El francés Christophe Gans adapta el clásico cuento infantil «La Bella y la Bestia» devolviéndole esa sordidez y dureza propias del Romanticismo.
La versión francesa de «La Bella y la Bestia» es una adaptación del cuento inicial escrito en 1740 por Madame de Villeneuve bajo el título «La Jeune Amériquaine et les contes marins». Diecisiete años más tarde salió a la luz una versión abreviada y más dulce de este cuento, que fue utilizada primero por Jean Cocteau y, más tarde, por Walt Disney para sus archiconocidas adaptaciones.
Christophe Gans ha llevado por primera vez a la gran pantalla esta versión más lúgubre y tenebrosa de «La Bella y la Bestia», que se centra en la historia de la joven Bella, una chica sensible y risueña, que se enamora de una horrible bestia víctima de un embrujo que le ha arrebatado su forma humana y alejado del mundo. Todo comienza cuando la adinerada familia de la protagonista pierde su riqueza con el hundimiento de sus barcos y el botín que había en su interior. Entonces, el padre va en busca del tesoro y, durante su viaje, se encuentra con la mansión de la Bestia, quien atemoriza a la familia al completo y, al mismo tiempo, les dará la oportunidad de recuperar la felicidad perdida. Si a esta sobrecogedora historia le sumamos la aparición en la superproducción francesa de Léa Seydoux y Vincent Cassel, el resultado no podría ser mejor.
«La Bella y la Bestia», el cuento vuelve a sus orígenes
Gans recupera en esta adaptación ese tono sórdido, dramático, tenebroso y hasta cruel que los cuentos tradicionales poseían. La historia creada por Madame Villeneuve en el siglo XVIII posee el espíritu propio de la literatura romántica francesa, de esos cuentos contados en las aldeas de boca en boca. Esta ambientación sólo podía lograrla un director de las características de Gans, creador entre otras de la película Silent Hill. El francés recrea esos bosques espeluznantes cubiertos de bruma que parecen tener vida propia con una vegetación espesa que araña a Bella cuando intenta atravesarla y de los que sólo unos pocos logran salir con vida. La escenografía de «La Bella y la Bestia» recuerda a películas como «Sleepy Hollow», de Tim Burton, o «El bosque» de M. Night Shyamalan.
Con esta ambientación y la dureza de la historia, Christophe Gans consigue una versión que en nada se asemeja al cuento edulcorado que Walt Disney llevó al cine, suavizado para no herir las sensibilidades de los niños. Lo que el cineasta mantiene es esa historia de amor entre Bella y Bestia que no es perfecta, sino compleja, como todo en esta vida, pero en ningun momento pierde la magia y la esperanza.
Los valores de la historia contraponen el amor, la valentía y la honestidad de los personajes protagonistas frente a la avaricia, la corrupción de las hermanas de Bella, deseosas de poseer los vestidos más lujosos y todo el oro del mundo, y del villano Perducas (interpretado brillantemente por un cada vez más internacional Eduardo Noriega), que tratará de hacerse con la fortuna de la Bestia cueste lo que cueste.
Avaricia, personas cegadas por el dinero, corrupción… ¿Os suena de algo? Esta historia, escrita en 1740, parece creada en el siglo XXI, como recuerda su director Christophe Gans, quien ve esta película como una metáfora de la situación actual. Los cuentos de hadas nos permiten presentar un conjunto de valores que no pierden vigencia con el paso del tiempo. «La bella y la bestia» habla, entre otras cosas, del poder de los sueños y del amor y de cómo utilizarlos para vencer al materialismo y la corrupción, unos temas que siguen estando a la orden del día en la actualidad».
Pero tranquilos, como todo cuento que se precie, la esperanza sigue presente en cada frase, en cada fotograma y la belleza no sólo es un concepto que podamos encontrar en el título de la película. Cada rama del bosque, cada rosa, cada vestido o cada esquina del castillo de Bestia brilla con luz propia.
Léa Seydoux y Vincent Cassel, protagonistas de lujo
Léa Seydoux y Vicent Cassel interpretan a los personajes principales y ayudan a crear esa magia que posee la película de Christophe Gans, que se enamoró de su modo de actuar, como él mismo confiesa: «Cuando estaba escribiendo el guión con Sandra Vo-Anh ya pensábamos en Vincent Cassel y Léa Seydoux para los protagonistas. Fueron la primera, y la única, opción para esos personajes. Menos mal que aceptaron trabajar en la película».
Al contrario de lo que ocurre en el resto de adaptaciones del cuento «La Bella y la Bestia», el personaje que interpreta Léa Seydoux es el protagonista absoluto de la historia. La actriz francesa, que ha trabajado a las órdenes de genios como Quentin Tarantino en «Malditos Bastardos» o Woody Allen en «Medianoche en París», sorprendió al público con su interpretación de Emma, una lesbiana de pelo azul dulce y con un carácter arrebatador en «La vida de Adèle«. El director la define como «mujer contemporánea que encierra una atemporalidad y una belleza clásica, natural y sofisticada». Unas declaraciones completamente acertadas que retratan a la perfección las cualidades de Seydoux, una Bella brillante.
Vincent Cassel lleva muchísimo más tiempo dedicado a la interpretación y es uno de esos actores imprescindibles del cine francés, aunque también ha aparecido en películas internacionales como «Ocean’s Twelve» y «Ocean’s Thirteen», donde compartía escenas con Brad Pitt o Georges Clooney. Aunque una de sus actuaciones más brillantes ha sido, sin duda alguna, en «Cisne Negro«, donde daba vida a Thomas Leroy, el director artístico de «El lago de las cines», la obra de ballet que protagonizaba Natalie Portman, ganadora de un Oscar en 2011 por este papel. Cassel entonces era el acompañante de lujo de la protagonista y en «La Bella y la Bestia» también lo es, como afirma Dans, quien le considera «el único actor de Francia con la versatilidad suficiente para interpretar a un príncipe decadente y a una bestia. Por mucho que se pase tres cuartos de la película con el rostro escondido detrás de una máscara, sabemos que es Vincent. Se le reconoce por esa forma de hablar, esos ojos azules y esos cambios de humor».
Dos actuaciones impecables que convierten la adaptación de Christophe Gans una película imprescindibles para los eternos amantes de los cuentos infantiles, esos soñadores impertérritos que, sin embargo, son conscientes de que la vida no es siempre perfecta, sino que se parece más a un camino de rosas, bello pero lleno de obstáculos. Rosas como la que anhelan los protagonistas de «La Bella y la Bestia», un largomentraje absolutamente duro y esperanzador al mismo tiempo que niños y adultos deberían ver. Una historia que si algo enseña al espectador, es a dejar de ser un ser vulnerable para convertirse en una persona valiente y un luchador incansable.
Frases destacadas de «La Bella y la Bestia»:
Bella: «Cuando una chica está triste, dicen que está enfurruñada. Y cuando está contenta, dicen que está loca».
Padre: «¿Y a ti qué te traigo?».
Bella: «Sólo una rosa. Aquí no he podido criarlas».
Bestia: «Una vida por una rosa».
Bella: «Se viste como un príncipe, pero no es más que una bestia cruel y solitaria. Puede seducirme, embrujarme… ¡Pero no dejará de darme asco!».
Bestia: «Bella, si no vuelves…»
Bella: «Lo sé, nos matará a todos».
Bestia: «No, me moriré».