Álex de la Iglesia dirige «La chispa de la vida», una historia original de Randy Feldman (Autor de Tango y Cash o El negociador) adaptado a la realidad actual española con el que se aleja del carácter de revisión esperpéntica de su anterior Balada triste de trompeta para dar paso a un drama con toques de comedia de rabiosa actualidad en el que ahonda en la naturaleza humana. Desgraciadamente los lugares comunes y la brocha gorda ensombrecen la propuesta.
Roberto, nuestro protagonista, ideó uno de los mejores slogans de Coca-cola en sus buenos tiempos, pero de eso hace ya mucho. Sin trabajo y desesperado su vida da un vuelco cuando tiene un accidente en las obras teatro romano en Cartagena por culpa del cual acaba con una barra de hierro incrustada en el cráneo. Sin poder moverse asistirá con asombro a su reubicación en el orden de las cosas: de no valer nada a ser el centro de atención a nivel planetario gracias a su vida pendiente de un hilo y el circo mediático que se monta entorno a su figura.
En “El gran carnaval” de Billy Wilder no es al accidentado, atrapado debatiéndose entre la vida y la muerte, a quien se le ocurre sacar partido de su situación. Sin embargo los tiempos han cambiado y el cinturón aprieta, y por eso Roberto, interpretado por un José Mota alejado de sus registros habituales, ve muy pronto la clave para rescatar a su familia de la precaria situación económica en la que se encuentran: capitalizando su desgracia vendiéndosela al mejor postor. Para lograr su objetivo ha de lidiar con tiburones de la publicidad, buitres del periodismo, hienas de la política y demás miembros ilustres de lo mejor de la fauna ibérica.
Pero la fauna ibérica tiene mucha tela que cortar, quien mucho abarca poco aprieta y De la Iglesia ha tocado todo tocable en su última película. No ha dejado títere con cabeza a la hora de criticar instituciones como el periodismo, la televisión o la política; ha ambientado la historia en el momento actual con la crisis económica como telón de fondo y un parado de larga duración en primer plano; y señala a la dignidad como el gran tema de la cinta. Con este batiburrillo de elementos acaba por aplicar la brocha gorda tratándolos de forma superficial; y es que de haber sido de otro modo podría haberse convertido no en una sino en una saga de películas.
Y es esta superficialidad hace que nos encontremos ante una película simple que toca temas complicados; y aunque el eje central sea un estudio sobre la dignidad humana todos los elementos los secundarios (periodistas, políticos, publicistas y sus dilemas morales o no) que rodean al protagonista tienen un peso tan importante en la trama que es ineludible atender a la profundidad con la que se retratan.
José Mota y Salma Hayek, pareja atípica, cumplen con su cometido. Mota es, sin duda, uno de los atractivos del film. El showman manchego deja de lado, sobre todo tras la primera media hora, su lado cómico de forma creíble y da lo mejor de sí mismo, que no es poco, sirviéndose tan solo de la expresividad de su rostro. Hayek está bien y los secundarios, desde José Luis Galiardo a Fernando Tejero pasando por Blanca Portillo, a pesar de sus pequeñísimas intervenciones, dejan el detalle de calidad que se espera de ellos.
De la Iglesia apuesta por llegar a las vísceras del espectador con una puesta en escena sin alardes pero efectiva dejando que el peso de la historia caiga sobre unos personajes que conmueven por fuerza a cualquiera que se identifique mínimamente con ellos. Sin embargo la crítica a todo lo que les envuelve, a la sociedad en la que vivimos, carece de los matices necesarios.
Frases destacadas de «La chispa de la vida»:
- Roberto: «IROS TODOS AL INFIERNO»
- Roberto: «Podemos convertir este accidente en el negocio de nuestra vida»
- Doctor: «Ahora mismo el paciente se encuentra estable pero no se le puede mover»
- Enfermero: «Este hombre tiene un hierro metido en la cabeza, posiblemente hasta el cerebro»
- Roberto: «Me vengaré de los bancos»
- Johnny: «Empieza el espectáculo»
Calificación: 6
Para mi ha sido toda una sorpresa, no sé si me dará tiempo de hacer la crítica para mi blog hoy o en el transcurso del fin de semana, pero esa crítica a saco contra todo y todos a mi me ha parecido muy bien planteada y expresada, sin dejar títere con cabeza.
Para mí ha sido una decepción total. Bastante de acuerdo contigo en que critica muchas cosas pero lo hace de manera superficial y al final acaba sin concretar. Además de que la película parece mostrar esa crítica de forma excesivamente evidente… parece que De La Iglesia y compañía digan «mirad mirad ahí estamos criticando a la prensa»…
Personalmente la pareja Mota-Hayek no me ha convencido nada. Creo que ni tienen química ni ninguno de los dos hace un trabajo demasiado bueno.
Saludos 😉
Chacal: he leído su crítica y ¡me encanta ver cómo coincidimos en varias cosas y sacamos conclusiones diferentes!
Gine: sí, veo que hemos llegado a la misma reflexión, aunque a mí sí me han gustado sus interpretaciones, la verdad.
No la he visto, y tengo dudas sobre si la veré. A priori la idea no me parece atractiva (y si el autor de la misma tiene algo que ver con petardos como los que comentas en el artículo, casi me confirma), ni tampoco los intérpretes, pero, sobre todo, la sensación de que en este caso, como en casi todo el cine de De la Iglesia, la película se agota en los quince-veinte minutos de exposición de la idea central. Este hombre tiene buenas ideas, pero para cortometrajes; los largos siempre contienen una hora, o más, de inmensa nada.