Crudo retrato intimista de la ludopatía disfrazado de road movie con un Ben Mendelsohn estelar que brilla por encima de todo lo demás.
Tras “Half Nelson” (2006), una estupenda ópera prima que sirvió de lanzadera para la carrera de su protagonista (Ryan Gosling) donde el tándem formado por Ryan Fleck y Anna Boden nos sumergía en el lado oscuro de la educación y “Sugar: carrera tras un sueño” (2008), donde hacían lo propio en el mundo del béisbol, los directores vuelven al drama, previo paso por la comedia con “Una historia casi divertida” (2010), retratando el lado más duro de la ludopatía en “La última apuesta”.
A modo de road movie, Fleck y Boden nos traen a Gerry (Ben Mendelsohn), un adicto que deambula entre timbas de póquer, casinos y casas de apuestas incrementando la deuda de dinero que tiene con todo el mundo. Una noche, en una de sus habituales partidas de póquer conoce a Curtis (Ryan Reynolds), un joven carismático jugador que, lejos de padecer ludopatía como Gerry, juega para dar rienda suelta a su charlatanería. De aquella noche de juego y borrachera nace una amistad que les conducirá por medio Estados Unidos, de apuesta en apuesta, intentando reunir el dinero suficiente para llegar a un campeonato en Nueva Orleans.
Apostando al caballo ganador
“La última apuesta” esta muy bien estructurada. Una correcta introducción de los personajes da paso a un largo viaje de los protagonistas empleado como hilo conductor del proceso de descubrimiento de cómo son realmente, más allá de las apariencias iniciales. Un viaje hacia el conocimiento de una enfermedad tan común como obviada y llena de tabúes como es la ludopatía. Salvando las distancias, “La última apuesta” recuerda a “Apocalipsis Now” (Francis Ford Coppola, 1979) en este desarrollo. En su viaje a Nueva Orleans, Curtis va adentrándose en el oscuro mundo de su enfermedad y la incongruencia como si de la jungla vietnamita se tratase hasta descubrir como es realmente Gerry, el coronel Kurtz (Marlon Brando) de este filme. En este viaje, la película mantiene un tono sostenido durante toda el metraje. Un ritmo perfecto tanto para generar suspense respecto a saber si llegarán a Nueva Orleans con el dinero que necesitan, como para ir descubriendo poco a poco la compleja y rica psicología de los personajes.
A pesar de asistir a varias partidas de póquer, el tema central de “La última apuesta” no es este famoso juego como en “Rounders” (John Dahl, 1998), ni tiene tanto glamour como en “Casino Royale” (Martin Campbell, 2006). Fleck y Boden se valen de las partidas de póquer, apuestas y borracheras en bares de mala muerte para describirnos la desgarradora historia de un adicto al juego que no tiene límite ni freno. A caballo entre la pena y el patetismo, vemos como Gerry es incapaz de ponerle fin y nos hacemos partícipes de la impotencia y frustración que genera en los que le rodean. Todo ello rodado de manera muy intimista y realista aunque algunas situaciones puedan parecer exageradas por lo inusual de las mismas, pero por desgracia son así.
Los directores realizan un trabajo formidable tanto en la atmosfera que le confieren al filme, el cuidado desarrollo de los personajes y el ritmo pausado pero mantenido. Sin embargo, el buen resultado obtenido hubiese sido imposible sin el exquisito trabajo que hace Ben Mendelsohn interpretando a Gerry. Con desgarbo y mirada perdida, Mendelsohn dota de fuerza y realismo a un personaje totalmente acabado. Sin objetivos en la vida más que apostar sobre cualquier cosa que se le presente, es en esos momentos donde se le ve en su salsa y un brillo en su mirada le da la vida que le falta. Una actuación basada en pequeños detalles que infieren realismo y credibilidad al personaje sin caer en la facilona exageración que acabaría destrozando el tono de la película. Está increíble. Por desgracia, Mendelsohn suele interpretar papeles de reparto, pasando a engrosar la larga lista de actores de primera acostumbrados a ocupar un segundo plano como John Goodman, Ernest Borgnine, Alan Rickman o John Turturro. Aunque tales talentos acaban enriqueciendo a las películas donde aparecen, gracias a oportunidades como esta o “Animal Kingdom” (David Michôd, 2010) en el caso de Mendelsohn, podemos verles en todo su esplendor reclamando el trono que merecen.
Como compañero de andanzas tenemos a la antítesis tanto de Gerry como de Mendelsohn. Ryan Reynolds, acostumbrado a interpretar papeles protagonistas en películas más comerciales como la reciente “Deadpool” (Tim Miller, 2016), pasa a un segundo plano interpretando al carismático Curtis, todo lo que Gerry no es. A Reynolds, que siempre a demostrado ser un actor con mucho carisma, el papel le viene como anillo al dedo y se convierte en un estupendo cuentacuentos, plagando el filme de monólogos sobre sus vivencias e historias con un tono, frescura y ritmo que recuerda a las películas de Tarantino. Pero detrás de tanta fachada, Reynolds nos demuestra que es algo más que una cara bonita y nos brinda un buena interpretación de un hombre atrapado en sus historia que huye tanto de sus responsabilidades como de su propia vida.
Repetición de la jugada
Podríamos enmarcar “La última apuesta” dentro de la corriente de cine independiente americano. De este tipo de cine esperamos una libertad de contenido y forma que el comercial no tiene, pues no necesita cumplir unos objetivos de recaudación. Tratar un tema tan delicado como la ludopatía de una forma tan realista como lo hacen Fleck y Boden encajan en la definición de libertad de contenido. Sin embargo, en la forma de contarlo: la fotografía, montaje, cámara en mano, primeros planos… pese a no ser lo habitual en el cine comercial, está empezando a ser demasiado repetitivo tanto en el independiente americano como en mucho del europeo. Pese a que en “La última apuesta” encaja perfectamente con la temática, se hecha en falta una forma diferente, innovadora, arriesgada y refrescante.
Aunque una forma de contar la historia diferente hubiese convertido a “La última apuesta” en una película para recordar, Fleck y Boden nos traen una visión muy realista de la ludopatía, contada de forma intimista, austera y respetuosa. Ben Mendelsohn sobresale en un papel ideal para el lucimiento y que no desaprovecha, incluso le da más profundidad y verosimilitud. Ryan Reynolds merece también una mención especial por su papel impecable. No pasara a la historia y pronto se olvidará, pero “La última apuesta” es una película muy recomendable.
Frases destacadas:
- Gerry: “Te has dejado el cuchillo, ¡idiota!”.
- Gerry: “¿Nunca te pareció curioso que me cambiaras por Gary? Ya sabes Gerry, Gary…”
- Gerry: “Esta mañana mi exesposa me pescó robándole del cajón de las medias. No es la primera vez.”