Mar. Mar 19th, 2024
El nuevo trabajo del realizador Michael Haneke

Suerte de secuela de «Amour» que aglutina las constantes de la filmografía de Michael Haneke sin llegar a perturbar en ningún momento al espectador

La mala recepción (más que mala, quizás lo que reinó en aquella edición fue una sensación de indiferencia) que arrastró el estreno de «Happy End» en Cannes 2017; así como el retraso de su estreno (recordemos que la cinta estaba comprada desde mayo de aquel año) hasta verano de 2018, suponían un mal presagio ante una cinta de nada más y nada menos que un ganador de dos palmas de oro. Un hecho que ha animado a abrir interesantes debates como la posible decadencia del cada vez más demonizado «cine de la crueldad». Aunque si bien es cierto que los gustos y las tendencias de los programadores de festivales así como de los críticos están adscritos a sufrir diferentes cambios, este desinterés por «Happy End» no parece inclinarse por esta vertiente (solo hace falta ver como siguen gustando películas de cineastas tan polémicos como Yorgos Lanthimos, Lars Von Trier o Gaspar Noé entre otros). La raíz de esta circunstancia radica en la cinta en sí, y en última instancia, en lo que parece una autocomplacencia del propio Haneke que, o bien se niega a salir de su zona de confort reitrándose en lo ya mostrado durante décadas en su filmografía, o demuestra una falta alarmante de ideas a la hora de seguir innovando y aumentando su leyenda como maestro cinematográfico de nuestro tiempo.

«Happy End» desde luego no es ningún caso una mala película, de hecho, a juzgar por el bajísimo nivel de la sección oficial de Cannes del pasado año (por suerte la de 2018 ha sido otra historia), sería incluso una de las más destacables. El problema nace del aurea que rodea al artífice de la misma y de la que es imposible abstraerse. Y lo es porque la cinta no es más que un compendio de su visión del mundo moderno hasta ahora. Una radiografía de la burguesía europea que llevamos experimentando a lo largo de su trayectoria.

La cinta nace, o más bien se transforma hacia mediados de su metraje, en una especie de secuela de «Amour» (2012), donde Jean-Lois Tringtinant vive con la culpa de su pasado en una lujosa casa con el resto de su familia, donde repite Isabelle Huppert en el papel de hija. Abriéndose y cerrándose con el uso por parte de la juventud de las nuevas tecnologías a la hora de capturar, con nihilismo y decadencia, la captura de la imagen de la crueldad, Haneke nos retrotrae inmediatamente a lo abarcado en la perversa «El vídeo de Benny» (1992). Es de agradecer, y quizás lo más más destacable de «Happy End», el hecho de mostrar las redes sociales no como un hervidero de la maldad humana, sino más bien a modo de herramiento que refleja, como un black mirror, como la maldad y perversión inherente en el ser humano se materiliza y desarrolla de todas las maneras posibles.

Entre medias, una familia desestructurada, sumida en sus propias miserias y su imposibilidad para entenderse con el mundo. Personajes perfilados para señalar los acertados males de la sociedad moderna que arrastra la obra de Haneke. La inmigración joven que sufre por llegar al país y despierta el recelo de las clases adineradas, el capitalismo salvaje y las expectativas que se esperan de un juventud incapaz de dirigirlo y la disfuncionalidad sexual que nace del adulterio. Una generación la de mediana edad que no consigue sino unir en un único objetivo al patriarca de la familia y a la más pequeña de ésta en una espiral de muerte y destrucción moral. Una visión terrorífica que no obstante parece haberse traspasado al medio cinematográfico con el piloto automático, sin llegar a incomodar con ahínco al gran público, convirtiendo el filme en una leve denuncia de fácil digestión sin ser capaz  de dejar el poso en la memoria de quien realmente consigue con su arte agitar conciencias.

Frases destacadas de «Happy End»:

«¿Cuando dejes a Anäis, no me dejarás en un centro?»

Tráiler de «Happy End»:

 

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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