Mar. Mar 19th, 2024

La vida de Adèle narra la historia de la pequeña Adèle, y el redescubrimiento de su sexualidad de la mano de una joven con los cabellos teñidos de azul.

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La ganadora de la palma de oro en el pasado festival de Cannes y del gran premio a la mejor película del año que entrega la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI), llega este viernes 25 a nuestras pantallas.

La vida de Adèle es dirigida por Abdel Kechiche, de origen argelino, y ha generado una enorme polémica y controversia en Francia, debido a la aprobación, el pasado abril, del matrimonio homosexual y por las escenas de sexo lésbico altamente explícitas.Pero lejos de ser una cinta reivindicativa o sectorial, lo que la película desea es mostrarnos el amor en todo su esplendor, por encima de la edad, el género o la condición, todo ello pierde importancia cuando el destino de dos personas se cruza inseparablemente.

Blue is the Warmest Color, escrita por Julie Maroh, es el nombre original de la novela gráfica francesa sobre la que se inspira la película, y fue publicada en marzo de 2010. En Estados Unidos el film se ha estrenado bajo ese nombre.

Encuentros fortuitos

La película cuenta la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos), una joven colegiala que se encuentra perdida y desorientada, pero quizás no del mismo modo que el resto de las adolescentes a su edad. El patrón de conducta parece sencillo: chica conoce a chico, quedan, se divierten, más adelante, si las cosas van bien, pasan a una mayor intimidad, se acaban enamorando y son felices juntos. Pero ¿Y si no sucede así? ¿Y si esos sentimiento y esa pasión no florecen? Entonces es cuando te sientes aún más perdida, más excluida, más incomprendida… más sola; y en esa soledad te vas hundiendo hasta ahogarte.

Pero en ese momento es cuando llega Emma (Léa Seydoux), una atractiva chica de cabello azul, y salva a nuestra protagonista del naufragio. Su seguridad en sí misma y su derroche de sensualidad cautivan a la dulce e inocente Adèle. Ella, sólo ella, consigue llenar ese vacío, romper la monotonía y la desidia de su vida. Pinta de azul sus días blanquecinos.

Azul es el color más cálido

Un cruce de miradas atravesando una calle, una noche en un bar, una sencilla conversación, una sutil conexión, así inicia todo. Desde su primer encuentro la vida de ambas pasará a ser una sola, esa necesidad física de sentir el cuerpo de la otra cerca del suyo las corroe. El sexo es concebido con una ternura y pasión casi indescriptibles, los cuerpos entremezclados se funden para crear un sólo ser.

La pureza del amor

El ardor y la fogosidad entre las sabanas se trasmite con tiernas e ingenuas miradas en la mesa. Esa complicidad y pasión únicas se unen para mostrarnos el amor en su estado más puro, sus caricias logran atravesar la gran pantalla. Cada fotograma es simplemente belleza. Es, quizás, la historia de amor entre dos mujeres más hermosa que se haya rodado jamás.

La vida discurre y fluye ante nuestros ojos. Nada es forzado o premeditado en el metraje, todo surge espontaneo y natural, es una oda a la vida. Las inseguridades y miedos que rodean a Adèle pasan a ser nuestros, esa incomprensión que muchas veces domina su alma nos inquieta del mismo modo. La felicidad, la angustia, la ansiedad, la tristeza, todas las etapas de su vida, esas que la van construyendo como persona, son narradas con una delicadeza y soberbia inigualables.

Adèle

Adèle. La dulce e inocente niña se va convirtiendo en mujer. La vemos cambiar, evolucionar, pero no como meros espectadores, no, crecemos con ella, aprendemos de sus errores, caemos y sobre todo, conseguimos levantarnos. No es una historia ajena a nosotros, es nuestra propia historia, el aprendizaje y superación que todos debemos afrontar.La personalidad traviesa y los rasgos infantiles de Adèle se compaginan con la sensatez y madurez de Emma. Su razón de ser es ella, su mechones azules lo único capaz de aportar estabilidad y equilibrio a su corazón. Es su razón para continuar e, incluso, para vivir.

Pequeñas estrellas

Abdel Kechiche ahonda y reflexiona de forma magistral en las dos protagonistas, en sus sentimientos y deseos. Sus identidades se van diluyendo y difuminando hasta ser una sola. La aptitud del director para conmovernos y maravillarnos es magistral, las emociones están a flor de piel durante los 175 minutos del film, donde no sobra nada, cada escena es significativa para poder entender y profundizar en su relación.

Con la revelación como actriz de Adèle Exarchopoulos, de tan solo 19 años, la grabación adopta un matiz profundo y realista. Su actuación nos atrapa y enamora a partes iguales. Sensualidad e inocencia se funden en la joven artista, que muestra toda su autenticidad y talento en la cinta. La capacidad de la actriz para interpretar un personaje tan complejo y profundo y, sobre todo, para mostrarnos de forma tan fidedigna su evolución, la definen como una gran promesa.

Tampoco debemos olvidarnos de Léa Seydoux, quien aporta el toque de calma y serenidad. Magnífica también en su papel, representa la parte artística, la creación y la búsqueda de la belleza a través del arte. Ella es la madurez, la sensatez, la que ayuda a Adèle a conocerse y aceptarse.

Por todo ello, La vida de Adèle, se convierte en una obra imprescindible. No a todos nos producirá la misma sensación pero, lo que es seguro, es que no dejará indiferente a ninguno.

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9 comentarios en «La vida de Adèle»
  1. Pues sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… Mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance. Las propias lesbianas somos tan críticas con esta película precisamente porque nos vemos reducidas a una fantasía absurda de un hombre heterosexual, posturas ridículas y una actitud como de “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo”. Teniendo una historia tan maravillosa como la que tenía, con un temazo a desarrollar, un punto de partida estupendo en la obra original para trabajarlo y unas actrices entregadas y convincentes para darle vida, Kechiche ha malgastado sus 180 minutos de película en tijeras y cunnilingus. A “La Vida de Adèle” le falta verdad y le sobran erecciones. En su cómic, Julie Maroh quiere dar visibilidad a las dificultades con las que se encuentra un adolescente durante el proceso de aceptación de su diversidad sexual, además de presentar una historia de amor excelente, bien cuidada, respetuosa, estética. Pero la prioridad de Abdellatif Kechiche ha sido ejercer de dictador. Él quería sostener la lupa como un voyeur dándose el lujo de exigir todas sus fantasías desde el lugar más privilegiado. No nos extrañe pues que Maroh haya denominado a esta película “pornografía para mentes masculinas”.
    Y conste que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado, como por ejemplo sucede en el cómic. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica. Podía haber sido una escena de sexo rodada con respeto, buen gusto, erotismo y sensibilidad y no quedarse en el puro morbo de un director tiránico que parece regodearse en las tijeras y el cunnilingus mientras filma para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como otra cosa. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual y obsesivo.
    Por ejemplo, una película como Nymphomaniac es bastante más honesta que ésta en cuanto a propósitos y objetivos, ya que no miente al presentarse a sí misma: “FORGET LOVE” es su frase de presentación y en ningún momento reniega de sus escenas pornográficas o de sexo explícito. Pero Kechiche hace todo lo contrario, muy hipócritamente: rueda escenas claramente pornográficas y de bastante mal gusto y nos las quiere hacer tragar no sólo como necesarias sino como demostración de la pasión más auténtica. Pues por eso yo no paso, lo siento mucho, no quiero que se me tome por idiota. Lo que ha rodado este hombre es porno, se ha recreado en él y en las actrices y ha querido hacerlo así para llenar más salas, crear más audiencia y alimentar más morbo (sobre todo el masculino).
    Si habéis leído el cómic (que os recomiendo para que veais por vosotras mismas la diferencia), comprobaréis que las escenas de sexo no tienen nada que ver. Son explícitas, sí, pero no se recrean injustificadamente ni ofrecen morbo gratuito no resultan tópicas o insultantes. Son naturales, sugerentes y estéticas. En la película no veo más que tetas bamboleantes y posturas ridículas propias de un vídeo de Youporn.

  2. He de reconocer que yo he leído el cómic, y creo que es profundamente más romántico que la película. La película adapta el cómic con acierto hasta que Emma se quita el color azul del pelo, es como si arrancara un nuevo film. A difernecia de otros miembros de la redacción, hablo en mi nombre, creo que ha sido excesivo la acogida del film. No es para tanto. Tampoco creo que su director queiera satisfacer sus necesidades, está todo rodado muy a lo Michael Winterbotton en plan ‘Nine Songs’, film que desconozco si has visto. En caso negativo te la recomendamos. En ella también hay sexo explícito. Todavía no he podido visionar ‘Nymphomaniac’ pero creo que deben andar en la misma onda.
    Comparto contigo que el director ha destrozado el mensaje final de la novela gráfica, es más le da otro sentido, y es lo que hay cuando se venden los derechos y alguien lo adapta, lo ha hecho demasiado suyo.

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