La reválida de Christian Volckman es un correcto cóctel de casas encantadas, ciencia ficción y drama intimista donde destaca, sobre todo, su apartado visual.
Un año después de su estreno en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges llega a las salas españolas “La habitación”, el segundo trabajo del director francés Christian Volckman. 13 años después de aquel neo-noir ciberpunk de animación tan interesante llamado “Renacimiento” (2006), el realizador galo aprueba una reválida más atrevida en su concepto que en su ejecución pero solvente y entretenida que ha cosechado premios en otros festivales de cine fantástico como en el Strasbourg European Fantastic Film Festival o en el Bucheon International Fantastic Film Festival.
La actriz franco-ucraniana Olga Kurylenko (ex chica Bond que combina cine comercial con obras más autorales pero que ya no alcanzan el éxito de las cintas que protagonizaba a principios de década) es el mayor reclamo de este filme que narra la historia de un matrimonio que se muda a una mansión a las afueras de la ciudad para que él, el actor belga Kevin Janssens, pueda centrarse en su obra. Pronto descubren que la casa esconde una habitación capaz de conceder todos sus deseos. Pero lo que empieza siendo un mero divertimento acabará llevándoles a sacar sus verdaderos deseos. Y claro, como todo ente que concede deseos, viene con letra pequeña.
Don’t hang the DJ
Etiquetar “La habitación” resulta complicado. Si nos centramos en su estructura narrativa estamos frente a una cinta de terror, una película de casas encantadas clásica. Pero no encontraremos ningún scare jump ni pasaremos miedo precisamente. Sin embargo, el pulso que tiene el director al avanzar en la trama y en los momentos de mayor tensión hace que la cinta vire del terror al thriller. Pero por otro lado la historia que nos cuenta es realmente un drama familiar entre un marido y una mujer que deben lidiar con el peso de llevar dos abortos espontáneos sin explicación. Y por último, el desencadenante de la acción que nos viene del terreno del fantástico. Una suerte de genio de “Aladdín” (Ron Clemens y John Musker, 1992) impersonal pasado por el filtro estilístico del ciberpunk. A pesar de que todos estos componentes son conocidos, e incluso bastante trillados en el mundo del cine, su dispar procedencia y lo orgánico que resulta su encaje hace meritoria esta filigrana y consigue que la cinta sea cuanto menos interesante. Pero, desgraciadamente, esta pirueta también juega en su contra. Para que esta mezcla funcione y no quede farragosa o ininteligible, la naturaleza de cada una de sus partes debe ser sencilla por necesidad. Y este sacrificio acaba lastrando el potencial del filme. Todo nos resulta conocido, demasiado familiar. Así Volckman se convierte, nada más y nada menos, que en un muy buen DJ de discoteca. Un DJ de los que sabe como mezclar los mejores hits del momento para hacer que la noche sea muy disfrutable, pero con canciones que has escuchado ya demasiadas veces en el coche por las mañanas camino del trabajo.
Por lo tanto, Volckman se apoya, quizá demasiado, en fórmulas ya conocidas. Y a pesar de que sabe aplicarlas con impoluta perfección, no logra quitarle el olor a viejo. Esta sensación es incluso más notoria en la puesta en escena y su diseño de producción. Al verla es inevitable que nos recuerde a la obra de Mike Flanahan, sobre todo a “La maldición de Hill House” (Netflix, 2018). La belleza de algunos planos es encomiable, pero el fantasma de Flanahan siempre está presente.
“La habitación” tiene los mimbres para haber sido una muy buena cinta de género. El trabajo del realizador galo es loable. Kurylenko realiza una interpretación solvente y Janssens no le anda a la zaga. Juntos tienen química y fuerza suficiente como para mantener sobre sus hombros el peso de toda la película. El guion es robusto, con giros inesperados perfectamente diseminados a lo largo de la duración del filme y siendo totalmente orgánicos. El pulso a la hora de mantener la tensión y el tempo del suspense está perfectamente medido. Y visualmente es muy atractiva. Pero aún así, no logra tener esa chispa, ese algo que la haga perdurar en nuestra memoria.
En definitiva, Janssens aprueba la reválida y pasa a ser un director a tener en cuenta en el futuro. Y si vais a verla, quizá no os cambie la vida, pero tampoco os arrepentiréis.
Frases destacadas:
- Matt: “No puedes decir que tu madre no te lo advirtió.”
- Matt: “A ti no te pasa nada. A mi no me pasa nada. No hay motivos para no tener hijos.”
- Kate: “He tomado un atajo.”
- Shane: “Mira mami, ya soy mayor.”