Tres Oscars, un Emmy, un BAFTA e inclusive la Palma de Oro en Cannes compartida con el gran cineasta Louis Malle, ese era Jacques Yves Cousteau.
Un hombre con una visión
Este oficial naval francés realmente quería volar, quería ser piloto, pero el destino le tenía preparado otro camino totalmente diferente. Acabaría convirtiéndose en uno de los primeros ecologistas, lucho por preservar entornos vírgenes como la Antártida y por supuesto, los mares. Pero entre ambos puntos hay un largo camino y es lo que explora Jérôme Salle en su quinto trabajo como realizador. “Jacques” obvia la infancia y la adolescencia del personaje para adentrarse en el periodo adulto. Arranca en 1943 cuando en compañía de Émile Gagnan revolucionó el mundo del buceo con la creación del regulador, permitiendo la autonomía del individuo mientras está bajo el agua. Cousteau está casado con Simone, y es padre de dos hijos Philippe y Michel. Acabará comprando y rehabilitando en compañía de su mujer un dragaminas llamado Calypso con el que surcaría los mares para explorar e investigar los fondos marinos.
A la conquista del fondo marino
Es increíble la coincidencia, pero en la década de los 60’s dos sueños del visionario escritor francés Julio Verne se vieron hechos realidad. En su mítica novela «De la tierra a la luna» el hombre viajaba al nuestro gran satélite y Neil Armstrong ponía una bandera estadounidense allí. Con el descubrimiento del regulador por parte del oceanógrafo francés se abría la carrera a la exploración de los fondos marinos a grandes profundidades, haciendo realidad «20.000 leguas de viaje submarino». Los homenajes a esta novela de Verne son diversos. Salle y Laurent Turner escriben el guion de este largometraje usándola para establecer un claro paralelismo entre el Capitán Nemo y el Comandante Cousteau. Para poder satisfacer el objetivo era explorar los fondos marinos, buscó financiación para sus expediciones en el mundo de las petroleras. Con cada largometraje que rodaba su fama se iba acrecentando. De tal forma que el éxito le llegaría pronto y se convertiría en un personaje arrogante, ambicioso, egoísta y visionario. Esto llega a tal punto que por ejemplo nos fue capaz de ir al entierro de su padre porque prefirió darse un baño de multitudes e ir a recoger un premio. Este acabará encontrando la redención, en el caso del divulgador francés a través de su hijo Philippe, que le abrirá los ojos y le descubrirá el ecologismo y la militancia.
El éxito del comandante subió como la espuma del champán, con gran fuerza. Era un hombre que entendía el medio cinematográfico y televisivo. Sabía narrar muy bien y pensaba en la telegenia, de ahí que todos los miembros del Calypso usaran los míticos gorros rojos. Los guionistas del filme plantean dos líneas de trabajo dramático que acaban convergiendo. Por un lado, tenemos su matrimonio con Simone, y paralelamente describen su relación con Philippe. Ambas relaciones tienen un común denominador el Calypso, y este se erige en símbolo de ambas. El barco a medida que surca los mares se irá deteriorando al igual que las relaciones, pero ellos acabarán por rehabillitarlo y reconducirlas, de tal forma que Philippe acabará salvando a su padre. Inclusive las finanzas de Jacques irán a pique como el Calypso, y será su hijo quien le ayude a reflotarlas, porque Cousteau llegó a ser un hombre ahogado por sus sueños imposibles y las deudas que generaban.
A veces la solución es recurrir a la utopía
A lo largo del filme apreciamos como padre e hijo poseen dos perspectivas de la vida. Philippe se da cuenta que el ser humano está dañando en aras del progreso los mares. La expedición al continente Antártico será definitiva en sus vidas, y a partir de ese momento el Comandante se concienciará del daño de las balleneras y del hombre en general. Eso le lleva a fundar la «Cousteau Society» para intentar salvar el planeta. Lo cierto es que este biólogo marino, al igual que el astrofísico Carl Sagan tenían claro que no somos más que una mota de polvo en el espacio, y por eso debemos, tenemos y es nuestra responsabilidad preservar el medio ambiente, porque el planeta y la humanidad no pueden vivir sin el mar.
“Jacques” intenta mostrar las luces y las sombras de este personaje mediático, que se acabó convirtiendo en todo un símbolo. Los guionistas del filme hacen un ejercicio para trascender el género del biopic y jugar más en el terreno dramático. Narrativamente, es una cinta amena, muy entretenida y con ciertas licencias poéticas, gracias a esos simbolismos visuales con los que juega Salle. Obviamente, es aquí donde debemos destacar la excelente fotografía submarina, que hacen de “Jacques” un filme muy recomendable y disfrutable para ser visto en la sala oscura.
Frases destacadas:
- Jacques-Yves Cousteau: “Con este equipo podremos respirar bajo el agua como un pez sin realizar el mínimo esfuerzo”.
- Jacques-Yves Cousteau: “Cuando uno se enamora hace locuras”
- Jacques-Yves Cousteau: “El silencio es perfecto”
- Simone Cousteau: “Con ese barco cumpliremos nuestros sueños”
- Jacques-Yves Cousteau: “Los americanos conquistan el espacio y nosotros el mar”
- Albert ‘Bébert’ Falco: “Sólo eres el hijo de tu padre”
- Simone Cousteau: “Voy a volverme vieja sólo para joderte”
- Philippe Cousteau: “Tu marido se está volviendo imbécil”
- Simone Cousteau: “Estoy celosa de todas las demás”
- Etienne Deshaies: “Has hecho posible lo imposible”
- Etienne Deshaies: “El futuro está en los robots, no tienen problemas de descompresión”
- Simone Cousteau: “Este barco es mi casa, es mi vida”
- Philippe Cousteau: “Prefiero ser Philippe Cousteau que el hijo de Jacques Cousteau”
- Philippe Cousteau: “Siempre has pensado en ti”
- Jacques-Yves Cousteau: “Algún día no podremos nadar en el mar”