Los dinosaurios vuelven a inundar las salas, esta vez de la mano de J.A. Bayona. ¿mejorará la decadente anterior película de la saga?
Hollywood está dispuesta a demostrar que cualquier conjunto de películas de cualquier época que pueda tener la posibilidad de ser franquiciada merece ser explotada hasta la saciedad sin descanso. Así que, tras 14 años en el limbo, a nadie le pareció raro que la llegada de “Jurassic World” (Colin Trevorrow, 2015) viniese acompañada del anuncio de numerosas secuelas. Y aunque aquella película bastardizaba la obra maestra de Steven Spielberg “Jurassic Park” (1993), convirtiéndola únicamente en un gigantesco bol de palomitas carente de emoción y profundidad que además era una lección nada subyacente de machismo clásico, el público la recibió con los brazos abiertos colocándola en su momento como la tercera película más taquillera por lo que su continuación no iba a hacerse esperar, además con cierta continuidad narrativa. Lo más destacado de su preproducción fue el hecho de que Trevorrow abandonase la silla de dirección (aunque por desgracia no su labor de guionista), siendo sustituido por el español J.A. Bayona, conocido hacedor de dramas exacerbados recubiertos de espectaculares fx, convirtiéndose así en la película más cara dirigida por un director de este país.
Problemas argumentales
Aunque Bayona siempre ha mostrado una total ausencia de personalidad en su cine, al menos ha demostrado saber trabajar con efectos visuales y ser un decente director de actores, por lo tanto, había ciertas esperanzas de que consiguiese elevar la saga a algún punto aceptable. Y siendo sinceros casi lo consigue, puesto que “Jurassic World: El reino caído” (2018) es la mejor secuela desde “El mundo perdido: Jurassic Park” (Steven Spielberg, 1997), aunque por desgracia aún dista mucho de ser realmente una buena película. La mayoría de los problemas vienen por culpa de un libreto que posee ideas interesantes y no sé limita a ser una copia sin gracia de la primera entrega (como casi todas las secuelas), pero que resulta un absoluto despropósito en lo que respecta a lógica interna del relato, con explicaciones vagas y un circulo continuo de creación de lagunas argumentales en prácticamente todas las escenas (hay un agujero de guion relacionado con el giro final que es de campeonato). Trevorrow y su colega Dereck Connolly han demostrado ser unos guionistas terribles incapaces de crear coherencia, aunque probablemente su peor labor sea la creación de personajes y diálogos. Aquí hay una ligera mejoría respecto a la anterior película, y el tema del sexismo está bastante mejor llevado a pesar de que el personaje de Chris Pratt siga siendo un trasnochado “macho alfa” que no debería tener cabida en un momento en el que la grandeza de los héroes se mide por sus imperfecciones. Pero aun así la tónica general es la de entregar arquetipos caricaturescos enunciando sentencias ridículas.
Más dinosaurios que nunca
Algo que ayuda a disimular las carencias de la película sin duda es su ritmo, ya que la película arranca rápido y una vez en situación no dejan de ocurrir cosas, haciendo que sus dos horas y diez de metraje transcurran rápidamente. Aunque seguramente lo que más vaya a llamar la atención de los fans sea la aparición constante de un número amplio de criaturas prehistóricas. Sin duda es la película en la que más dinosaurios aparecen y tanto su diseño como su realización digital y animatrónica es impresionante salvo algunas excepciones en las que el CGI resulta abusivo. Hay más espíritu de aventura y más violencia, lo que la emparenta de manera más cercana a la original, así como una fotografía muy cuidada y adecuada en los diferentes entornos que son visitados. Aunque eso sí, la promesa de una mayor dosis de terror, incluso de ambiente gótico, se limita a algunos planos inspirados y una localización casi victoriana. Con todo esto, Bayona se defiende bien para dar un espectáculo visual curioso, aunque poco puede ayudar a mejor lo que hay en lo narrativo. No faltan, como no podía ser de otra manera, algunas pinceladas del porno-drama que lleva desarrollando durante su carrera. Por suerte, son solo unos ramalazos sueltos, pero lo bastante claros como para identificarlos claramente con su responsable.
Con todo esto, “Jurassic World: El reino caído” remonta ligeramente el vuelo tras tocar en lo artístico un fondo absoluto con la anterior película y la también deplorable “Jurassic Park III” (Joe Johnston, 2001), pero también asienta las bases ya establecidas de lo que va a ser la franquicia a partir de ahora: unos relatos tópicos y artificiales de héroes contra villanos que poco o nada tienen que ver con el espíritu fresco que tenía en sí aquella película que a principios de los años 90 dejó a todo el mundo con la boca abierta. Más cercanas a las parodias de monstruos para canales de televisión, pero con gran presupuesto, solo queda esperar que consigan reconducirlas a la par que explotar las virtudes de está película. Algo que no parece nada probable teniendo en cuenta que Bayona no repetirá en la siguiente película, en su lugar Colin Trevorrow, que por desgracia parece que se ha convertido en el amo y señor de la saga, vuelve a la dirección y al guion. Una pena.
Frases de la película
- «Eres mejor persona de lo que quieres admitir.»
- «El mundo ha sido contaminado por la avaricia y la megalomanía política.»
- «Bienvenidos a Jurassic World.»