Holy Motors es una experiencia vital a veinticuatro fotogramas por segundo, y consigue que uno salga profundamente emocionado del visionado de este fantástico largometraje. Es cuando el cine se hace realidad ante los sorprendidos ojos del espectador. Leos Carax te hace olvidar lo divino y lo humano, porque inunda la sala de magia y el respetable se verá transportado durante dos horas a un mundo de fantasía. Consigue eso y más a través de un ejercicio de estilo maravilloso en el que el gran actor Denis Lavant que interpreta al señor Oscar, se irá transformando en once personajes distintos a voluntad de la Corporación para la que trabaja. Así veremos como se monta en la enorme limusina blanca por la mañana y cada vez que baja posee un rol distinto, desde un directivo a asesino a sueldo, pasando por mendigo, criatura monstruosa o padre de familia. Así recorreremos la ciudad de París desde el amanecer hasta la que cae la noche, gracias a Céline, una dama alta y rubia al volante de la inmensa máquina que le transporta por el centro y los alrededores de la gran ciudad.
Con este filme Carax se erige como un hijo apócrifo de David Lynch, da una patina de surrealismo esta trama de metacine con McGuffin incluido, pero en una vuelta de turca recorreremos todos los estratos sociales realizando un fresco . Lo mejor es que cuando uno piensa que no le puede sorprender más, el realizador francés tiene un as en la manga y te azota la neurona con él, careciendo del menor complejo. Esa es la razón por la que se puede disfrutar desde el barroco italiano en movimiento, centrado en la figura de Caravaggio; al mejor cine francés, así las referencias a realizadores como Truffaut, Resnais, Chabrol, Godard o Chris Marker.
Es difícil encuadrar Holy Motors en un género debido al formato estructural de sucesión de cortos. No posee el menor reparo de llevarte al clímax y romperlo para generar otro nuevo con el que disfrutará igualmente. Por ese motivo el espectador puede deleitará con un intenso drama, una divertida comedia, pero también de un musical, realizando un sentido homenaje mejores musicales, como la secuencia protagonizada por la cantante australiana Kylie Minogue. Pero Carax es uno gran realizador y uno se quita el sombrero ante la impresionante planificación de los movimientos de cámara, los encuadres que realiza o como saca partido a todos los elementos cinematográficos (fotografía, sonido, efectos especiales) y no duda por un instante en jugar con formatos e integrarlos en su película. Por eso decía que esto es cine en el sentido más amplio y con mayúsculas, porque juega con todo (formatos, géneros, efectos, tipos de fotografía, música) y cuando uno sale es plenamente consciente que ha merecido la pena pagar por verla, y sobre todo comprende que se merece uno y mil premios, sea en Sitges o sea en la próxima ceremonia de los Oscars, porque esto es una genialidad, es una obra maestra. Pocos son los casos en los que otorgamos la calificación de 10 porque simboliza la perfección, y sin temor a equivocarme esta la toca.
Who we were-Kylie Minogue
Frases destacadas:
Señor Oscar: Nadie me quiere y a pesar de eso sigo viviendo.
Señor Oscar: Pronto olvidarás a tu padre por un joven que calza un 48.
Señor Oscar: La belleza está en la mirada del que observa.
Señor Oscar: Nada nos hace sentir más vivos que la muerte de los demás.
Calificación: 10
Bueno, bueno… esperaba pasar por esta entrada y encontrarme algunos comentarios, no sólo alabando la película sino descuartizándola. Empezaré yo, pues.
En primer lugar, para mí ha sido toda una sorpresa (Anticipada obviamente por tí Alfie). Holy Motors es toda una mezcla de imágenes/sonidos de un impacto tremendo, y sí los diálogos tienen su peso, pero le doy más importancia a esos cuadros en movimiento que nos presenta Carax como si de lienzos animados se tratasen. Sólo falta darle al «pause» recien comenzada la cinta (a los dos mínutos apróximadamente) cuando aparece un señor de mediana edad durmiendo junto a su perro en la cama.
Cómo bien dices son varios cortos entrelazados, dónde el mismo actor en un alarde interpretativo y camaleónico nos invita a entrar en su peculiar mundo. Son varias películas dentro de una misma película, dónde a falta de un prólogo, nuestro cerebro intenta montar virtualmente lo que puede para cada una de las historias que estamos viendo, para buscarle esa coherencia que bien en algunas partes, en concreto la que tienes en la mitad del artículo fue una la que más me «chirrió» (si quieres lo hablamos en privado), te acabas dejando llevar. Creo que es posible que esa sea en realidad la intención del director.
Cine de autor en mayúsculas; Un producto para el deleite de quién vive el Cine y está harto de productos que vuelven a rodarse con diferentes actores con un guión parecido o incluso las famosas secuelas, «precuelas»… etc.
Por esto último, quiero recalcar que no es para todos los gustos y que cómo cualquier obra de arte cada persona puede ver aspectos diferentes en ella e incluso tras cada visionado, «me temo», descubrirá detalles nuevos.
Qué razön tiene mi estimado AnónimoAveces. No es una película para el gran público, inclusive para los cinéfilos habituales de los circuitos de VOSE les puede parecer un tanto indigesta la bella propuesta del director francés. Es como bien dices lienzos en movimiento, pero el gran peso lo lleva ese gran actor que es Dennis. Es una pasada la película, es toda una experiencia. me alegra ver que le ha gustado, ahora le toca pasar a deleitarse con The Master, otra película con mucho subtexto.