La cuadratura del círculo que propone Wan en esta nueva entrega de la franquicia resulta de lo más artificiosa y previsible.
Valak cabalga de nuevo
Hay series de televisión que poseen una factura totalmente cinematográfica, es más, hacen claras referencias a clásicos del cine de terror, nos estamos refiriendo a “American Horror Story”; y luego tenemos largometrajes que se convierten en franquicias con tantas partes que comienzan a parecer series de televisión, como es el caso de la saga creada por James Wan con “Expediente Warren:The Conjuring”. El espectador con “La monja” conocerá el origen de Valak, el espíritu que reside en “Annabelle”, que vimos como entró en la muñeca “Annabelle Creation”, y que finalmente llegó a Londres en “Expediente Warren: el caso Enfield”. Wan y Gary Dauberman, guionista de la revisitación de “IT”, empiezan a cuadrar todo este universo grabando e introduciendo nuevas escenas con los personajes de los episodios previos de la franquicia. El resultado es de lo más inorgánico e impostado. Eso sí, al finalizar el visionado queda claro que las aventuras de Valak duran en el tiempo, y que a este espíritu maligno le encanta viajar más que a Willie Fog.
Esta vez nos ofrecen un viaje en el tiempo, concretamente hasta 1952 para que podamos conocer el origen de todas estas aventuras paranormales. Una joven monja de clausura de una abadía de Rumanía se quita la vida. Para investigar lo sucedido, el Vaticano envía al Padre Burke, experto en enfrentarse a las fuerzas del mal, y a una joven novicia a punto de tomar sus votos. Juntos descubrirán el profano secreto de la orden. De tal forma que la abadía se convierte en un auténtico campo de batalla religioso donde la fuerza maléfica luchará con todas sus fuerzas por salir de los muros que la contienen. Para impedírselo, el padre Burke y la novicia Irene le harán frente con toda su alma y fe.
Dios termina aquí, tenga fe hermana
Para nada. Lejos de terminar aquí estas aventuras, el desarrollo argumental pone de manifiesto que habrá más capítulos, otra cosa es que acaben siendo interesantes o relevantes. En el caso que nos ocupa, daba igual conocer el origen de Valak y cómo llega a nuestro plano existencial. “La monja” es el segundo largometraje del realizador Corin Hardy. Firma una cinta que sigue los preceptos góticos al pie de la letra, situándose en las antípodas de la narrativa creada por Wan en “Insidious” y que comenzó a virar en “Expediente Warren:The Conjuring”. Estamos ante un largometraje de humo, efectos especiales digitales, donde los efectos de sonido y la banda sonora totalmente barroca se apodera de la narración y marca el tempo al espectador de una manera férrea.
Lo bueno, es que no aburre porque está llena de acción, pero en el lado opuesto de la balanza encontramos un guion previsible, que el espectador sabrá perfectamente por donde discurrirá. En el marco referencial con el que trabaja Hardy propone al espectador un viaje por los grandes clásicos del género de terror, así que podrá encontrar títulos como “El exorcista” (William Friedkin, 1973), “La profecía” (Richard Donner, 1976), de la toman para inspirarse el tema central Ave Satani firmado por el gran compositor Jerry Goldsmith o “Drácula” (Francis Ford Coppola, 1992).
Las desventuras de esta “La monja” se dejan ver, mejor acudir a las salas sin grandes aspiraciones. Este universo deja de ser inquietante para convertirse en uno absolutamente previsible que no pasará a la historia del séptimo arte.
Frases destacadas
- Lorraine Warren: “El demonio de tu cuadro es real”
- Padre Burke: “Toda decisión del Vaticano tiene un propósito”
- Frenchie: “Todo el mundo en el pueblo hace como su la Abadía hace como si no hubiera existido”
- Hermana Irene: “Va a investigar si el suelo de la Abadía sigue siendo sagrado”
- Frenchie: “Creo que estar aquí es un error”
- Daniel: “¡Ayúdeme Padre!”
- Camarero de The Black Bear: “Creo que va a encontrar dos cadáveres más”
- Hermana Oana: “Sentimos aún su presencia. Es la más devota de todas”
- Hermana Oana: “Es tarde padre, la hermana Irene está perdida”
- Hermana Ruth: “Pase lo que pase, no pare de rezar”
- Padre Burke: “No es momento de rezar, es momento de pasar a la acción”