El cómic escrito por Fabien Nury cobra vida en esta disparatada comedia protagonizada por un reparto de ensueño.
Aunque la trayectoria de Armando Ianucci sea, a nivel cinematográfico, breve, el realizador ha sabido hacerse un hueco en la televisión gracias a su afilado sentido del humor y su satírica visión de la política; obras como «Veep« o «The Thick of It« son una clara muestra de ello. El director y guionista de «In the loop» (2009) se embarca en la adaptación cinematográfica de una obra francesa reciente que, a pesar de no ser perfecta, es una lectura la mar de estimulante para todo aquel a quien no le preocupe la fidelidad histórica. Desgraciadamente, la película de Ianucci hereda los mismos defectos que ya poseía el material original.
La noche del 2 de marzo de 1953 murió un hombre. Ese hombre es Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS. Y si juegas tus cartas bien, el puesto ahora puede ser tuyo. Una sátira sobre los días previos al funeral del padre de la nación. Dos jornadas de duras peleas por el poder absoluto a través de manipulaciones, lujurias y traiciones.
Algo huele a podrido en Moscú
Como bien apunta su sinopsis, «La muerte de Stalin» puede suponer todo un caramelo para todo aquel espectador deseoso de ver, en forma de sátira, lo bajo que puede llegar a caer el ser humano cuando la ambición y la codicia nublan su juicio. Algo que sí hace muy bien Armando Ianucci nada más comenzar el film, es meternos en contexto con rapidez; no sólo la primera secuencia de la película nos ayuda a hacernos una idea de lo temeroso que es el pueblo de su gobernante (debido a una lista negra a la que se iban sumando nombres a placer), sino también a amoldarnos al tono disparatado al que dan pie muchos momentos incómodos de la película y más de una frase irreverente. Todo el metraje se guía en base a las conspiraciones que traman sus protagonistas, todos ellos miembros de la cúpula de confianza de Stalin, y los cuales no ven el fallecimiento de su líder como una tragedia, sino como una oportunidad de llevarse un trozo del pastel.
Desgraciadamente, la fórmula que nos propone su guión acaba agotándose en cuanto supera su primera hora. La interacción entre sus personajes pierde fuelle y parece que las mejores ideas se han utilizado demasiado pronto. A pesar de que la irrupción sorpresa del personaje de Georgy Zhukov (interpretado por un estupendo Jason Isaacs) supone un leve soplo de aire fresco en la trama debido a su visión reaccionaria y alarmista de la situación, no es suficiente para disimular las carencias del guión por conseguir mantener el tono desenfadado del que hacía gala en un principio. Las estrategias llevadas a cabo por sus personajes son cada vez menos sutiles e ingeniosas y eso repercute negativamente en el ritmo del metraje.
A pesar de sus carencias narrativas, el amplio reparto de «La muerte de Stalin« es una excusa más que suficiente como para acercarse a ella y darle una oportunidad. Steve Buscemi nos regala su mejor papel en años dando vida a Nikita Khrushchev; al igual que Simon Russell Beale, quien da vida a Lavrenti Beria, dirigente por aquel entonces del servicio secreto de la Unión Soviética y quizás el personaje más importante de la película. Incluso los responsables de encarnar los papeles menos relevantes como Paddy Considine (encargado de protagonizar la primera secuencia de la cinta) o Andrea Riseborough, la cual da vida a la cara más emocional de todo el conflicto que acontece en pantalla, se encuentran en plena forma y disfrutan del ambiente desenfadado y autoconsciente que desprende el film.
«La muerte de Stalin» es una buena muestra de cómo orquestar un reparto coral y conseguir que el rigor histórico importe más bien poco si con ello se consigue divertir al espectador. Una lástima que no sepa aprovechar del todo su potencial, ya que podríamos estar ante la gran comedia del año.
Frases destacadas de «La muerte de Stalin»:
- Georgy Zhukov: Right, what’s a war hero got to do to get some lubrication around here?
- Lavrentiy Beria: Have a long sleep, old man. I’ll take it from here.
- Vasily Stalin: I know the drill. Smile, shake hands and try not to call them cunts.
- Kaganovich: How can you run and plot at the same time?
- Nikita Khrushchev: This is how people get killed, when your story don’t fit.