Soy de esos que ignoraron la trilogía de Millennium, tanto en su formato de papel como en su posterior adaptación cinematográfica. Una falta de curiosidad que sanó con la versión del siempre eficiente y en ocasiones genial David Fincher. No deja de ser un thriller corriente, pero un thriller bien dotado, con personajes crudos, casi vivos y sobretodo repleto de esa gélida atmósfera que lo inunda todo, desde los giros argumentales hasta la frialdad con la que se mueven los personajes en esa Suecia sucia y violenta.
Headhunters llega desde Noruega y como el filme interpretado por Noomi Rapace que en su momento dirigió Niels Arden Oplev, también este está basado en una novela de éxito, mucho menos internacional que Millennium, claro, pero ambos pueden presumir de ser thrillers muy bien acabados. Las dos películas están repletas de paisajes fríos, de sentimentalismos esquivos y de exagerada violencia pero ambas tienen importantes diferencias. Mientras Millennium es el retrato de dos almas erráticas y opuestas que necesitan combinar (no sin cierto hambre sexual de por medio) para erradicar el mal de un fulano peligroso y loco, Headhunters es casi una comedia negra sobre un pobre diablo, de refinada inteligencia pero con un complejo atroz, que se ve inmerso en un conflicto que le supera, como también le supera la belleza sublime e infinita de esa rubia que le saca unos cuantos centímetros. Cualquiera viviría con miedo a perder esa belleza caucásica a la que uno no termina de acostumbrarse. Robar obras de arte puede ser la solución, y es ahí donde comienza este irregular pero interesante thriller.
Una voz en off nos acerca a este noruego de 1,68 metros de altura que roba obras de arte para mantener a su mujer, a la que ama desesperadamente a pesar de los continuos escarceos de él. Askel Hennie da vida con una gracia infinita a este cazador de talentos. La divertida farsa que alimenta los primeros minutos de metraje se retuerce en un argumento complejo y laberíntico donde comienzan a desaparecer las máscaras. El duelo entre Hennie y Nikolaj Coster-Waldau (aka Jaime Lannister) se diluye antes de lo esperado, pero el odio entre ambos personajes mantiene con fuerza el tenso argumento.
La producción no es inmaculada, algunos agujeros dejan entrever la artesanía con la que se han facturado ciertos momentos de la acción, sin embargo esto sólo es un motivo más para valorar el buen hacer de estos tipos que vienen del frío y que consiguen que, al menos durante una hora y media, te pegues al asiento, y no por el calor.
El problema es que ese protagonista que sostiene toda la película y que se alimenta de un carisma ausente en el atractivo villano tiene demasiada suerte. Hay que dejarse llevar para disfrutar de esta historia sin llenarse de prejuicios. La sangre, de un rojo oscuro casi negro, es el acompañante insustituible de este presunto ladrón de cuadros que tiene demasiadas vidas pero que con un par de maravillosos giros finales casi logra convencernos de que 1,68 metros es suficiente.
Calificación: 7
Frases destacadas:
Roger Brown: Nunca te presentes a ti mismo.
Clas Grev: En ninguna película sale algo así.
Diana Brown: ¿Quién te crees que soy?
Roger Brown: Solo hay dos formas de dejar este trabajo: dar el golpe de tu vida o que te pillen.
Realmente es un buen film. Trepidante, emocionante, tal vez ahi cosas que se podrian mejorar, pero sin ser excelente la película es buena.