Mar. Mar 19th, 2024

Esta sesión doble se la queremos dedicar con todo nuestro cariño y amor a Francisco Orantes, que está pasando por el momento más delicado de su vida, y que esperamos le de mucha fuerza y ánimo.

Por estas marcadas fechas con el inicio del año escolar siempre nos llega el nuevo trabajo de uno de los grandes realizadores de nuestro país, en años anteriores Amenabar estrenó “Ágora” o Almodóvar “La piel que habito”, todos aprovechan este gran momento. La figura de Sherlock Holmes y el doctor Watson están más de moda que nunca gracias al realizador británico Guy Ritchie o a la modernización de los personajes creados por Arthur Conan Doyle que han supuesto las dos temporadas de la serie de la BBC titulada “Sherlock”. A todo ello debemos sumar que ha sido un verano convulso en las redes sociales debido al trailer de “Holmes y Watson, Madrid Days”, una revisión de estos míticos héroes a cargo de uno de nuestros más afamados realizadores José Luís Garci. Por ese motivo en la redacción de Videodromo que somos profundos amantes del cine bizarro, no hemos dejado escapar la ocasión y por todos estos sobrados motivos ha sido elegido el filme para inaugurar nuestra famosa sección “Sesión doble” de este curso. El personaje elegido ha sido Rafael Medina, más conocido en twitter y en la blogosfera con el sobrenombre de Copépodo y que dirige el blog “Diario de un Copépodo”.

Sinopsis:
La película sitúa a Sherlock Holmes y a su fiel colaborador, el doctor Watson, en el Madrid de Galdós, al que acuden atraídos por unos crímenes que podrían haber sido cometidos, por su modus operandi, por Jack el Destripador.

Argumento:
Copépodo: Sin duda estamos ante una obra que cualquier admirador del bizarrismo cinematográfico debería tener en su mesilla de noche como por ejemplo “Mentiras y Gordas” o “En un lugar de la Manga”. Es, y os lo digo de verdad de la güeña, una película insólita y atrevida que no deberíais perderos. Las apariencias engañan, amigos, y esta película en realidad, no tiene argumento. El supuesto caso de asesinatos cometidos en Madrid que se menciona en la sinopsis no es sino una excusa como otra cualquiera (un Madrid-Barça o el nuevo musical de Nacho Cano habría servido igual para este propósito) para ver a Holmes y a Watson en situaciones que a Garci le molaría haber leído en las novelas de Conan Doyle. Yo me imagino a Garci, ahí todo rallado pensando “jo, anda que no molaría ver a Holmes comerse un cocido madrileño ¿que no?”… y así, a lo tonto a lo tonto, fructificó la idea. Claro que una cosa es tener la idea y otra justificarla. ¿Qué se le ha perdido a Holmes en Madrid? Bah, “¿qué más da?” (le dijo a Garci su conciencia), “tú pon una cabaretera jamona para hacer bueno el dicho de la bondad de la tracción mamaria por encima de la carreteril, y listo”. Y al más puro estilo “Prometheus”, Watson le sigue sin cuestionarse su destino, dejando atrás a su (segunda) mujer por una vaga promesa de asesinatos y toros. Y total, ¿qué más da? Si lo importante es que Holmes se coma un cocido. La película es, por lo tanto, una galería de situaciones quiméricas en las que vemos nada menos que a Sherlock Holmes y al Dr. Watson empaparse, bucear y revolcarse en la más genuina de las caspas carpetovetónicas. Una delicia para los sentidos. Que si Holmes mirando así en plan seriote unos grabados de Goya para documentarse sobre España, que si piden unas lenguas de gato de postre, que si mira qué bonito el Retiro, que si Galdós por aquí y Albéniz por allá,… en fin, un festival. Muchas de estas escenas básicamente no vienen a cuento y no tienen nada que ver con la pseuotrama de misterio. Además, la mayoría de estas escenas costumbristas acaban con un toquecito cómico, pero sin pasarse. Es el humor este que yo considero “de derechas”, ese en el que te tienes que reír lentamente y con gravedad para que no se te caiga el monóculo. (Así: “He-he-he-he”). El Doctor Watson no sabe pronunciar bien “charcutero”, y todos se ríen. Watson no pronuncia bien “Valcárcel” y todos se ríen. Claro, tú como espectador te ríes también (cuidado con el monóculo) ante lo esperpéntico de la situación de ver a esa pareja de celebérrimos onvres victorianos, por todos conocidos, hablando de charcuteros… pues sí, te descojonas, qué le vamos a hacer. Para entendernos, es un efecto similar al que produce ver el especial de Navidad de Star Wars o el de He-man y She-ra (documento que si no conocéis ya deberíais estar degustando): una mezcla explosiva de circunstancias que nadie (excepto los Ferrán Adriá del mundo audiovisual) deberían experimentar: He-man y la mitología judeocristiana vs. Sherlock Holmes y el cocido madrileño. Me quito el cráneo. En fin, que no esperéis encontrarle un sentido al argumento. Ved esta obra como una sucesión de “Cuadros de la naturaleza” humboldtianos, pero en plan caspa ibérica, defensa de los toros, de las letras hispánicas, de las bondades de su gastronomía y la hospitalidad y el amoogrgrgr de sus gentes. Una pancarta de promoción turística en la que vemos a Holmes y Watson de Erasmus por Madrid pasándoselo muy bien y trabajando poco, la verdad.

Alfredo: José Luis Garci en compañía de sus amigos y colaboradores habituales como Eduardo Torres-Dulce (actual Fiscal General del Estado), Andrea Tenuta y María San Román Riveiro han creado este guión que dejará tirado en la butaca a más de uno. En primer lugar porque los que esperen aventuras que vayan aparcando sus expectativas, sobre todo porque lo que nos narra este libreto es el viaje de dos amigos que empieza en Londres, pasa por París y finaliza en Madrid. Allí les veremos ir de cabarets, restaurantes, comer cocido, vamos lo que haría cualquier turista. Además, se supone que tras cada aventura de estas míticas figuras de la investigación hay un objetivo: descubrir al asesino. Para Garci y sus colaboradores eso es lo de menos, ellos quieren mostrarnos la vida pasar, por ese motivo el primer trailer que se hizo me parece profundamente honesto con lo que nos depara la cinta, y considero un soberano engaño el definitivo estrenado hace unas semanas, porque el filme carece de la menor brizna de acción. El objetivo real es describirnos una época en la que entrabas en un café o en una fiesta y podías hablar con Benito Pérez Galdós o estar con Isaac Albéniz. Encima en un error de bulto nuestros cuatro abnegados guionistas deciden poner a rimar a todos los personajes, con lo que los diálogos carecen de la menor naturalidad, y hace que los actores suenen ciertamente repelentes, como el caso de la  cabaretera, porque alguien se puede imaginar a una cabaretera hablando en rima, cuando menos es chocante. Pero hay más, porque parece que a cada guionista ha creado una trama que le motivaba especialmente de tal manera que no ha habido una cabeza pensante que las tejiera con coherencia por lo que el resultado es un atropello de subtramas que algunas quedan sin resolver, con lo que estos cuatro figuras de las letras parecen haber aprendido muy bien la lección del gran Damon Lindelof: “lo importante es la caja no lo que contiene porque da igual mientras te entretenga”. Y aquí volvemos a otro problema, entretener pues como que no entretiene mucho ver personas constantemente fumando o poniéndose y quitándose abrigos. En cuanto a las posibles lecturas políticas del último trabajo de Garci pues como que no entraré a su análisis, pero amigos, este director se merece que alguien haga un DEA sobre su filmografía y la deriva de este empleado de banca metido a cineasta. Puede que algún día me llene de fuerzas y os escriba un monográfico. Parafraseando a los personajes creo que el boceto de este guión era inmensamente mejor porque estaba dotado de mayor libertad, a medida que se fue construyendo fueron perdiendo el norte con las aportaciones de los cuatro “escritores”.

Personaje:
Copépodo: Gary Piquer no me acaba de convencer como Holmes, la verdad. No como el Holmes que yo leí en mis años mozos. (Un par de novelas, no voy a ir ahora de cultureta). Es más bien una versión ya un poco chocheante del sabueso de Baker Street. Quizá esta fuese la intención todo el rato, porque se supone que la detectivesca pareja está ya al borde de la jubilación, pero aún así, se hace raro. No demuestra una especial capacidad deductiva, ni se nos explica cuál ha sido el hilo de pensamiento que le ha llevado a alguna sorprendente afirmación. Todo está un poco como sacado de la manga. En lugar de ello, se nos regala con algunos momentos de “iluminación” bastante risibles: Holmes anticipando a Freud, Holmes teniendo sueños premonitorios, Holmes, visionario, inventa al perro-policía… De vez en cuando suelta frases así que parecen un poco “witty” y todos se quedan pensativos, como si hubiese dicho algo muy profundo (verbigracia: la frase sobre EL MAL del tráiler que ya deberíais haber visto) y poco más. Watson (José Luís García Pérez) tampoco me convence mucho. Lo pintan como bastante mujeriego, y levanta así mucho las cejas, como con sorpresa cuando Holmes dice algo. Se tira haciéndolo toda la película. Se supone que es el que tiene un español más regulero, pero por los detalles que comentaba antes, por no decir “charcutero”. En realidad es una maravilla lo bien que se entienden todos. Hay varias mujeres con papeles majos. Curiosamente todas son cabareteras o lo parecen, y de hecho contribuyen a que la película en su conjunto tenga un añejo regusto a Varon-Dandy. De nuevo, no me han parecido muy naturales. Todas ellas son capaces de lanzar profundísimos monólogos sobre la vida y el amor como si tal cosa que te dejarían muerto si te los dijeran en realidad, ahí, improvisando. Si tengo que quedarme con un personaje quizá sea el comisario Valcárcel (Enrique Villén), que es posiblemente el más creíble por estar en su papel de poner un poco de hispanidad en conversaciones que de otra forma se acabarían volviendo demasiado etéreas.

Alfredo: Voy a destacar a dos personajes menores, porque creo que son los más salvables. En primer lugar la señora Hudson que no aparece nunca en pantalla y que personalmente me recordó a la madre de Wolowitz en la gran serie cómica “Big Bang Theory”, hablando siempre desde las bambalinas, y otorgando varios momentos muy cómicos a la función. El segundo personaje que me ha gustado como está construido es el de Mary Watson, segunda esposa del famoso doctor y perfectamente interpretada por Leticia Dolera, que da vida a una mujer avanzada a su tiempo y  que sabe como manejar al díscolo de su marido que es muy generoso con su miembro viril en cuanto sale de viaje y conoce exóticas mujeres como Elena. Leticia interpreta de manera grácil y dota de mil sutiles detalles a su escaso personaje, y lucha contra viento y marea por recitar los imposibles diálogos y sobre todo que en ningún momento caigan en el ridículo.

Secuencia:
Copépodo: En mi opinión es una película que está bien hecha, leche, que todo hay que decirlo. Una vez que hemos reconocido que el argumento es lo de menos, sólo nos queda disfrutar de las secuencias del Madrid decimonónico. Me gusta el siglo XIX, así que en ese sentido la película es agradable. Todo el mundo estiradísimo, muy educado, hablándose en plan educadito y bien… ¡Hasta las cabareteras parecen haber estudiado en un colegio para niños superdotados! Eso sí, en este Madrid idílico, las calles están impolutas, todo está muy bonito puesto y no hay más que recepciones diplomáticas, bailes, comilonas y saraos de alto copete en el cabaret de turno. Me ha decepcionado la esperada secuencia en la que interviene nuestro rutilante ministro de Justicia y exalcalde de la Villa y Corte, Gallardón in person haciendo de Isaac Albéniz (antepasado suyo). Es otra de esas secuencias que en el fondo no pintan nada pero que molaba poner, que se vea que para el pispás en el que Madrid iba a albergar a tan ilustres visitantes, pues de paso que conozcan a toda la gente importante del momento. Gallar tiene incluso unas frases que se aprendió de memoria y todo, como si fuese actor de verdad. ¡Qué talla política! Si tengo que elegir me quedo con las desternillantes escenas del tren. En la primera de ellas tiene lugar un diálogo como salida de otra dimensión acerca de la españolidad, los toros y la barbarie, culminada por la irrupción de un revisor que canta ópera. Si a esto le añadimos esa gloriosa pregunta de Watson (“¿Qué sabe de España, Holmes? ¡Y no hace falta que se remonte a la pobre Catalina de Aragón!”), creo que estamos en posición de afirmar que se trata de una de las secuencias más estupefacientes de la historia del cine patrio.

Alfredo: No puedo salvar ni una secuencia. Garci es tan purista que para él es inconcebible mover la cámara o hacer un zoom, que hacerlos los hace, pero se pueden contar con los dedos de la mano derecha. El tema es que no ha encontrado el tono y ha conseguido que me parezca una desternillante comedia en lugar de un thriller o un drama de época. Tengo dos secuencias que encajan a la perfección en lo que quiero ilustrar, una es la secuencia del número de magia de la tetera que sirve toda una amalgama de bebidas frías o calientes, da igual. Pero la que si destacaré por meritos propios es la declaración de Berna (Macarena Gómez) ante los dos famosos investigadores ingleses, su novio el periodista Josito Alcántara interpretado por Víctor Clavijo y el policía nacional Enrique Valcárcel que posee el famoso rostro del eterno secundario Enrique Villén. Es una secuencia mortalmente divertida. Os lo prometo, a mi se me saltaron las lágrimas.

El plano:
Copépodo: Sherlock Holmes disfrutando de un tradicional baño árabe (?) junto con el Emilio Botín de la época en paños menores interpretado por uno de los grandes de la escena española Manuel Tejada. ¿Hace falta decir más?

Alfredo: Voy a rescatar un plano que podía haber dicho mucho y no dice nada en la trama, porque a los guionistas les da igual a dónde vaya la trama, me refiero al plano David Fincher en el que se supone que Sherlock Holmes en el baño turco desentraña la supuesta trama poniendo todos los elementos en un espejo empañado. Es tan carente de sentido como superflua, sobre todo porque no hay ningún interés para el espectador por saber que mueve o quién es o son los Jacks destripadores.

Lo peor:
Copépodo: NO es una película de Sherlock Holmes, sino un divertimento sobre la “cosmovisión de España” (¿Hispanovisión?) que tiene Garci. Y eso es duro. Muy duro.

Alfredo: Todo el metraje en general, los actores están mal dirigidos, desde el pobre Gary Piquer que parece un barco a la deriva, eso sí con un inglés perfecto, a un José Luis García Pérez que me conmovió en “Cachorro” y que en este caso tiene momentos mortalmente divertidos. Así que todos los que venerábamos obras de Garci como “El crack” o “Las verdes praderas” o sus ingeniosos guiones como “La cabina” o “La Gioconda está triste” que se olviden. Mejor no hablemos de las referencias literarias metidas a capón en plan Lindelof como la alusiva a “Washinton Square” de Henry James, “Las rimas” de Bécquer o “Fortunata” de Galdós. Eso por no hablar de esos tintes de necrofilia en el tanatorio con el forense, metidos con calzador y sobran sin duda alguna, o la bipolaridad psicológica de Holmes que tan pronto parece un machista redomado como un abanderado del feminismo, ¡que se psicoanalice ya!  Él o los guionistas, pero que dejen de marear al público. Todo ello nos hace pensar que este realizador vive en otro mundo y ha conseguido hacer un cortometraje de dos horas y veinte minutos, me explico porque mucha gente que ha participado en esta producción has sido sin cobrar y bajando su caché. Y me reafirmo en mi idea porque esta historia la puedes contar en quince minutos y de una manera más ágil y sin atropellar las tramas. Encima todos los asesinatos están rodados fuera de campo, con lo que se evita gran parte de la labor como director y abarata costes, vamos que le da igual mostrarlos que no, porque a fin de cuentas es un anuncio de cómo era España a finales del siglo XIX.

Lo mejor:
Copépodo: Es una película ambientada en el siglo XIX, llena de barbas, patillas, chalecos, abrigos, cabareteras, copas de coñac y humor de derechas. ¿Qué más se puede pedir?

Alfredo: Lo mejor sin duda alguna los esfuerzos de producción. He de romper una lanza por ese enorme equipo que se ha roto el cerebro porque esto no cayera en el mayor de los ridículos. Destacar la enorme labor de Nieves Monterde y que ha conseguido que esta obra teatral digna del “Estudio 1” más rancio, porque no nos engañemos, esto se ha rodado en los baños de Medina Mayrit de Madrid y en los estudios de Telemadrid, y con esos pocos elementos consigue que tenga el empaque de un gran filme, porque el director es astuto y ha conseguido que luzcan los elementos decorativos de finales del siglo XIX, como por ejemplo esa preciosa lámpara de aceite, la multitud de espejos o la gran rentabilización de la estación de Delicias de Madrid como localización externa. Como conclusión creo que esta película funciona mejor como comedia, es más creo que debería haber enfocado el proyecto como una versión moderna de “Un cadáver a los postres” para que todos la pudiéramos disfrutar con los colegas y unos porritos, como si se tratara de la última entrega de “American Pie”, más que como drama, película de suspense, aventuras policíacas o simple filme romántico, porque no es nada de todo eso.

Frases destacadas:
Irene Adler: “Puedo perder la dignidad, incluso por alguien como tu”
Irene Adler: “Madrid es caliente sobre todo en otoño”
Sra. Hudson: “Conozco bien esos silencios. Algo le está rondando la cabeza Sr. Holmes. Mucho me equivoco o caso habemus
Sherlock Holmes: “Eso del inconsciente siempre me ha parecido una tonteria”
Mary Watson: “Cariño, creo que pronto saldrás de caza”
Jefe de Scotland Yard: “Créame Sr. Holmes la familia real está limpia”
Mary Watson: “Es muy saludable que nos demos unas vacaciones el uno del otro”.
Doctor Watson: “¿Cómo puedes ver con tanta claridad dentro de mi?”
Doctor Watson: “Con o sin toros, España va a ocupar su asombro más de dos o tres veces al día”
Marqués de Simancas: “A mí qué me importa lo que usted crea”
Sherlock Holmes: “Aunque sé que la vida es lo más parecido que tenemos a una cacería”
Sherlock Holmes: “Las clases altas españolas me han parecido un tanto oscuras”.
Sherlock Holmes: “Coincido Valcarcel que las mujeres acarrean toda una suerte de problemas”
Josito Alcántara: “Abrevia”
Berna: “¡Qué simpático el doctor Guasón!”
Margarita: “El amor es el mayor de los peligros y sería una lastima que se muriera sin conocerlo”
Marqués de Simancas: “Paco, son tiempos de sacrificios. Hay que hacer las cosas bien y no a la española”
Marqués de Simancas: “Es bueno tener enemigos. Usted sabe y yo sé que usted sabe”
Doctor Watson: “El poder es un virus que cambia de forma”
Mary Watson: “Los viajes le cambian a uno un poco ¿no es verdad, Doctor?
Sherlock Holmes:“Tenga cuidado, matar es una adicción de la que cuesta mucho deshacerse”.

Calificación:
Copépodo: ¡La comedia del año! ¡No te la pierdas! ¡Y no olvides tu monóculo! 6
Alfredo: 4

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

13 comentarios en «Holmes & Watson, Madrid Days»
  1. Vaya, vaya. Pues para una vez que el pesado de Garci se atreve a estrenar una peli a lo grande, sin recurrir a un recóndito cine de Cuenca, el último día de plazo para presentarse a los Goya…

    ¿Quién me presta un puto monóculo? Jarlll

  2. «Es una película ambientada en el siglo XIX, llena de barbas, patillas, chalecos, abrigos, cabareteras, copas de coñac…»

    ¿Y caspa? ¿Había caspa?

    Recomiendo visitar el blog Humor de Derechas. Aunque lleve muerto un par de años, sus historias son bastante jachondas.

  3. Vamos, que hay que ver la peli en plan «like a Sir». Me habéis decidido, cuando me la baje invitaré a mis más exquisitos colegas, repartiré monóculos y chalecos (la pipa me la reservo para mí) y degustaremos esta vianda en respetuoso silencio, dejando salir alguna de esas risitas contenidas de cuando en cuando. Luego releeremos la crítica y abriremos un foro donde se debatirá si es más fuerte la influencia del Holmes de Wilder, del de Ritchie o del de la madre que parió a Conan Doyle que debe estar retorciéndose entre malvas.

    Desde leugo, tan fan de Wilder que se dice el Garci y se atreve a hacer una peli sobre Holmes y Watson… ains.

    1. Pues no hay ni una maldita referencia ni a Wylder ni a Ritchie, las referencias son más bien endogámicas. Y que sepa Dr Litos que los derechos de la obra de Conan Doyle han expirado y son publicos, así que podemos hacer nosotros nuestra película. Por cierto como dice un lector en facebook se va a esperar a que remonte el filme el buen hombre que remontó el trailer. Ah! se me olvidaba. Que no lleva pipa, no sombrero, ni nada que le identifique, por no hacer ni se disfraza, no se droga, vamos que es el Sherlock más soso que he visto en mi vida

  4. […] “Holmes & Watson: Madrid Days” es la decimoctava película en la filmografía del realizador José Luis Garci y el madrileño acudió a los céntricos cines Princesa rodeado de su extenso elenco para mostrar a la prensa esta incursión en el universo de Sir Arthur Conan Doyle. Sus primeras palabras fueron de agradecimiento: “Este largometraje se ha podido hacer gracias una vez más a la colaboración casi, casi desinteresada de un equipo técnico y artístico, que no han cobrado menos de lo que cobran, si no que algunos ni han cobrado como el caso del actor Carlos Hipólito o el restaurante Lhardy.” Pero también hizo un llamamiento que podríamos calificar de apocalíptico a las clases dirigentes: “Ahora que el cine se está acabando ha llegado la hora que el Museo del Prado o en el Reina Sofía de Madrid, entre otros, pongan una sala de cine para ver películas nuestras, de Florian Rey, etc, y ampliando horizontes como Carl Theodor Dreyer o Kenji Mizoguchi. El cine no debe desaparecer y debe permanecer como hecho cultural en los museos.” Y con lo que dejó atónita a toda la crítica fue con su siguiente intervención: “Yo vengo hoy aquí con una tranquilidad total, porque mi película va a fracasar como fracasan todas. Entonces no tienes ninguna sensación de riesgo. Eso está claro.” […]

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