Mar. Mar 19th, 2024

Gore Verbinski vuelve al género de terror quince años después de «The Ring» con una película que no dejará indiferente.

Siempre se ha dicho que el cine de terror no goza de buena salud desde hace años. Aunque hay más de una película con un enfoque puramente comercial que prueba eso, es innegable que cada cierto tiempo aparecen un puñado de obras que dan una vuelta de tuerca a lo que ya es de sobra conocido o que, simplemente, saben aprovechar sus recursos y hacer que lo viejo parezca nuevo. Aunque «La cura del bienestar» no alcance a ser uno de esos films revolucionarios, sí es cierto que su director, Gore Verbinski, ha hecho lo posible por entregar al gran público una cinta que, por méritos propios, merece la pena ser vista.

Una estética impecable

Un joven y ambicioso ejecutivo de empresa (Dane DeHaan) es enviado para traer de vuelta al CEO de su compañía, que se encuentra en un idílico pero misterioso «centro de bienestar», situado en un lugar remoto de los Alpes suizos. El joven pronto sospecha que los tratamientos milagrosos del centro no son lo que parecen. Cuando empieza a desentrañar sus terribles secretos, su cordura será puesta a prueba, pues de repente se encontrará diagnosticado con la misma y curiosa enfermedad que mantiene allí a todos los huéspedes, deseosos de encontrar una cura.

«La cura del bienestar» no es una cinta de terror psicológico convencional por varias razones y la principal de todas ellas es su apartado visual. Bojan Bazelli, su director de fotografía, realiza un trabajo realmente espectacular a lo largo de toda la película. Cada plano ha sido encuadrado e iluminado con mimo, lo cual no sólo hace que la película goce de una belleza estética innegable, sino que va muy en consonancia con esa sensación de lugar utópico que el personaje del Dr. Volmer (Jason Isaacs) nos quiere hacer creer que es el balneario donde transcurre casi toda la acción. Benjamin Wallfisch también realiza una labor muy importante como compositor de la cinta dotándola en muchas ocasiones de elegancia musical, pero también enfatiza con éxito los momentos más opresivos y cargados de tensión, aunque, por desgracia, no sean los más abundantes. Escucharemos un leit motiv que en más de una ocasión nos pondrá el vello de punta y eso es algo que merece la pena destacar en una época donde la música cinematográfica se ha vuelto mucho más impersonal de lo que uno esperaría.

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Ritmo irregular y cabos sueltos

Por desgracia, Verbinski peca de no saber cuándo acelerar el desarrollo de los acontecimientos. Los primeros cuarenta minutos de la cinta sientan las bases a la perfección: el contexto queda claro, se entienden perfectamente las motivaciones de Lockhart, su protagonista, y la inquietud tan paradójica que provoca un lugar tan tranquilo y perfecto está claramente lograda. Lamentablemente, los propósitos del director por mantener el interés a lo largo de las casi dos horas y media que dura la película se ven claramente afectados por una historia que carece de elementos que puedan justificar esa duración. Los misterios que se esconden tras este balneario situado en los hermosos Alpes suizos se van desvelando muy a cuentagotas, tanto, que lo más probable es que la resolución final acabe resultando decepcionante después de las expectativas creadas. Algunas de las dudas que plantea el guion no se llegan a resolver y, aunque sí es cierto que un par de ellas pueden dejarse a la imaginación del espectador, el resto podrían haberse explicado por el bien del resultado final.

Nos hallamos ante un problema que muy difícilmente podría haberse solucionado en la sala de edición, ya que apenas hay secuencias en la película que podrían haberse obviado sin crear algún agujero más en la trama. Justin Haythe, responsable del guion, idea muchos elementos interesantes a lo largo del libreto y desarrolla con efectividad a los personajes que lo pueblan, dando muchas oportunidades al reparto para que éste se luzca, especialmente en el caso de Dane DeHaan, quien aquí demuestra sobradamente su capacidad y talento para llevar las riendas de un rol protagonista más gris de lo que parecería a priori. Aun así, uno puede percibir que estos problemas de ritmo y gestión de la información no eran ajenos a los responsables de la película, por lo que es más que probable que algunos minutos hayan sido recortados del montaje final con tal de agilizar un poco la cinta, haciendo que algunos de los comportamientos de Lockhart sean difíciles de comprender, sobre todo según nos vamos acercando al tramo final.

«La cura del bienestar» es un filme que no consigue convertir su ambiciosa propuesta en un éxito, pero no se puede negar que es un audaz intento por mostrar algo distinto en pantalla grande, alejándose de las modas que podríamos encontrar en otras películas del mismo género. Es muy probable que, con el paso del tiempo, se convierta en una película reivindicada por los fans del terror más clásico ya que, en ocasiones, vale la pena retroceder para poder avanzar.

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Frases de «La cura del bienestar»:

  • Volmer: Do you know what the cure for the human condition is? Disease. Because that’s the only way one could hope for a cure.
  • Hannah: You told me one day I could leave.
  • Volmer: You’re quite right… the water is toxic unless it’s purified properly, that Baron’s only problem was using unwilling subjects… we’ve come along way in the past two hundred years, now we have plenty of willing volunteers seeking to cure themselves of the ill’s of the world
  • Lockhart: Why would anybody want to leave?
  • Volmer: Everything I’ve Done Has Been For HER

Trailer de «La cura del bienestar»:

Por Imanol De Frutos

Graduado en ESCAC y montador de profesión. Siempre hambriento de ficción.

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