Mar. Mar 19th, 2024
Desde un principio decidimos rodar toda la película en la "calanque" (cala) Méjean, próxima a Marsella

Guédiguian se reúne con sus actores habituales Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan y Anaïs Demoustier, para construir un bello y delicado relato sobre el paso del tiempo.

Cuidando a nuestros mayores

El veterano Robert Guédiguian, con 37 años de vida laboral y 20 títulos a sus espaldas, nos trae una obra espléndida, maravillosa, tierna, y podría seguir con la lista de calificativos positivos hasta cansarme, rodada en Méjean, una pequeña cala próxima a Marsella. Al espectador le quedará claro que la sutileza es su estandarte en su primera secuencia donde cuenta como el patriarca de la familia sufre un infarto cerebral (ICTUS). Ese pobre hombre agónico frente a la inmensa y bella naturaleza. Es simplemente magistral. Así da comienzo esta historia. Este hecho hace que sus tres hijos se reúnan allí: Angèle, una madura actriz, Joseph, un profesor de ciencias políticas recién jubilado y Armand, el hermano que siempre ha estado con el padre y se encargaba del negocio familiar, un restaurante con vistas al pequeño puerto pesquero. Este reencuentro forzado servirá para cuidar a su progenitor, que ya no se vale para las actividades de la vida diaria, y para evaluar qué ha quedado de los ideales que les transmitió su progenitor, del mundo fraternal que construyó en este lugar mágico en torno a un restaurante para obreros. De esta manera, poco a poco irán saliendo a la luz los problemas sin resolver por los miembros de la familia. Y además, la llegada de una patera a una cala vecina hará que todas sus discusiones y reflexiones tomen otro rumbo.

Una película de Robert Guédiguian

El tiempo es algo maravilloso, es ajeno a nuestros ruegos, su paso es firme y seguro. Todo va cambiando poco a poco, tanto las relaciones que tenemos, nuestra forma de ver la vida o nuestro aspecto físico. Pobre de aquel que opine que no cambia, todos lo hacemos. Me imagino el tiempo como un hombre que está armando un puzle de un millón de piezas, que de manera lenta y firme, lo construye con suma tenacidad hasta que todo queda en su sitio. Porque ese es otro axioma: el tiempo pone todo y a todos en su sitio. “La casa junto al mar” es como una pequeña joya de orfebrería. La tierna mirada de realizador sobre esta pequeña cala nos muestra el reflejo del paso del tiempo para la Villa y los personajes, sirviéndose de herramientas como los flashbacks, o elementos de atrezzo como las fotos que podemos ver en las paredes. Inclusive hay un elemento recurrente que sirve para hilvanar la narración, se trata de esos planos del puente donde vemos pasar ese tren que no para y sigue su camino a un lugar incierto, creando una sutil metáfora de la idea central del largometraje.

Optimismo y vitalismo a grandes dosis

La tesis del filme es que el tiempo viene a poner las cosas en su sitio, y eso es lo que ocurre con las relaciones interpersonales de esta familia. Cada miembro de la familia acude al encuentro con distintas verdades, de la gran verdad de la vida. Cada uno arrastra consigo distintos sentimientos como culpa, rencor, inadaptación, de tal forma que la frágil situación del padre hace que sirva de catarsis. Lejos de caer en el error de cubrir toda la narración con el dulce y cálido manto de la nostalgia, les ofrece a los personajes y al espectador un pequeño revulsivo con la inteligente introducción de tres pequeños personajes, los tres inmigrantes que llegan en una patera a la cala vecina. Ellos reflejan los nuevos tiempos que están por venir, esos retos sociales que deberemos afrontar todos de manera colectiva. Es simplemente ingenioso y maravilloso, como articula todo en torno a este bello paisaje natural.

La casa junto al mar está protagonizada por Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan y Anaïs Demoustier

Guédiguian firma este bello y delicado relato, un drama burgués existencialista de clara vocación humanista. No nos engañemos, todos los personajes tienen la vida resuelta, tienen una buena jubilación, hecho que les permite cuidar de su padre sin más problemas que los derivados de su situación física. Este hecho les llevará a poner las cosas en su sitio, para afrontar los tiempos venideros con una óptica distinta. Porque en el fondo, la vida es bella, ya lo decía Roberto Benigni, y todos tenemos que aprender a saberla disfrutar y comernos cada día la vida a bocados. Hacer todo lo que podamos para hacer felices a los demás, porque a la postre eso nos hará felices. Señoras y señores, no se pierdan una de las mejores películas que se van a estrenar de cara a las vacaciones de Semana Santa. Un maravilloso filme que habla de amor, perdón y fraternidad, hay algo más cristiano que eso. Ahí lo dejamos estimados lectores para reflexiones posteriores al visionado.

Frases destacadas:

  • Armand: “¿Por qué has venido?
  • Armand: “El dinero, no ha pasado nada más
  • Joseph: “Piensas a la derecha y sientes a la izquierda
  • Joseph: “El movimiento obrero es la herencia
  • Joseph: “En el borde del precipicio solo la risa nos impide saltar. Es un proverbio chino ¡Me lo he inventado!
  • Bérangère: “Estoy harta de tu depresión permanente. Me aburres.”

Tráiler oficial de “La casa junto al mar”

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

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