«La camarera Lynn» es un filme alemán inquietante y extraño. Un relato angustioso protagonizado por una sirvienta solitaria y obsesiva que espia a sus clientes.
Escudriñando una mente enferma
El director alemán Ingo Haeb, quien tiene ya tres películas en su haber (contado la que nos ocupa), presenta un relato oscuro, retorcido y opaco. Una historia que se basa en el libro de Markus Orths «The Chambermaid» y que se dedica a seguir de cerca a la misteriosa Lynn. Ésta es una camarera de hotel terriblemente obsesiva. Hasta el punto de padecer TOC, podríamos decir. Su dia a dia transcurre en el hotel Edén, dónde limpia a conciencia cada una de las habitaciones. Mantiene una tediosa relación sexual con su jefe, cosa que no parece satisfacerla. En realidad, lo que más le gusta a Lynn es curiosear entre las pertinencias de los huéspedes del Edén. Meterse debajo de sus camas y espiarlos mientras pasan la noche. Un dia conoce a Chiara, una Dominatrix citada en el hotel por uno de sus clientes. Lynn, solitaria y con ansias de encontrar una connexión real con alguien, buscará la forma de encontrarla y empezar con ella un juego turbulento e insano.
«La camarera Lynn» es un filme incómodo para el espectador. Sin embargo, huye del morbo más sexual y pervertido para adentrarse en algo mucho más perturbador: una mente enferma. La mente de Lynn, interpretada brillantemente por la debutante Vicky Krieps. Desde la primera escena, la mujer nos transmite muy mal rollo. No sabemos nada de ella. Pero lo peor es que durante el transcurso de la cinta tampoco descubrimos mucho más. La mujer se nos atoja como un engima indescifrable, una bomba de relojeria que jamás sabemos como va a reaccionar. Una protagonista así no nos resulta simpática. Más bien, nos aterra e incomoda. Haeb, además, nos brinda pequeñas dosis de información que nos hacen temerla aún más: La chica ha estado en el manicomio, se mete debajo de las camas de los clientes, limpia de forma obsesiva los retretes, tiene pesadillas y sueños de lo más bizarros, cuenta anécdotas a su terapeuta y aquí viene la guinda del pastel: intenta establecer una relación amorosa con Chiara, una dominatrix que solo hace lo que hace por dinero.
La voyeur y la dominatrix
Una bella dominatrix y una tímida voyeur. Esto podría parecer el inicio de la versión hardcore y alemana de «50 sombras de grey«. Por suerte, Haeb escapa de la morbosidad de manera espléndida. En vez de mostrar escenas terriblemente sexuales, sádicas y masoquistas, el director prefiere enseñarnos otros momentos más íntimos y felices. Sin embargo, estos rápidamente se convierten en perturbadores gracias a un uso extraordinario del dispositivo fílmico. Sus encuadres, el sonido directo y el uso de planos secuencia frecuentes son capaces de convertir una escena amena o subida de tono en un fragmento asfixiante e inquietante. El incipiente amor de Lynn hacia Chiara se configura como un juego macabro, una sensación extraña y que dista de ser agradable. En Lynn todo nos parece raro: desde su pulcritud hasta su enamoramiento. En realidad, tenemos la impresión que necesita tratamiento. Y cuanto antes, mejor. Por suete, Haeb nos deleita con un final acorde y lleno de significado: un retorno a la matriz.
«La camarera Lynn» no es una cinta fácil. Con un tempo pausado, un uso predominante de planos secuencia y una predilección por el silencio y el vacío, contemplarla resulta ser todo un reto. No obstante, os desafio a entrar en la mente de Lynn y observar durante una hora y media, como piensa, siente, sueña y se enamora. ¿Os dejará indiferentes? No lo creo, así que id preparados a la sala.
Frases destacadas de «La camarera Lynn»
- Lynn: «Luego supe que todo en la vida era una gran mentira. Todo.»
- Terapeuta: «¿Aún piensas que todo en la vida es una gran mentira?»
- Lynn: «Quizá no todo.»
- Camarera 1: «Vera dice que estuviste en un manicomio.»
- Lynn: «Si, ingresé por mi misma.»
- Camarera 1: «¿Por qué?»
- Lynn: «Esto es personal.»
- Lynn: «Me gusta tumbarme bajo las camas de los huéspedes.»
- Chiara: «Lynn, estás loca.»
- Lynn: «Sí.»
- Chiara: «¿No te importa?»
- Lynn: «En absoluto.»
- Lynn: «Creo que las pesadillas son los mejores sueños. Porque cuando despiertas, te alegras que sólo fuese un sueño.»
- Madre de Lynn: «¿Sabías que Bypass se escribe con y y no bei como en alemán?»
- Lynn: «¿Sabes qué es lo mejor de limpiar? Que siempre se vuelve a ensuciar».