El debut cinematográfico de Lucie Borleteau, «La odisea de Alice» es una introspección en el lo más profundo e íntimo del deseo femenino, una ruta por los senderos del amor.
Alice es una mujer fuerte e independiente. Es la segunda oficial de máquinas en el Fidelio, un barco francés que va hacia Gibraltar. Pese a tener un atractivo novio en tierra, Alice siente como su interior se remueve al cruzarse cara a cara con Gaël, su capitán y amor de juventud. Aunque la chica quiera resistirse a sus tentaciones, sucumbirá a ellas, arrastrada por una pasión incontrolable y las palabras tiernas y amorosas de Gaël.
Una mujer en un mundo de hombres
Lucie Borleteau nos presenta en su ópera prima un personaje femenino que dista de ser arquetípico. Alice es la segunda oficial de máquinas de un buque de carga y descarga. Un trabajo duro que requiere fuerza, destreza y habilidad mental. Sin embargo, que lleve a cabo estas tareas tan duras no la convierte en una «marimacho». Alice es una mujer con un lado más «femenino», que seduce y le gusta ser deseada y que tanto lleva un vestido de gala como el mono de mecánico. Borleteau dibuja una mujer que no pertenece a un rol de género en concreto, y escapa constantemente de ellos configurándose como una persona libre e independiente. Y puede que esta sea la razón por la cuál, a algunos espectadores el carácter de la mujer les parezca extraño y caprichoso. La oficial ama a Felix, pero si se le cruza por delante uno que le gusta, no duda en beneficiárselo esa misma noche. Aún y así, ella tiene muy claro sus sentimientos y en cierta medida, tiene control sobre sus decisiones.
Esta mujer tan fuerte que bien podríamos encontrar en cualquier estrado de la sociedad, es situada, por la realizadora, en un mundo que (aún) parece reservado (estrictamente) a los hombres: «Los buques de carga y descarga». Alice es la única tripulante femenina de un barco lleno de testosterona, pero nunca nos parece que sea un bicho raro. Más bien, podríamos considerarla, la mayor parte del tiempo, como una persona más en el equipo. Sólo sus apetitos sexuales la alejan en ciertos momentos del conjunto varonil.
Con ese distanciamiento marcado, la directora nos invita a reflexionar sobre las concepciones culturales y el género. ¿Una mujer sexual y seductora no tiene cabida en un mundo de hombres?
¿Y, por otro lado, cómo son esos hombres que habitan el mismo universo que Alice? Los tripulantes, en su mayoría, son simples bonachones que se limitan a hacer su trabajo y a vivir felices. Entre ellos, se alza y destaca la figura de Gaël, el capitán. Gaël, interpretado de maravilla por Melvil Poupaud, es un hombre roto. Alguien que siente que ha dejado escapar el amor de su vida y debe recuperarlo. Un ser frágil que supone el contrapeso ideal para Alice. Poupaud, a quien recordamos como el transexual Laurence en «Laurence Anyways» (Xavier Dolan, 2012), aporta ese lado más enamoradizo a la pareja compuesta por Melvil y Ariane. A su vez, el personaje posee una pulsión sexual y pasional crucial para entender el desenlace de «La odisea de Alice«. Por el contrario, Felix, el hombre en tierra, es tranquilo y calmado. Su amor por Alice se exterioriza de manera dulce y sana dando al espectador, una agradable impresión de estabilidad y largo plazo. Des de la subjetividad, estamos divididos entre los dos amores, pero, des del prisma objetivo, sabemos que Felix es la decisión correcta.
Entre sexo esporádico y grandes amores
La historia de «La odisea de Alice» se centra en un viaje interior, más que exterior. Vemos como el barco va de puerto en puerto y sus tripulantes pasan muchas horas juntos, divirtiéndose. Sin embargo, este trayecto es algo vacío, no tiene enjundia. El viaje interior es el que nos interesa de verdad, el que Alice emprende al subir al Fidelio y terminar al desembarcar. Cuando se enrola, Alice es una mujer con novio, que cree llevar un estilo de vida que puede controlar. Sin embargo, al encontrarse con Gaël y enfrentarse a su pasado se da cuenta que puede que eso de tener un hombre en cada puerto no sea compatible con su relación seria con Felix. La cinta es un viaje hacia el entendimiento, una ruta en la cuál muchos de sus acompañantes, como Gaël, salen mal parados. Alice daña y hiere por su manera superficial de concebir las relaciones carnales. No obstante, son pasos que debe llevar a cabo para descubrir las verdades del amor y hallar su importancia.
En «La odisea de Alice«, Borleteau, expone y explora el deseo sexual femenino y las dudas relacionadas con el amor de una manera realista, temeraria y valiente. La directora no escatima en gravar numerosas escenas sexuales en las que vemos disfrutar a Alice en compañía de un hombre. A su vez, la realizadora nos brinda unas cuantas secuencias dialogadas que nos demuestran, gracias a unas pocas frases muy bien escritas, que Alice se tambalea y debate entre el amor verdadero y aquello más frívolo y trivial. En definitiva, Borleteau muestra sin tapujos, qué pasa por la mente y el cuerpo de esta joven y como dos términos tan vitales en el ser humano como son el sexo y el amor, son enfrentados por una persona de carne y hueso, alguien que no sigue un rol de género estandardizado.
«La odisea de Alice» fue nominada al César como mejor ópera prima (el año que ganó Les Combattants (Thomas Cailley, 2014)) y su protagonista, Ariane Labed, obtuvo una nominación como mejor actriz debutante. Esperad, ¿Labed debutante? ¡Ya la habíamos visto en los últimos filmes de Yorgos Lanthimos y también en «Antes del Anochecer» (Richard Linklater, 2013)! Sea como fuere, interpreta a Alice de forma sólida, encarnado esa mujer fuerte, independiente y pasional que despierta deseo y admiración. Su personaje es lo mejor de una cinta que aunque quiere ir por diferentes lares (el misterio del tripulante muerto en el navío es una subtrama fácilmente eludible), encuentra su amarre y punto fuerte en la compleja psicología de Alice y en la valiente y total exposición de los deseos más íntimos de la segunda oficial de máquinas.
Frases destacadas de «La odisea de Alice»
- Gaël: «¿No te parece raro que nos encontremos navegando juntos?»
- Gaël: «He decidido amar solo a una mujer. No es fácil, pero lo estoy intentando».
- Alice: «Mi hombre ideal es mi amigo, pero también quiero que sea mi amante, mi bandido, mi hermano, mi enfermero, mi paciente, mi sol…»
- Gaël: «Vamos, que lo quieres todo».
- Alice: «Sí, exacto. Para mí esa es la definición de amor, todo».
- Tripulación: (cantando y refiriéndose a Alice) «Dora, la exploradora. A los hombres, adora».
- Alice: «Me encanta besarte».
- Gaël: «No. Te encanta como nos besamos. Pienso en ti cada noche».
- Alice: «Yo pienso en Felix. Cuando te dejé, pensé en ti durante años. Ahora me da igual. Adoro besarte».
- Alice: «Nunca seré una persona normal».
- Felix: «Alice, eres la primera mujer que no me pregunta lo que quiero hacer de verdad.»
- Alice: «Siempre te voy a dar menos».
- Felix: «¿Y si menos es más? Cuando nos veamos, nos veremos. Será valioso. Momentos especiales.»
- Gaël: «Tus infidelidades son dulces».
- Alice: «Tengo miedo de perderlo todo».
- Gaël: «Yo siempre te querré, Alice».
- Alice: «Antes pensaba que en la vida solo se tiene un gran amor. Creía que era él [Gaël], que había perdido el tren. Pero ahora mi gran amor eres tú.»
- Felix: «Los sentimientos cambian todo el tiempo».