Un año tarde, pero al final la valiente distribuidora DeAplaneta se ha arriesgado y nos trae el último y más que interesante trabajo del realizador Robert Redford titulado «La conspiración».
Una vez más intenta hacer pensar a sus compatriotas sobre las atrocidades que están haciendo en la actualidad en nombre de la Paz, Libertad y la Carta Magna. Para ello se traslada nada más y nada menos que a un hecho histórico que convulsionó a la opinión pública norteamericana, y que por ende hemos visto mil y una adaptaciones cinematográficas, me refiero al asesinato del presidente Abraham Lincoln. Esa noche ocho personas fueron detenidas y acusadas de conspirar para matar al presidente, al vicepresidente y al secretario de Estado. La única mujer que se encuentra entre ellos, Mary Surratt, de 42 años, regenta una pensión donde el autor del magnicidio John Wilkes Booth, de 26 años, y sus cómplices se reunieron y planearon los asesinatos simultáneos. Mientras Washington se recupera de las heridas de la Guerra Civil, el abogado Frederick Aiken, un héroe de guerra unionista de 28 años, accede a regañadientes a defender a Surratt ante un tribunal militar. Sin embargo, el joven abogado sospecha que su defendida podría ser inocente. Con el país entero en contra de Surratt, Aiken es el único que se encuentra en posición de destapar la verdad y salvarle la vida.
Adelantándome a los plantean teorías de carácter conspirativas, el guión de James D. Solomon fue escrito antes de la muerte de los líderes más buscados como Bin Laden o Muammar Gaddafi. Eso sí, el libreto hurga en esa herida, en la de personas civiles inocentes que han muerto para dar con ellos. Así, tanto Solomon como Redford realizan un estupendo ejercicio de hablar sobre la realidad norteamericana, ya lo hizo en “Leones por corderos”, pero aquí nos muestra los horrores del Guantánamo particular del señor Stanton en 1865. Así, las conspiraciones políticas quedan muy bien tejidas y mostradas en este relato lleno de matices y elementos, con una puesta en escena sobria, contundente y demoledora. Todo para mostrarnos como el presidente Andrew Johnson continuó con la reconstrucción de un país hundido y dividido por las secuelas de la guerra de Secesión, que os recuerdo escondían las diferencias mercantiles e industriales entre el Norte y el Sur, fue una guerra de dos visiones económicas contrapuestas, y que fueron selladas con la modificación de la Constitución. Ley que se volvió contra los dirigentes cuando mataron al presidente republicano, ya que tuvieron que esquivarla y ningunearla para Johnson y Stanton obtuvieran sus objetivos.
El principal problema que le veo al largometraje son las tramas secundarias que tejen en torno a este núcleo interesantísimo, así los personajes encarnados por los jóvenes Justin Long, Evan Rachel Wood o Alexis Bledel, son tramas colaterales de índole amoroso, amistoso, etc que hacen que el espectador pierda el foco de atención, y a su vez los narradores pierdan capacidad de crítica, dando como resultado un metraje abultado que bien lo podía haber aligerado en la sala de montaje. Del elenco destacar James McAvoy, Robin Wright y Danny Huston, que llevan el peso real de la trama, se entregan por completo y están estupendos, al igual que los dos grandes secundarios que son Kevin Kline y Tom Wilkinson, que representan las dos formas de ver la política. Por todo lo anteriormente expuesto creo que es un filme muy recomendable y necesario en estos momentos de conciencias adormecidas e indiferentes al marco de la realidad.
Frases destacadas de «La conspiración»:
- Edwin Stanton: “Esto no ha podido orquestarlo un hombre sólo”
- Reverdy Johnson: “Sólo quiero que cumplas con tu juramento de abogado y la defiendas”
- Frederick Aiken: “¿Sabe que si la declaran culpable la colgarán?”
- Anna Surratt: “Dígale que nno se preocupe por mí, soy prisionera en mi propia casa”
- Reverdy Johnson: “Abandonar la Constitución. Esa no es la respuesta”
- Joseph Holt: “En tiempos de guerra, la ley calla”
Calificación: 8
Me parece floja, flojísima. No sólo porque parte de un error de concepto que la vuelve superficial, convencional y previsible: ¿por qué el cine americano insiste en vendernos la moto de los derechos civiles con la historia de la defensa de una mujer «inocente»?; ¿por qué no se atreven a dar el salto y analizar el tema desde el punto de vista de los culpables, única manera de no resultar cobarde y de apuntarse a las mismas tesis que pretende criticar?
Por otro lado, estoy en contra de la glorificación de Lincoln en el cine (véase Griffith y Ford); si la libertad y la democracia la van a marcar fijándose en la plantilla de Lincoln, un tipo que sometió por las armas a los estados que (sí, esclavistas, como lo fueron Washington o Jefferson) pretendían ejercer su derecho constitucional a abandonar la Unión, estamos listos. Y sin embargo, esa idea, fomentada por la mercadotecnia de la política americana, ha calado de tal manera, que hasta tipos inteligentes como Redford pican. Qué horror.
Por lo demás, la película es eso, superficial, vulgar, facilona, llena de lugares comunes y falta de profundidad en todas sus facetas. Excepto en la dirección artística, sobresaliente.
Bueno, no lo veo así mi estimado 39 escalones. Lo que para nosotros puede parecer superado para la sociedad norteamericana no lo es, y Redford creo que hace este filme más para ellos que para nosotros. Yo también estoy en contra de la glorificación de Lincoln, al igual que la gente en general, europeos y norteamericanos tienen una idea equivocada de lo que fue la guerra de secesión, que hubo más cositas que la raza en juego. Pero tachar de vulgar el largometraje es un poco duro ¿no cree?
Pues no; Historia aparte, como película «de juicios», me parece que transita por lugares demasiado trillados. Además todo el juicio carece de tensión, de argumentario, de intriga, de pistas, de recovecos, de sorpresas, de giros dramáticos; en suma, es plana y sin clímax. Eso sí, al menos el abogado no se enamora de la procesada; lo que faltaba…