John Moore deconstruye la figura de John McClane sometiéndose a la más aburrida nada en una innecesaria quinta entrega de la saga Jungla de Cristal
La jungla (Un buen día para morir): Adiós a un mito
Han pasado 25 años desde que un tal John McTiernan estrenase la maravillosa Jungla de Cristal, una película que supuso un punto de inflexión en la carrera de Bruce Willis al convertirse en una de las figuras más influyentes del cine de acción. Con John McClane nació la figura de un héroe humano y reconocible acostumbrado a buscarse problemas para salir de ellos de la forma menos ortodoxa posible. Un icono construido en un imaginario popular que le asocia de forma inequívoca a un hombre de difícil carácter convaleciente de sus propios vicios, cínico e ingenioso y con un regular expediente familiar.
Después de la primera trilogía, poco queda de aquel tipo que las pasó putas en el Nakatomi Plaza y que resolvió el célebre problema de los galones y la fuente del elefante en compañía de un inconmensurable Samuel L. Jackson como Zeus, el de “no me toques los cojones que te meto un rayo por el culo”.
Después de aquello, comprobamos cómo Len Wiseman dejaba atrás a aquel analógico y cascado detective en camiseta interior para hacer de él un héroe inmune sobrepasado por el propio tiempo y la tecnología haciendo gala de los más denigrantes recursos del género. Sin embargo, Moore hace digna a su predecesora al construir una buddy movie padre- hijo insostenible en la que el arqueo de ceja y el bostezo se sobreponen a un tristemente desfigurado y caricaturizado John McClane.
Cantidad como cualidad
John Moore nos presenta inicialmente a un McClane aparentemente agotado, conciliado consigo mismo y con su familia pero pronto conoceremos a un fantasma que bien podría haber sido protagonizado por Jason Statham o ser el resultado de un spin off de su personaje de Los Mercenarios. La esperanza de los primeros minutos se desinfla en Moscú resultando tan sintomática la frase que le dedica McClane a un ruso: “¿No ves que no entiendo una mierda de lo que me estás diciendo?”.
Lo que justificaría nuestro cabreo al finalizar la cinta. Poco importa la chistosa trama vinculada a Chernóbil y espías, el desastroso y neurótico uso de la cámara durante las conversaciones más nimias o que nuestro protagonista pase de ser zurdo a diestro de una toma a otra. Poco importa, todo vale porque lo único que ofrece es la espectacularidad de una imagen vendida al burdo y abusivo engrudo de los efectos especiales. Una línea que sigue esa prostitución al mainstream más insultante que tiene a Michael Bay como referente.
Boom, Boom y más Boom
Si en la primera trilogía, el ingenio y los chascarrillos de John McClane solapaban los momentos más inverosímiles, en esta quinta entrega no hay concesión alguna con el más fiel defensor de La Jungla y del cine de acción. Un género que empobrece Moore al desaprovechar su material en un recital de pirotecnia desquiciante hasta para la mirada más generosa que acepta que cada película es deudora de su tiempo. Desconozco si su director ha tenido tiempo de volver a la obra de McTiernan y Renny Harlin entre sus visionados de Bourne y Matrix, al prescindir del trasfondo político, las aristas del carismático detective o de su sagaz y ácido humor. Aunque sin duda hay que reconocerle sus forzados intentos por complacer al fan del Die Hard clásico por medio de un cúmulo de guiños a sus predecesoras que quedan disueltos en un compendio del blockbuster más abrupto y falto de ideas. Olvidable este “Yipee Ki-yai, motherfucker” tan paternal.
Frases destacadas:
John McClane: “Yipee Ki-Yai, hijo de puta”
John McClane: “¿Necesitas un abrazo?
Jack McClane: “No somos muy de abrazos en nuestra familia”
John: “Es verdad”
John McClane: “Son mis putas vacaciones”
¡Mírate a ver si no le das tralla! No vi la cuarta, y esta pues…
Veremos qué hacen con la sexta…
Pues Willis no creo que tenga tanta necesidad de pasta para ir tirando la saga a la basura. Qué le costaría negarse a seguir hasta que no haya un buen guión? El salto de la 3 a la 4 fue brutal, y si esta es aún peor, apaga y vámonos…
Increíble, la fui a ver con las noticias de que volvían al espíritu de las primeras, con menos censura…. para esto. Cuando sales del cine y dices me gusto mas la cuarta, malo malo.
Lo mejor es ver una película con la mirada «limpia». Sin prejuicios y dejarse sorprender, aunque sea difícil hoy en día.
Por desgracia el espíritu de la primera trilogía ha muerto. Como comento en la reseña, hay que tener en cuenta que cada película es deudora del tiempo en el que se realiza, pero en el caso de esta quinta entrega no es suficiente.