Me molesta que las películas tarden tanto en estrenarse. Nunca el cine escandinavo ha estado tan de moda, con sus filtros azules y sus paisajes nevados con manchas de sangre, y aún así una película como La isla de los olvidados, por encima de la media de las películas que se estrenan todas las semanas, tarda dos años en llegar a nuestro país. Y eso que Stellan Skarsgård, ese actor noruego que puede hacer de cabrón despiadado y señor patético con un mismo gesto, está en la película regalando su reconocible rostro para que los de este lado de Europa nos metamos en la sala.
Skarsgård interpreta a un director de un correccional en el fiordo de Oslo de principios del siglo XX donde chicos entre 11 y 18 años viven explotados como mano de obra. Un joven rebelde irrumpe en la isla con la idea de fugarse.
El argumento de La isla de los olvidados ha sido manoseado anteriormente por miles de directores, si hablamos de correccionales tenemos Sleepers o la reciente Los chicos del coro, si pensamos en películas con fuga podemos ir desde Un condenado a muerte se ha escapado de Bresson hasta Cadena perpetua de Darabont -una de esas películas que echan en televisión cada dos semanas-. Sin embargo, Marius Holst consigue con tres sencillos trucos que nos metamos en una historia arquetípica sin que nos muramos del aburrimiento. Ahí van:
1 – Lo primero es rodearse de actores desconocidos, excepto el ya citado Skarsgård, para interpretar a los menores y adultos que pueblan este reformatorio lejos de cualquier lugar. Si además avisas con un cartel de “basado en hechos reales” la formula funciona bastante mejor.
2 – Las maldades del reformatorio y la fuga quedan en segundo plano. Lo importante aquí es retratar la amistad de dos jóvenes que se conocen en el infierno. La isla de los olvidados es, ante todo, una poesía visual sobre el amor fraternal de dos seres que jamás deberían haberse encontrado. Y todo lo demás, maltratos, abusos… son meros adornos. Aunque la película evidentemente se debe vender por otro lado. Aunque no es comparable pasa igual con El cazador, ¿La mejor película sobre la guerra de Vietnam? No, la película más grande que se haya hecho sobre la amistad.
3 – Realizar una obra visualmente perfecta. Su fotografía cala hasta los huesos y esa sensación se magnifica con una última secuencia en la que probablemente a muchos de los espectadores que estén en la sala les dé por ponerse el abrigo.
Y por esto ya merece la pena pagar la entrada, aunque sí que es verdad que le falta sentimentalismo y por tanto corre el peligro de borrarse demasiado pronto de la memoria.
Calificación: 6,5
Frases destacadas:
Erling: ¿Eres el chico para todo del director?
Bestyreren: ¿Prefieres ir a la cárcel de adultos?
Olav: Si te fugas que sea cuando yo me haya ido.
Olav: Voy a echar de menos sus lecciones señor director.