Las cintas de espías son un gran género cuando no se llenan de efectos especiales y piruetas imposibles, por eso «La conspiración de Noviembre» es recomendable.
Humanizando al espía
Hollywood ha generado un grave cisma en el género de espías todo por confundir churras con merinas, es decir, que confunden espectacularidad y acción con suspense e intriga. En las dos últimas décadas la Meca del Cine ha pervertido la figura de los espías y los ha transformado en superhéroes, siendo el primero de la lista el mítico James Bond, seguido de otros como Jason Bourne, que ya últimamente anda hasta modificado genéticamente si la memoria no me falla. Otro de los grandes cambios en el género es que los malos ya no son los rusos, sobre todo a partir de la aparición de la Glásnost, ahora son los árabes barbudos.
Uno de los actores que ha protagonizado ese viraje ha sido Pierce Brosnan, que en su filmografía ha protagonizado a unos cuantos espías. En nuestro corazoncito cinéfilo tendremos a Valeri Petrofsky que hizo todo lo posible por poner una bomba atómica en el Reino Unido junto a una base de la OTAN en “El cuarto protocolo” (John Mackenzie, 1987). Y lideró con bastante carisma la modernización del mítico agente británico 007 a partir de “Goldeneye”(Martin Campbell, 1995).
Cuando todos pensábamos que estaban pasadas de moda las películas de espías con rusos malísimos, diálogos ingeniosos y bandas sonoras llenas de acordes procedentes de címbalo húngaro y violines que le dicen al espectador cuando debe temer por la vida de un personaje concreto regresa Pierce Brosnan a la palestra con “La conspiración de noviembre” donde da vida a Peter Devereaux, un ex agente de la CIA, que es sumamente inteligente, en resumidas cuentas: “una máquina de matar”.
Devereaux se haya retirado felizmente. Tiene un restaurante en Lausana frente a un lago. Un buen día recibe la visita de su exjefe de operaciones en la CIA, Hanley. El propósito es persuadirle para que regrese a la acción para realizar una misión muy personal: proteger a una testigo muy valiosa, Alice Fournier, que podría desmoronar las aspiraciones presidenciales de Arkady Federov, para liderar el Kremlin. Pronto descubre que esta misión le convierte en el objetivo de su antiguo discípulo y protegido en la CIA, David Mason. Con crecientes sospechas de la presencia de un infiltrado en la agencia, no hay nadie en quien Devereaux pueda confiar.
Trama meticulosa que evita complejidades psicológicas
Roger Donalson regresa al género con esta adaptación firmada por Michael Finch y Karl Gajdusek de la novela de Bill Granger “There Are No Spies” de la exitosa serie de libros “November Man”. Bill Granger se alinea completamente con autores como Frederick Forsyth, que apuestan más por el suspense, tramas negras y oscuras, que por artificios pirotécnicos o efectos especiales imposibles. De esta manera el creador de magnífica “No hay salida” (1987) se erige como la persona ideal para brindarnos a un espía más realista, verosímil, en un mundo repleto de intrigas palaciegas y de tratos oscuros, todo con el objetivo de mantener el orden mundial. Los toques de modernidad vienen derivados de la nueva tecnología, por ejemplo: el uso de drones como sistema de vigilancia. Esto ayuda a Donalson a darnos unas perspectivas aéreas de las escenas de persecuciones muy interesantes.
Finch y Gajdusek rentabilizan muy bien las figuras de pupilo y maestro. Dónde se sitúa el límite de la relación entre ambos. El discípulo tendrá que enfrentarse a la persona que le enseñó todo, que le forjó, que le conoce profundamente, que sabe cuáles son sus puntos flacos. Eso le da un interés especial a la trama, porque Mason ha aprendido a ser tan despiadado como Devereaux, así pues el espectador asistirá al inevitable y complejo juego de gato y ratón. ¿Quién dará caza a quien? Porque como todo en la vida, el alumno siempre busca ser mejor que el profesor, y hará todo lo posible para demostrárselo.
Frases destacadas “La conspiración de noviembre”
- Devereaux: “¿Necesitas una relación? Consíguete un perro”.
- Perry Weinstein: “La pregunta que queda es: ¿Por qué no disparó? ¿Por qué él no disparó? ”
- Devereaux: “No, este es mi territorio, así que yo pongo las reglas. Vamos, muchacho. Haz que sea interesante”.
- Devereaux: “Siempre estás dispuesto a morir por la causa, ¿no?, Mason”.
- Mason: “El miedo es el enemigo. Tú me enseñaste eso”
- Devereaux: “Eres un instrumento contundente en el mejor de los casos. Sin perspectiva, ni conocimiento”.
- Denisov: “Lo único que hicimos fue sentarnos a ver morir a todos”
- Devereaux: “No deposites tu fe en mí, Alice. Te prometo que te desilusionaré”.
- Devereaux: “Nadie puede esconderse para siempre”.
- Mason: “Quería ser mejor que tu”
- Devereaux: “Puedes ser humano o asesino de humanos, pero no ambas cosas. Con el tiempo, una de esas personas matará a la otra”.
- Devereaux: “Una bala viaja a más de 1,200 metros por segundo. Cuatro veces más rápido que la velocidad del sonido. El efecto de esa velocidad es absoluto simplemente dejas de existir”.
- Hanley: “¿Sabes cómo te llamábamos, Peter? El hombre de noviembre. Porque cuando pasabas…nada sobrevivía”