Mar. Mar 19th, 2024
El autor de 10.000 NOCHES EN NINGUNA PARTE regresa con La enfermedad del domingo

Coincidiendo con su paso por la sección Panorama de la Berlinale, se estrena en cines el cuarto largometraje de Ramón Salazar.

El director malagueño Ramón Salazar no es nuevo en el Festival de Berlín, ya que su ópera prima, «Piedras» (2002), compitió allí en la Sección Oficial. Ahora se traslada a la sección paralela también competitiva Panorama con «La enfermedad del domingo», una historia de separación y abandono a lo largo de más de tres décadas de nuevo desde un punto de vista femenino habitual en su cine, entre una madre y una hija, complementada con un cortometraje a modo de prólogo titulado «El domingo», que se presentó en el 55º Festival de Gijón y que nos da algunos de los detalles que se van a desarrollar posteriormente en el filme. Bárbara Lennie y Susi Sánchez (que estuvo nominada al Goya por su interpretación en la anterior película de Salazar, «10000 noches a ninguna parte» -2014-) dan vida a Chiara y Anabel, dos mujeres cuyas apariencias y existencias contrastan tanto que parece imposible que la una un lazo de sangre, lo cual crea una distancia entre ellas que aparentemente parece infranqueable.

En terreno hostil

Chiara va a buscar a su madre Anabel, que la abandonó un domingo cualquiera siendo una niña, con la intención de que pasen juntas unos días en el aislado pueblo francés en el que la primera lleva habitando toda su vida. Rodeado de bosques y brumas fantasmales, Salazar dispone de ellos para crear metáforas paisajísticas que recuerdan a las que Asier Altuna proponía en «Amama» (2015), con el entorno natural dominando al ser humano. Precisamente de esta supremacía de la naturaleza es de lo que trató de huir Anabel, tapándola con fastuosos eventos sociales en grandes ciudades, evitando así quizás de algún modo crear arraigos o sentimientos fuertes (la relación que mantiene con su segunda hija no parece ser tampoco demasiado buena). Mientras, Chiara ha permanecido no solo en el mismo lugar, sin suspendida en el tiempo, sin permitirse avanzar con su vida para que la persona desaparecida que la encuentre exactamente igual, en caso de un hipotético regreso.

Ramón Salazar escribe y dirige la enfermedad del domingo

Sin embargo, el empleo alegórico de los elementos que conforman la localización elegida por Salazar es menos experimental y en cierta medida aleatorio dentro de un drama intimista, que le da la oportunidad a Salazar de crear poéticas imágenes, las cuales contrastan con diálogos muy forzados (algo de lo que precisamente carece de manera bastante adecuada el cortometraje previo). La falta de naturalidad de los incómodos (des)encuentros entre Anabel y Chiara no hacen otra cosa que dejar aún más en evidencia la desubicación en el filme de Bárbara Lennie: el entregado trabajo de la actriz no es el problema, sino la decisión de hacerle interpretar un personaje con el que no termina de encajar en ningún momento.

De este modo, a través de un desarrollo menos convencional de lo que pueda parecer, «La enfermedad del domingo» nos va a ir conduciendo a un final relativamente inesperado y contundente, incluso algo tremendista, que de manera casi inevitable cala en mayor o menor medida en un espectador obligado a emocionarse por las circunstancias de las dos protagonistas, que si hasta entonces se habían mostrado bastante inaccesibles, se desnudan (literal y simbólicamente) para dejar al descubierto sus debilidades plenamente humanas. Aunque, pese a ello, probablemente en ese momento ya sea demasiado tarde para hacernos conectar con esta tragedia de pretensiones fundamentalmente sensoriales que sin embargo se queda a medias a la hora de provocarlas y transmitirlas.

Frases destacadas

  • Chiara: Es raro, no existir casi.
  • Anabel: Me veo en ella.
  • Chiara: Me gustaría tener cosas de las que estar orgullosa, pero es que no hay.
  • Anabel: ¡Llevo una semana aquí y aún no se por qué!
  • Chiara: Estoy cansada.

Trailer de «La enfermedad del domingo»

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