Definitivamente, Star Wars deja de ser un acontecimiento y se queda en el mero entretenimiento, aunque sea del bueno.
Apenas 5 meses después del estreno del episodio VIII de Star Wars, “Star Wars: Los últimos Jedi” (Rian Johnson, 2017), cuya calidad sigue siendo más que cuestionable, Disney vuelve a la carga con el segundo spin-off de la saga: “Han Solo: Una historia de Star Wars”. La cinta viene lastrada por el culebrón que supuso el despido de los directores originales, Phil Lord y Chris Miller, artífices de las estupendas “Lluvia de albóndigas” (2009), “Infiltrados en clase” (2012) o “La LEGO película” (2014). Una historia que ha dado más que hablar que la propia película en sí. Según el informe oficial, los realizadores estaban dando un toque demasiado cómico al film. Un tono que no casaba con la idea que Kathleen Kennedy, la mandamás de Lucasfilm. La idea original de Kennedy para esta nueva era de la saga era, sobre el papel, contratar directores jóvenes con alto potencial para que dieran un punto de vista más personal sobre el universo de Star Wars. Extraoficialmente, todo indica a que contratar directores noveles sería más barato y acatarían mejor las órdenes, pero parece que el tiro le salió por la culata. Por ello, a 3 semanas de finalizar el rodaje, Lord y Miller “dimitieron” y Ron Howard, veterano director cuyo cine es tan clásico como efectivo, se encargó de acabar la cinta y rehacer el 70% del metraje ya rodado. Nunca sabremos como hubiese sido el Han Solo de Lord y Miller, pero a vista del resultado, la decisión de Lucasfilm ha permitido salvar un barco que parecía destinado al hundimiento. Sin embargo, y como ocurre en prácticamente toda la filmografía de Howard, “Han Solo: Una historia de Star Wars” está bien hecha, entretiene, es afable con el espectador, pero no va a perdurar mucho en nuestra retina ni nos inyecta ese subidón que todo fan de la saga galáctica espera (lo reconozca o no).
Lawrence Kasdan, guionista de “El imperio contraataca” (Irvin Kershner, 1980) y “El retorno del Jedi” (Richard Marquand, 1983), escribe un guion a cuatro manos junto a su hijo Jon que narra como un joven Han Solo (Alden Ehrenreich) logra huir de su Corellia natal alistándose en las tropas del imperio y cómo se convierte en un ladrón para conseguir el dinero suficiente con el fin de rescatar a su amada Qi’ra (Emilia Clarke). Una pequeña historia de aventuras trepidante pero que carece de importancia porque solo es el hilo que une, muy orgánicamente, todas aquellas preguntas sin respuesta que teníamos los fieles seguidores sobre el personaje de Han Solo: ¿Cuál es el origen de su apellido? ¿Cómo conoció a Chewbacca?¿De quién obtuvo su bláster? ¿ Dónde conoció a Lando Calrissian (Donald Glover)? ¿Cómo consiguió hacerse con el Halcón Milenario y cuales fueron sus modificaciones hasta acabar en el estado deteriorado que todos conocemos? ¿Cómo hizo el Corredor de Kessel en menos de 12 parsecs? En definitiva, “Han Solo: Una historia de Star Wars” se convierte así en un producto fan service más preocupado en complacer al público más acérrimo que en hacer una buena cinta con un guion sólido que cuente una historia relevante o, al menos, interesante.
Aventura sin épica
A pesar de ocurrir en varios planetas y toda una secuencia en el espacio, el largometraje es de todo menos la space opera que Star Wars es. Y no lo digo como un atributo negativo necesariamente. Sino como un factor diferenciador que puede gustar o no dependiendo de las expectativas que cada uno tenga como espectador. La cinta de Howard se acerca más al cine de aventuras del estilo “Indiana Jones: En busca del arca perdida” (Steven Spielberg, 1981) con una relación entre los personajes y algunas decisiones de cámara características del western y estilísticamente más parecida a “Mad Max: Furia en la carretera” (George Miller, 2015) que a la propia saga a la que pertenece. De esta forma, vemos nuevamente plasmada la idea inicial de Lucasfilm de desmarcar un poco los spin-off de la saga canónica. Donde “Rogue One” (Gareth Edwards, 2016) viraba al género bélico, esta lo hace hacia el cine western con el mismo acierto que su predecesora. Sin embargo, la necesidad de encorsetarse en la línea marcada, impide que la película de Howard luzca tan épica como cualquier otra de las cintas de la saga. Incluso en “El imperio contraataca”, que se centra más en el desarrollo de los personajes, tenemos una batalla inicial en Hoth. O en “Los últimos Jedi”, que pretende a priori lo mismo, tenemos la batalla espacial con los bombarderos o al final con los AT-M6 en Crait. Un sacrificio que, personalmente no termina de agradarme, sobretodo al no verse compensado por una profundización y/o evolución de los personajes. De hecho, la muy plana evolución de Han Solo es el mismo camino del egoísmo al altruismo que ya le habíamos visto en “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977).
Y esta idea me lleva, inevitablemente, a la evaluación de Alden Ehrenreich como sucesor de Harrison Ford en el papel de Han Solo. ¿Ha sido acertada la elección de casting? Ni sí ni no. Ehrenreich sabe imitar muy bien los gestos del icónico personaje pero, por alguna razón que se me escapa, en ningún momento creo estar viendo a Han Solo. Sin embargo, tampoco es algo que moleste. Se trata con tanto mimo y respeto al personaje tanto desde la actuación de Ehrenreich como desde la dirección y el guion, y está tan integrado en el guion, que la sensación de ver a dos personajes distintos se solapa con la idea metafísica que yo, como espectador, tengo de él. Lo que sin duda es un gran acierto son los secundarios. Donald Glover nos regala a un Lando mucho más carismático que el de Billy Dee Williams. Glover roba inevitablemente el protagonismo de Ehrenreich en las escenas que comparten, si bien siempre desde el conocimiento de su posición de secundario. No me extraña que ya se haya anunciado un spin-off con Calrissian como protagonista, y tanto el personaje como el joven actor que lo interpreta, lo merecen. Emilia Clarke está estupenda en el papel de Qi’ra en un equilibrio perfecto entre femme fatale y damisela en apuros, demostrando que es capaz de insuflar algo de fuego a sus personajes a diferencia de la impávida Daenerys que interpreta en “Juego de tronos” (David Benioff y D.B. Weiss, 2011-presente). Paul Bettany cumple como villano del film. Y Woody Harrelson está sublime haciendo de sí mismo una vez más.
La dirección de Ron Howard es impecable. Sobre todo teniendo en cuenta el berenjenal con el que se encontraría: el rodaje y montaje extra a contrarreloj que ha tenido que sufrir. Howard es un artesano del cine, como también lo era Goerge Lucas. De ahí que quizá “Han Solo: Una historia de Star Wars” sea la que, formalmente, recuerde más a la trilogía original. Una sensación que sorprende más todavía al ser la película de la era Disney que menos elementos estéticos tiene en común con lo que ya conocíamos en la saga. El trabajo de Howard, junto a la magnífica fotografía de Bradford Young que clava las quizás demasiadas escenas de noche, y a la banda sonora de John Powell que se mimetiza con el legado de John Williams (en lugar del remix, maravilloso por otro lado, que hizo Giachinno en “Rogue One”) son quizá los puntos más fuertes de una cinta que, a pesar de sus aciertos técnicos, flaquea en lo más importante, el alma. Aunque sea el filme que más recuerda a la trilogía original, la sensación de producto al agrado del consumidor es demasiado potente e inhibe cualquier sentimiento intenso de conexión que fue y es, al fin y al cabo, la grandeza de la trilogía original de Star Wars.
¿Seguimos para bingo?
Cuando parece que “Han Solo: Una historia de Star Wars” ha llegado a su fin y solo queda alguna escena anticlimática para cerrar el film, llega el momento más WTF de la película. Un punto de inflexión que, lejos de cerrar este spin-off, deja abierta la puerta a una continuación (impensable con “Rogue One” debido a la inmediata unión con el episodio IV) que se prevee mucho más interesante que la cinta que nos atañe. Por otro lado, surge la duda de, quitando la premisa tan jugosa que nos propone, qué más nos puede ofrecer Han Solo como personaje si todas las incógnitas que nos quedaron con los episodios IV, V y VI. Pensándolo bien, quizá sea esa la mejor forma de liberarse de las cadenas que le lastran en esta película y tenga la libertad y valentía de adentrarse en mundos nuevos.
En definitiva, Ron Howard ha salvado los muebles. Lo que se presagiaba como un gran descalabro se erige como una muy digna película. Quizá el personaje que interpretó Harrison Ford merecía algo mejor pero, tras la gran decepción que supuso el episodio VIII, “Han Solo: Una historia de Star Wars” logra insuflar algo de esperanza con una sencilla cinta de aventuras al estilo clásico que entretiene de principio a fin.
Frases destacadas:
- Han: “Voy a ser piloto. El mejor de la galaxia.”
- Lando: “Todo lo que hayas oído de mi es cierto.”
- L3-37: “Que feliz estoy de que hayamos cogido este trabajo.”
- Han: “Tengo un buen presentimiento.”