Mar. Mar 19th, 2024

Takashi Miike adapta el manga La espada del inmortal en un filme épico y sobrio que se estrena en Netflix

Hay cineastas nipones especialistas en adaptar a imagen real diversos manga como por ejemplo Keishi Ohtomo (trilogía «Kenshin» y «Museum») o Shinsuke Sato («I Am a Hero« o «Death Note: El nuevo mundo»). Además,  sus obras se acaban distribuyendo en nuestro país llegando incluso a lo cines comerciales. No obstante, ningún nombre causa el furor y la admiración del japonés más amado por el festival de Sitges. Hablamos de Takashi Miike, un cineasta incansable quien tiene como legado más de cien películas. Un director que siempre se ha caracterizado por realizar remakes y, sobre todo, live action de los mangas más excéntricos y bizarros. Un ejemplo claro de ello sería su penúltima cinta llegada a nuestro país, «Terraformars», una locura marciana donde unos criminales eran enviados a Marte para combatir contra unas peculiares y gigantescas cucarachas.

Entre el chambara y el fantástico

«La espada del inmortal», presente fuera de concurso en el último festival de Cannes, se abre de manera majestuosa. Lo logra con un blanco y negro panorámico que nos retrotrae sin duda alguna a los chambaras clásicos más épicos, casi emulando a cintas como «Samurai Rebellion» (Masaki Kobayashi, 1967) o «El rebelde» (Nagisa Oshima,1962). Un prólogo tan bien dirigido como fotografiado que se cierra con la irrupción del color y la aparición del elemento fantasioso que sustentará el resto de la cinta. No obstante, pese a ser Miike amante de lo extravagante, en esta ocasión su película se mantendrá contenida y respetuosa con la obra original del mangaka Hiroaki Samura. En ese aspecto, este nuevo trabajo se vivirá más cerca de otras obras del japonés como sus remakes «Harakiri: Muerte de un samurái« (2011) o «13 asesinos« (2010).

Brujería, vengaza y política

Manji, el ronin (samurái sin dueño) que protagoniza el relato, venga la muerte de su hermana  a la vez que una misteriosa bruja le otorga el don de la inmortalidad. Años después, una niña, Rin, ve como el clan Itto Ryu asesina a su padre, dueño de un dojo, bajo la premisa de querer unificar todas las escuelas de lucha con la espada en favor del shogun (gobierno militar) del momento. El nihilismo apesadumbrado este samurái inmortal cargado por la pena le llevará, al encontrar cierto paralelismo en la joven Rin son su asesinada hermana, a ayudarla en su objetivo de acabar con este clan asesino que siembra el pánico en Japón. Se verá pues en sus primeros compases sumergido en la lucha contra diversos colaboradores de esta redada asesina, guardando cierto parecido estructural, aunque sin inmicuirse tanto en el fantástico, con cintas de animación como «Ninja Scroll» (Yoshiaki Kawajiri, 1993). Las batallas no obstante se antojarán de manera realista y visceral, mostrando la mágica recuperación de Manji de forma natural y ausente de cualquier tipo de floritura. A su vez, se nos enseñará el objetivo de Itto Ryu, sus negociaciones con el gobierno y el conflicto ocasionado por el choque de ideas contrarias. El resultado de ello es un entramado donde todos los protagonistas jugarán a diversas bandas guardándose el cineasta para el final un espectáculo visual y una demostración de su maestría técnica a la hora de rodar la extensa batalla final. Un ejercicio de estilo al que se llega de forma totalmente justificada tras la exploración de los personajes y su evolución a lo largo de la historia. Su ambicioso final, no solo resulta una resolución totalmente satisfactoria por la tensión generada sino que además cuenta con la épica necesaria que se le exige a una superproducción de este tipo.

Frases destacadas:

  • «No le hagan nada a la niña. Eso es demasiado vulgar»
  • «Mata a cualquiera que quiera hacerme daño»
  • «Maten al samurái y a la niña»

Tráiler de «La espada del inmortal»:

 

 

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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