Cinta que relata el cautiverio de José Mujica y dos compañeros durante 12 años por parte de la dictadura uruguaya
Basada en hechos reales, «La noche de 12 años», la última película de Álvaro Brechner tras «Kaplan», nos presenta uno de los episodios más turbios del Uruguay de la segunda mitad del siglo XX. Lo hace sumergiendo al espectador en la psique de tres personajes que viven las penalidades y miserias de un régimen militar que decide castigar su comportamiento revolucionario mediante el cautiverio y la tortura. En 1973, Mauricio Rosencof (Chino Darín), Eleuterio Fernández (Alfonso Tort) y José Mujica (Antonio De La Torre), presos de la dictadura, salen de una prisión convencional para ser apartados del resto de reclusos. Los confieren en celdas individuales en un lugar que desconocen, donde les privan la palabra, impidiendo que hablen tanto entre ellos como con los funcionarios que abusan y aturden constantemente sus cuerpos y sus sentidos. Un martirio que busca privarles de horas de sueño, de la capacidad de hacer sus necesidades más básicas y cuyo objetivo final es provocar una locura que funcione como una pena más dolorosa y cruel que la propia muerte. Algo que se prolonga durante 12 años y que les lleva a ser transportados cada cierto tiempo a nuevos confinamientos, cada vez más humillantes e inhumanos, sintiendo ciertos altibajos en su pobre estabilidad emocional durante tan largo periodo de tiempo.
El filme, lejos de sugerir algún complicado entremado político o abrazar en algún momento el thriller, decide sustentarse sobre el drama carcelario. No serán abundantes los flashbacks, sino que más bien estarán introducidos con cuentagotas y cuando la narración obligue a rememorar esos recuerdos. Así pues, también viviremos escenas de lo más interesantes como esa mezcla entre flashback y ensoñación que vive Mujica debido al delirio mental que sufre por culpa de una psicosis aguda provocada por las nefastas condiciones que en las que vive. También los anhelos de Eleuterio quien imagina una escapada con su enamorada, escenas muy bellas que beben un tanto del estilo ampuloso del Terrence Malick reciente que resultan bien integradas dentro de la exploración psicológica del personaje. También experimentaremos durante estos 12 años la imperiosa búsqueda de los personajes por abstraerse y conseguir comunicarse. Como vemos en el rudimentario lenguaje que innovan dos de ellos en sus celdas para hablar sin ser descubiertos o la necesidad de comunicarse con los militares aunque sea para ayudarles en sus problemas amorosos con tal de dejar de escucharles confusear entre ellos. O incluso el desarrollo de la historia política de Uruguay desde el desconocimiento de los protagonistas, quienes se sorprenden ante los cambios que experimenta su situación penitenciaria sin saber qué ocurre exactamente fuera.
Por último, el filme también funciona a la hora de desarrollar emocionalemente a sus personajes desde una perpectiva familiar, consiguiendo retazos de veracidad muy humana en sus escasos encuentros con sus familiares, sabiendo usar el guion las elipsis temporales con eficacia y explorando con acierto los altibajos de estas relaciones. A su vez refleja los claroscuros del trío protagónico a raíz de su estado y su frágil estado físico y de salud, mostrando sin tapujos tanto lo mejor como lo peor de ellos, asentándose en la historia real y alejándose de ensalzamientos políticos a mayor gloria de José Mujica, quien fue presidente de Uruguay entre los años 2010 y 2015.
Frases destacadas:
- «Derrotado es cuando agachas las manos»
- «Fusilarlo sería más humano»
- «Yo asumo mi culpa»
- «Eres la primera mujer que veo en años»