Mar. Mar 19th, 2024
Crítica de la película La hora más oscura

Timur Bekmambetov parece estar llamado a convertirse en la versión rusa de Roland Emmerich en todos los sentidos porque le sigue los pasos de cerca.

En este caso produce un largometraje de ciencia ficción con tintes apocalípticos protagonizado por unos extraterrestres mineros que hará las delicias de los adolescentes de la casa. Para los mayores hay otras cosas en la cartelera mucho más recomendables. El guión de Jon Spaihts basado en un relato de Leslie Bohem y M.T. Ahern se centra en cuatro norteamericanos que acaban de llegar a Moscú por distintas razones. Sean y Ben en pos de sus sueños empresariales, en el centro económico internacional de la vibrante capital rusa, mientras que Natalie y Anne, que se han quedado tiradas en Moscú por culpa de una escala imprevista cuando iban de camino al Nepal. La red y la noche moscovita harán que se encuentren en el club nocturno Zvezda, local indispensable para la gente guapa, como el indomable Skylar, un hombre de negocios sueco que embaucó a Sean y Ben. Así la noche loca, llena de música y vodka se transformará rápidamente en un escenario de terror cuando lo invaden los extraterrestres y la oscuridad lo inunde todo.

Spaihts resuelve con inteligencia y abarata costes de producción al crear esta raza de alienígenas mineros invisibles, así resuelve de un plumazo comparaciones con otros extraterrestres y los problemas añadidos de si los está antropomorfizando o de dónde vienen o a dónde van. Sólo tenemos claro, que son mortales de necesidad y que quieren nuestras materias primas. Además, resuelve con ingenio cómo sobreviven algunos mortales a sus continuos ataques al usar la jaula de Faraday y al construir el arma con la que lucharán. El ingenio llega hasta ahí. Lo malo, y lo que tira por la borda todo ese esfuerzo, porque tan sólo debían haber trabajado un poco más los diálogos y los personajes, absolutamente estereotipados y encorsetados. De esta manera, han perdido a todo el público adulto y se han entregado por completo a los adolescentes que habitan las grandes superficies, que disfrutarán de lo lindo con cubos de palomitas y barreños de su refresco favorito. El resto de la clientela, absteneos de verla porque en ella no encontraréis vestigios de la menor alegoría política o social. Esto es puro artificio y espectáculo, por eso Bekmambetov apuesta por la nueva tecnología en 3D, su objetivo es dar rienda suelta a los efectos especiales muy logrados.

Pero donde el famoso director de “Wanted” se enroca con el universo de Emmerich no es sólo en la carencia de diálogos verosímiles, sino en que manda a Chris Gorak rodar en todos los lugares emblemáticos y turísticos de Moscú para destrozarlos digitalmente, convirtiéndose así en un director de encargo. Es más, al igual que hace su colega alemán, busca rostros conocidos de demostrada valía, que sirvan de reclamo, para protagonizar a los principales personajes como Emile Hirsch, Max Minghella o Olivia Thirlby, pero Gorak no pasará a la historia del séptimo arte como director de actores, de momento, al  desaprovechar por completo a este grupo de jóvenes con talento. De esta manera, todo queda reducido a una ruptura del monopolio que ostentaba la industria de hollywoodiense sobre las invasiones alienígenas. Eso sí, crean un relato de supervivencia en territorio ocupado donde todos los personajes sacan lo mejor y lo peor de ellos mismos, en el que todos jugarán a ser héroes por un momento, y desde luego algunos caerán en el intento.

Frases destacadas de «La hora más osura»

  • Sean: “Es cosa mía o el cirílico parece Klingon”
  • Ben: “Nuestro futuro es una auténtica mierda”
  • Natalie: “Tu eres el amigo leal del fantasmón de turno”
  • Ben: “Es hora de irse. Vamos a la embajada americana”
  • Skyler: “En cuanto pongamos un pie en el exterior nos harán polvo”
  • Sergei: “Los jóvenes tomáis decisiones precipitadas”
  • Sean: “Combate el fuego con fuego”
  • Matvei: “Mañana moriremos pero hoy mataremos a un enemigo”

Calificación: 3

Por Alfredo Manteca

Periodismo UCM. Cinéfilo y cinefago compulsivo. Crecí con Kubrick, Hitchcock y Cronenberg.

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