Owen Wilson y Pierce Brosnan son las caras más conocidas de un filme que destaca por su capacidad de no dar respiro al espectador.
Cuando lo único que importa es sobrevivir
Jack Dwyer (Owen Wilson) se acaba de mudar con su familia, compuesta por su esposa Annie (Lake Bell) y sus dos hijas Lucy (Sterling Jerins) y Beeze (Claire Geare), a un país del sudeste asiático por motivos de trabajo. De repente, de la noche a la mañana, lo que de primeras es un destino paradisíaco se convierte en pesadilla cuando se ven envueltos en un golpe de estado. A partir de ese momento lo único que importará es sobrevivir.
Los protagonistas se encuentran con un panorama en el que los rebeldes (un grupo sin identificación) encabezan un golpe de estado. El nivel de racismo y xenofobia es tan alto que estos últimos matan a la gente solo por ser extranjeros. Así pues, la película pasa rápidamente a un punto en el que lo único que importa es salvar la propia vida, a toda costa. Esto provoca que el nivel de tensión sea altísimo desde el primer momento y no dé un minuto de respiro al espectador.
Los rebeldes se manifiestan contra algo que consideran injusto, e intentan cambiarlo sin importar las consecuencias. Se rebelan contra los que consideran tiranos de la sociedad, porque creen que utilizan unos métodos erróneos. El problema es que no se dan cuenta de que se parecen a esa gente a la que critican, utilizando métodos más extremos todavía. Incluso llegan a ser sádicos, disfrutan con el dolor ajeno. Ni unos son tan buenos y los otros no son tan malos. El largometraje critica con acierto esa tesitura en todo momento.
Lo simple a veces es suficiente
Salvando las distancias, “Golpe de Estado” nos recuerda a “La buena mentira” (Philippe Falardeau, 2014) en lo referente a la lucha por sobrevivir y en la búsqueda de la esperanza personificada en otro país. Igualmente, tiene algunos momentos que recuerdan a la primera parte de “Venganza” (Taken) (Pierre Morel, 2008).
La historia en sí puede que resulte algo previsible y se puede echar en falta que no sea una propuesta algo más arriesgada, pero lo que se muestra está bien mostrado y con sentido, y es lo mínimo que se puede pedir. Igualmente, hay algún tirón de cámara pero no impide que se disfrute la experiencia plenamente.
Un reparto y un equipo de calidad
Owen Wilson sorprende al espectador con una interpretación brillante. Igualmente, Pierce Brosnan saca su experiencia a relucir en un papel realmente solvente, aunque algo peor que el de Wilson. Incluso el actor irlandés, que interpreta a Hammond, destaca por un momento que recuerda a su etapa de James Bond. Igualmente Lake Bell realiza un papel creíble que eleva el nivel de la película. También que destacar a las niñas quienes a pesar de su juventud realizan un trabajo bastante convincente.
También hay que destacar el buen trabajo realizado por los hermanos John Erick y Drew Dowdle, que desempeñan las funciones de director y guionista de la cinta. Los Dowdle ya han realizado thrillers con anterioridad como “Así en la tierra como en el infierno” (2014), demostrando la buena mano que tienen con el género.
“Golpe de Estado” destaca principalmente por dos cosas. La primera es el buen trabajo desempeñado especialmente por Wilson y Brosnan. Por esta razón los fans de estos actores la disfrutarán especialmente. La segunda, y más importante, es su enorme capacidad de mantener al espectador en vilo hasta el final. Estas son las dos principales virtudes de un thriller sobrecogedor que no dejará indiferente a nadie.
Frases destacadas de “Golpe de Estado”:
- Jack: “Están matando gente. Disparan a los extranjeros”
- Hombre: “Esto es una puta locura”
- Jack: “Si nos quedamos, nos matarán”
- Hammond: “Aquí no hay bien ni mal”
- Hammond: “Saca a tu familia cagando leches de aquí”
- Annie: “Diez pasos más”
- Lucy: “Papá. ¿Cuentas la historia del día que nací?”