El debut en el mundo del cine del dúo cómico Picone-Ficarra es una comedia que tiene como punto fuerte su visión de la denuncia de la política.
La honradez no siempre es bienvenida
La acción en “La hora del cambio” se sitúa en Pietrammare, un pueblo imaginario de Sicilia. Hartos de la corrupción que rodeaba al alcalde Gaetano Patané (Tony Sperandeo), los habitantes de dicha localidad propician la convocatoria de elecciones y sale elegido como nuevo edil el profesor Pierpaolo Natoli (Vincenzo Amato). Una vez en el cargo, Pierpaolo pretende acabar con todos los malos hábitos de su antecesor, pero sus políticas no serán vistas con buenos ojos por sus vecinos y ejercerán una oposición que él no esperaba.
Desde el principio se puede apreciar el fuerte propósito del filme en denunciar la corrupción que asola a nuestro país vecino. Al contrario que otras películas que se centran únicamente en este punto, “La hora del cambio” intenta contarnos una cosa totalmente distinta. Plantea algo que desafortunadamente es el sueño de muchos ciudadanos en la actualidad, la premisa tiene como punto de partida la idea loca de qué pasaría si una persona totalmente honrada estuviera en el poder. Del mismo modo intenta transmitirnos las reacciones de la gente cuando se produce un cambio tan radical con respecto a lo que tenían antes, aunque fuera malo lo que ocurriera en el pasado. Y esta es la principal característica de “La hora del cambio”. La mayoría de las situaciones cómicas derivan de qué ocurre cuando se pasa de un alcalde corrupto que hace lo que sea para permanecer en el poder a uno honesto que cumple todas las promesas de su programa electoral. Lo irónico de la situación es que estos cambios radicales, aunque sean aparentemente buenos, siempre están lejos de funcionar.
Una pareja inesperadamente brillante
Al principio “La hora del cambio” pretende hacer dudar sobre quién es el protagonista, pero poco a poco va cambiando las tornas y pone la acción sobre los hombros de Salvo y Valentino, interpretados por los guionistas y directores de la película Salvatore Ficarra y Valentino Picone, respectivamente. Ambos forman un muy buen dúo cómico, y gran parte de la química que hay entre ellos nace la yustaposición de los dos personajes que se sitúan en las antípodas del campo ético y moral, luego más distintos no pueden ser. La combinación de carácter más “tranquilo” de Valentino con la forma de ser de Salvo, quien queda muy bien en pantalla todo sea dicho, generan algunos de los mejores momentos de esta comedia. Sorprende su actuación porque su experiencia en el mundo del cine se reduce a una aparición de Picone en “Baaria” (Giuseppe Tornatore, 2009).
Durante la hora y media que dura el largometraje, “La hora del cambio” es una continua sucesión de risas provocada por la variedad de sus situaciones cómicas. Es una comedia fresca y entretenida, ideal para ser estrenada en estas fechas. Lo malo es que algunos gags funcionan mejor que otros, ese sería el único pero que le podríamos encontrar. A pesar de este pequeño inconveniente, lo comentado hasta ahora hace que “La hora del cambio” se convierta en una de las revelaciones del año. Después de esto, un servidor tiene mucha curiosidad por ver cuál será el próximo trabajo de Picone y Ficarra en conjunto o por separado.
Frases destacadas de “La hora del cambio”:
- Salvo: “Vota a Patané y no preguntes por qué”
- Pierpaolo: “Tarde o temprano, el viento del cambio llegará”
- Patané: “Ganaré sea en libertad, en arresto domiciliario o en la cárcel”
- Pierpaolo: “Voy a ser el alcalde de todos, incluso de los que no han votado”
- Salvo: “Como cuñado tengo que hacer la misma cola que estos cretinos”
- Pierpaolo: “Solo cometiendo errores he llegado a ser lo que soy”