Tras adaptar hace doce años a la gran pantalla “Chicago”, Rob Marshall se atreve con uno de los relatos más aclamados de Stephen Sondheim, “Into the Woods”.
El género del musical se caracteriza porque la realidad se interrumpe para dar paso a momentos de fantasía, donde los personajes cantan y bailan para exteriorizar sus emociones. Uno de los grandes momentos del séptimo arte, y que está grabado a fuego en la memoria del colectivo cinéfilo, es cuando Paul Thomas Anderson conmina, en Magnolia, a sus criaturas a una catarsis colectiva mientras todos cantan la canción de Aimee Mann “Wise up”. Puede que sea uno de esos momentos mágicos imposibles de olvidar. Rob Marshall hace algo parecido para presentarnos a los personajes de “Into the Woods”, donde todos cantan el tema “I wish” que sirve de prólogo para este curioso cuento para adultos.
Los verdaderos protagonistas de esta historia que posee ciertos tintes barrocos son un panadero y su esposa que no pueden tener descendencia. El motivo es que su padre le robó a una vecina unas habichuelas mágicas de su jardín. Ella en ese momento se transforma en bruja y como castigo le lanza un hechizo para que su hijo no tenga vástagos. Un día, muchos años después, la bruja aparece en la panadería para ofrecerles un trato: si consiguen una vaca blanca como la leche, una capa roja, una melena rubia y unos zapatos dorados, en tal caso ella romperá el hechizo para que puedan tener un hijo. La gracia de la trama radica en que cada objeto lo aporta un famoso personaje infantil, así la capa roja pertenece a “Caperucita roja”, la melena rubia a “Rapunzel”, los zapatos dorados a “Cenicienta” y la vaca blanca a “Jack y las judías gigantes”, de tal forma que James Lapine crea un cuento muy especial donde todos los personajes están interrelacionados.
Aprendiendo a sobrevivir
Los cuentos surgieron al amparo de la tradición oral. Bruno Bettelheim en su obra “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” explora este mundo y nos demuestra que gracias a estas breves narraciones los pequeños de la casa se socializaban en el marco primario, y aprendían trucos, desarrollando su personalidad mediante la asunción de la responsabilidad de sus actos. Ello le permitía sobrevivir en el desarrollo de su vida cotidiana y a comprender su realidad. Este es el gran subtexto de “Into the Woods”. El bosque pasa de ser un lugar mágico para convertirse en una metáfora de la realidad. Todos los personajes se sumergen en esa realidad enmarañada, llena de obstáculos y claroscuros donde todos buscan los mismo: que su deseo se haga realidad. Se dejarán llevar por sus impulsos más primarios, con el fin de satisfacer sus necesidades básicas. El problema es que luego deberán asumir las consecuencias de sus decisiones, porque lo fácil, como siempre, es culpabilizar al que tenemos en frente.
En Estados Unidos lo habitual es la ruptura de lazos con el núcleo familiar a edades tempranas. Así, tras el instituto, los jóvenes acaban emancipándose, bien al ir a la universidad o nada más incorporarse al mercado laboral. Os decíamos que “Into the Woods” es un cuento para adultos porque explora este tema. Nos acaba enseñando que no debemos preocuparnos, porque una cosa es la familia natural en la que nacemos, y otra la que forjamos de manera artificial gracias a los lazos de amistad. Por eso nunca estaremos solos, siempre tendremos unos amigos en los que podremos apoyarnos en los malos momentos, y nos ayudarán a salir de los entuertos diversos que nos encontraremos en el día a día.
Ahora conviven los cuentos impresos con los cinematográficos. Es más, podríamos decir que mediáticamente puede que tengan más repercusión estos últimos. En cierta medida las películas de Walt Disney podríamos decir que ayudan a los mayores y menores de la casa a vencer obstáculos de su entorno gracias a sus cuentos en versión veinticuatro fotogramas por segundo. Pero, ojo, no todo es maravilloso en el país de luces y colores, esa fijación con el matricidio da mucho que pensar. Puede que aún no hayamos superado la muerte de la madre de “Bambi” en ese bosque en llamas, otro gran ejemplo.
“Into the Woods” es un filme que se visiona con fluidez, básicamente porque no posee tiempos muertos narrativos. El gran acierto de James Lapine es servirse de los elementos básicos de los míticos cuentos hadas, para dar un giro de tuerca importante y llevarnos por territorios inexplorados, que se convierten en la parte más interesante del largometraje. Destacamos el número musical “Agony” protagonizado por los príncipes de “Cenicienta” y “Rapunzel” , essimplemente delirante la actuación de Chris Pine y Billy Magnussen.
Frases destacadas de “Into the Woods”
- Baker’s wife: “I wish… I had a child”
- Witch: “That’s another story, but don’t worry”
- Witch: “Go to the Woods”
- Cinderella’s Mother: “Do you know what you wish is what you want?”
- Baker: “You need to be more careful, young lady”
- Cinderella’s Prince: “I must find that girl”
- Baker’s wife: “If the Prince were looking for me, I wouldn’t hide”
- Cinderella’s Prince: “I was raised to be charming, not sincere”
- Cinderella’s Prince: “The woods can be a dangerous place”
- Baker: “Admit we are strangers in the woods”
- Rapunzel: “I no longer be a child. I want to see the world”
- Witch: “Be careful with the tale you tell, that is the spell. Children will listen…”
- Witch: “ You’re not good, you’re not bad, you’re just nice. I’m not good, I’m not nice, I’m just right. I’m the witch. You’re the world”
- Baker’s Wife: “This is ridiculous, what am I doing here? I’m in the wrong story!”
- Witch: “It’s the last midnight, it’s the last wish, it’s the last midnight soon it will be boom squish”