En el día de ayer, se ha presentado en primicia la ópera prima del director alemán Diemo Kemmesies, «Silent Youth«, que podríamos traducir en español como juventud silenciosa. Título que resume a la perfección la trama de la película, dos jóvenes que se conocen y se enamoran, pero tienen el problema de ser un poco autistas.
La película no está plagada de largos diálogos existenciales, sino de largos silencios, algo muy peligroso. A todo el mundo le encanta esos diálogos ingeniosos densos y poéticos sacados del mejor libreto de Shakespeare, y una película fundamentada en el silencio hace que sea una apuesta muy arriesgada. El aplauso sonoro de la sala confirma que ha salido victorioso y no es para menos. Una historia corta, sin pretensiones narrativas junto con una actuación difícil pero soberbia y una fotografía limpia y clara, hace de los largos silencios un progreso en la relación. Sin saber como, acudimos a unan narrativa muda donde solo los gestos y las miradas lo dicen todo.
Los escasos diálogos son intranscendentes, meras historietas sin sentido recordando a escenas míticas de films de Tarantino que no hacen más que apoyar lo que dicen los silencios.
Una buena dirección para ser una ópera prima, aunque un poco de brío y fuerza añadiría más trama y tensión en algunas escenas repetitivas e innecesarias que quizá tomen al público un poco por tonto. Algo perdonable por algunas escenas magistrales y por el aprendizaje que le queda al director. Le auguro un gran futuro y espero que podamos disfrutar futuros trabajos suyos en este festival.
Una buena película que dudo tenga serias opciones a conseguir galardones, pero tampoco me molestaría que lo consiguiese.
PD: Quizá a alguien le pueda interesar o sorprender si decide visionar la película que se trata de una relación homosexual entre dos chicos aunque para nada es una película gay, como bien dice el autor: «es una película de autistas». Tiene razón, y por eso, creo innecesario su apunte dentro del cuerpo de la crítica.