Shalman Rushdie, ese icónico triunfador indiscutible de los premios Booker, perseguido durante muchos años por los gobiernos islámicos y también autor más conocido que leído es el narrador que encarna el yo futuro del personaje que nace en el mismo instante en que se proclama la independencia de la India y Pakistán. Esa es la medianoche del título (también el del bestseller) y sus hijos los que dieron a nacer unos pocos minutos antes o después de la misma, circunstancia por la que cada uno resultará agraciado con un don especial que no tiene nada que envidiar a los poderes de un X-Men cualquiera.
Esta crónica del fracaso pintada en clave de realismo mágico a través de cuatro generaciones que parece el combinado de Cien años de soledad y La mejor Juventud con pizcas de esencias indias se sintoniza en una realidad de convulsiones sociales constantes, igual que le ocurrirá al protagonista, el narigudo Saleem (Satya Bhabha, más popular por su papel de exnovio pirata en Scott Pilgrim vs. the World) quien encuentra en su napia británica el símbolo del postcolonialismo, la confusión en cuanto a lo legítimo, y sobre todo, las cuestiones del sistema de castas de esta India que recién se ha independizado para encontrarse, nuevamente, problemas de soberanía.
Hijos de la medianoche es una épica generosa en delizadezas y confusiones, de quicio huérfano y fantasmagorias de sentido por una Deepa Mehta que hace un intento de exportación de las claves audiovisuales orientales a nuestras pantallas (el guiño bollywoodiense, los costantes y frívolos coqueteos estéticos) sin lograr una armonía en la obra. Un resultado parecido tal vez, al de Caótica Ana, cerrado en apariencia pero derivativo en el espíritu, recordándonos que la lógica no es la única forma de abordar la estructura argumental, haciendo notar de paso que también es cierto que, por costumbre, lo absurdo se nos puede hacer abrumador, y hasta insoportable. Sea como fuere, es de seguro un caprichoso picoteo de turismo cultural para audiencias selectas cuya huella se habrá disuelto antes de la mañana siguiente.