trascendencia, complejidad, personajes bien escritos, historias descarnadas, ni tampoco la suciedad que se intuye en los bajos fondos. Pero por otro lado encontramos una acción rodada al estilo Sin City con esa fotografía granulada y esos colores intensos que enmarcan los labios, el pelo y el vestido (rojos) de Emma Stone y el fuego que sale del zippo que Ryan Gosling maneja casi tan bien como el palillo.
Josh Brolin interpreta a un sargento de la policía de Los Ángeles, ex soldado, futuro padre de familia y adicto al trabajo que forma una brigada especial anti gánster. La banda está compuesta por un Ryan Gosling pasado y chuleta, por un pistolero viejo, rudo y sentimental con la cara de ese T-1000 que persiguió a Arnold Schwarzenegger -me estoy refiriendo a Robert Patrick– y por tres personajes más: el del cuchillo, el que está ahí de chiripa y el inteligente, interpretado por un actor secundario que debería ser idolatrado, Giovanni Ribisi.
El sentido del humor es un pelín rancio pero es inevitable sumergirte en el neón y el glamour de esa ciudad que ha sobrevivido sin gánster desde que Mickey Cohen… bueno, no voy a contar el final. Las exageradas escenas de acción funcionan bien y las cámaras lentas potencian no solo la cuidada estética, también aumenta la sensación de poderío que tiene Gosling para mirar, moverse o vestirse.
El mayor problema es que con ese plantel de actores esto podría haber sido una de las películas del año y solo es un homenaje gracioso y bien hecho del cine de género. Con chispa pero sin pedigrí. Bastante menos exigente con el espectador que L.A. Confidential pero por otro lado bastante más divertida que Dick Tracy (por mucho que sea un clásico pulp).
Calificación: 6,5
Frases destacadas:
Sargento John O’Mara: “Ya no somos policías, somos soldados”.
Sargento Jerry Wooters: “Jugar a la patata caliente con una granada no es mi idea de diversión”.
Mickey Cohen: “¡Yo soy el progreso!”
Grace Faraday: “Vine a esta ciudad para triunfar”.
Bastante de acuerdo con tu opinión.
Una película que homenajea el cine de los años 40 desde un prisma cercano al videojuego con estética «300».
No es una mala película, el problema es que queramos ver en ella una nueva «L.A. Confidential» o «Los Intocables» (de la que, como dices, bebe argumentalmente sin cortarse), y eso es apuntar muy alto.
Un majo divertimento.