Estados Unidos revive una historia bastante vergonzosa en esta estupenda sorpresa que expone su política en el tema armamentístico.
Todd Phillips empezó como realizador de documentales, tras lo cual dio el salto a algunas comedias juveniles bastante cuestionables. Aunque poco a poco fue escalando en el nivel de producción de sus proyectos hasta que alcanzó el éxito mundial con “Resacón en Las Vegas” (2009), una divertida sorpresa que fue muy bien recibida. Gracias a todas las entregas de esta franquicia Phillips se ha mantenido en esa orbita de director de comedias que, sin embargo, pertenecen a la élite de los grandes estrenos hollywoodienses. Probablemente gracias a esto haya podido encargarse de la historia real de Efraim Diveroli y David Packouz, dos traficantes de armas que ganaron una fortuna vendiendo mercancía al gobierno de Estados Unidos.
Traficando con ritmo
La historia era de antemano muy jugosa aunque existía el riesgo de que Phillips lo transformara en una tontería simplona centrada solo en la risa fácil. Por suerte el director consigue tomarse en serio lo que narra, añadiéndole la enjundia necesaria sin olvidarse de unos toques de humor a base de la sátira y la ironía. Por buscar un ejemplo cercano, podemos hablar de “La gran apuesta” (Adam McKay, 2015) en el sentido en el que un realizador se olvidaba de su trayectoria en comedias puras y simplistas previas para dar un producto inteligente a la par que divertido.
En ambas películas formalmente se fusila al gran Martin Scorsese, con voces en off, parada de fotogramas y un ritmo vertiginoso a ritmo de una estupenda selección de canciones. En el caso que nos ocupa, funciona a la perfección para la historia que se cuenta. Por su ambigüedad moral no son pocos los que la emparejaran con “El lobo de Wall Street” (Scorsese, 2013), aunque el contexto sea diferente. Así, el relato se encuentra manejado a la perfección con un guion, coescrito por Phillips y Jason Smilovic que en ningún momento gira hacía lo políticamente correcto, la crítica fácil o lo manipulador.
Perros de guerra
Había bastantes esperanzas también de cara a su reparto, y es que Miles Teller y Jonah Hill se encuentran ahora mismo en un momento privilegiado en la industria. La pareja que forman ambos funciona a la perfección, con una química estupenda entre ellos y una interpretación estupenda en lo individual. No extraña que se hayan involucrado en la película. El también productor de la cinta Bradley Cooper se reserva un papel que prácticamente es un cameo. El punto más flojo del reparto y también en general es Ana de Armas, con una actuación muy cuestionable. Cierto que su personaje es el peor dibujado de todos, pero la actriz cubana no hace nada para salvarlo, siendo engullida por Teller en todas las escenas que comparten juntos.
“Juego de armas”, sin embargo, ha recibido críticas muy tibias al otro lado del atlántico. Lo que demuestra muchas veces lo importante de cómo se vende una película. Los trailers han destinado a creer que sería una comedia alocada, de chiste continuo y desfasado. Por el contrario, es una crónica con grandes dosis de ironía de un suceso reciente que expone la hipocresía de la guerra, realmente un negocio más que otra cosa. Una producción estupenda que de ser vendida de manera distinta podría haber incluso entrado en la temporada de premios. Películas parecidas y mucho peores compitieron.
Frases de la película
- «¿Eso es legal?” “Bueno, no es ilegal.»
- «No pasa nada, yo tengo que pasar primero, soy americano.»
- «La próxima vez, aprended la diferencia entre tenemos un problemas y tenéis un problema.»