Testimonio filmado de la libre adaptación teatral de la pasión de cristo que transcurre por las calles de Port Talbot para lucimiento de Michael Sheen.
En la Semana Santa de 2011, el actor de teatro y cine Michael Sheen (que podemos ver en la actualidad en la elogiada “Masters of Sex”) sorprendió a Port Talbot, ciudad natal de sus padres, interpretando una moderna y libre adaptación de la Pasión de Cristo en la calle y donde sus habitantes hacían a la vez de espectadores y actores, una original forma de romper la cuarta pared teatral. El ilustrador, fotógrafo, diseñador gráfico, artista de cómic, músico y director de cine David McKean (todo un hombre del renacimiento contemporáneo), inmortalizó el momento y, junto al posterior rodaje de escenas extra, plasmó un interesante retrato de la obra teatral. En “La pasión de Port Talbot”, Michael Sheen interpreta al Maestro, un hombre desencantado de la vida que se retira al campo 40 días para meditar. Mientras, Port Talbot, su ciudad natal, esta sumida en un regimiento totalitario falsamente disfrazado de democracia a su vez controlado por la UCI, una oscura empresa que se dedica a explotar los recursos de la ciudad. El Maestro volverá a Port Talbot para intentar salvarla y unir a su pueblo en una insurrección. Pronto la UCI querrá eliminar al nombrado líder para acabar con el problema.
Un buen montaje
Como ocurre en la reciente “Todos los caminos de Dios” (Gemma Ferraté, 2014), “La pasión de Port Talbot” se apoyan en una historia bíblica tan conocida como es la Pasión de Cristo para tratar, mediante un lenguaje más poético que narrativo, temas muy diversos. Desde la importancia de los recuerdos y la búsqueda del Yo a la democracia en la actualidad y la influencia de las grandes empresas en el gobierno. Todo contado con un lenguaje bastante abstracto que muchas veces es difícil de seguir y hace que la película pueda resultar algo farragosa y pedante.
Al tratarse del rodaje de una obra teatral al aire libre, las cámaras están dispuestas aquí y allá para cubrir todos los ángulos posibles. De este modo, el estilo se aleja de lo cinematográfico y se asemeja más a un programa de variedades de televisión. Además, este estilo contrasta con un estilo mucho más cuidado en los insertos grabados posteriormente no solo en cuanto a la posición de las cámaras, sino también a la luz, color y ritmo. Los tiempos se pierden y entorpece la fluidez de la película.
Sin embargo, pese al misceláneo de escenas rodadas, McKean da toda una lección de montaje por su sintaxis fílmica. Aplica el efecto Kuleshov a la perfección mediante una sucesión de planos con el fin de contar una idea que cada plano por si solo no puede explicar. El documentarista Peter Baylis dijo: “Estoy convencido de que con media docena de planos distintos por su naturaleza y por su tema se pueden hacer una serie de combinaciones perfectamente coherente”. McKean parece aceptar el reto y sale airoso en el intento. Pero es una pena que esta concepción de la película como un pseudo-filme de montaje no vaya acompañado por un cuidado estético. Esto da un cariz de película de montaje muy refrescante, pero tanta experimentación hace que la película peque de arrítmica y densa.
El Maestro: Michael Sheen
Es muy posible que todos conozcamos las dotes interpretativas de Michael Sheen gracias a películas como “La Reina” (Stephen Frears, 2006), “El desafío: Frost contra Nixon” (Ron Howard, 2008) o “The damned united” (Tom Hooper, 2009), pero pocos habrán podido verle actuar en el escenario de un teatro. El director de cine Sam Mendes ha descrito al actor Michael Sheen como “un monstruo del escenario”. Y no es para menos. Gracias a “La pasión de Port Talbot”, todos aquellos que desgraciadamente no vayamos a poder verle encima de unas tablas, podemos disfrutar del Michael Sheen actor de teatro. De hecho, parece que tanto la épica teatral por las calles de Port Talbot como su posterior inmortalización es esta película hayan sido realizadas para el beneplácito y lucimiento del actor, pecando un poco de narcisista por su parte.
Es una pena no poder disfrutar al máximo de su actuación ya que la mayoría del metraje carece de primeros planos, comprensible desde el punto de vista técnico al estar grabando una obra teatral en directo. Afortunadamente, hay insertos rodados posteriormente como el pasaje de los 40 días en el bosque donde podemos disfrutar íntimamente del actor, pero sabe a poco. Si además añadimos la poesía visual y simbolismos sobrecargando la película, la interpretación se diluye. Quizá un filme más equilibrado entre lo narrativo y lo onírico hubiese dado pie a un mayor lucimiento del actor y disfrute por parte del espectador como Scorsese lograse en “La última tentación de Cristo”(1988).
“La pasión de Port Talbot” es una película peculiar. Michael Sheen logra una gran interpretación a pesar de las dificultades que presenta tanto la actuación a pie de calle rodeado por los espectadores como por un guión sobrecargado de metáfora visual que dificulta el disfrute y seguimiento de la trama. El meticuloso montaje es el otro acierto de un filme que debe lidiar con los problemas intrínsecos del tipo de rodaje al que se enfrentan como la fotografía o los cambios de ritmo. Pero parece que poco importa si lo que intentan transmitir nos llega. “La pasión de Port Talbot” no es una película ni buena ni mala, es diferente. Y a veces ver algo diferente se agradece.
Frases destacadas:
- El Maestro: “Quiero llenar los espacios que hay en mí con el sonido de las olas.”
- El Maestro: “Tres sándwiches han alimentado a 5000 personas.”
- El Extraño: “Hasta los muertos tienen recuerdos. Es a lo único a lo que pueden aferrarse.”