Mar. Mar 19th, 2024

Quinto largometraje de ficción de Jonás Trueba donde demuestra su madurez formal y narrativa en una de sus cintas más completas

Como si fuera una especie de Éric Rohmer pero mucho más liviano, Jonás Trueba sabe jugar tanto con el carácter de sus elaborados personajes como la función que desempeñan dependiendo de las estaciones del año donde se encuentren. Si en «Todas las canciones hablan de mí», excelente debut del joven cineasta, ya se valía de esta transición estacional, el resto de su filmografía ha seguido esa estela. «Los exiliados románticos», única de sus películas alejada de Madrid, se construía como una road movie nada al uso durante el periodo vacacional de sus protagonistas. Sin embargo, «La reconquista», su filme más emocional,  fraccionada en dos mitades muy diferenciadas, empezaba en invierno para llevarnos finalmente a la primavera. Con «La virgen de agosto», como su título bien indica, regresamos al calor, sin vías de escape de Madrid, deambulando por una ciudad vaciada donde solo quedan las verbenas características de la primera quincena de un mes agotador para cualquier madrileño obligado a permanecer en la capital.

El Madrid bohemio

Una de las muchas cualidades de Jonás Trueba es el magnífico reflejo que sabe transmitir de la ciudad de Madrid. Es viendo sus películas que los enamorados de la capital nos sentimos reflejados ante un espejo que nos recuerda lo hermosas que son las calles de la Latina, las vistillas, el templo de Debod y tantos lugares, tan emblemáticos como en ocasiones ocultos, y que tantas veces hemos admirado en nuestra vida cotidiana. Un ambiente bohemio que se fusiona a la perfección con el sentir de sus protagonistas, siendo las localizaciones casi como una extensión de sus mismos sentimientos. Reflexión la cual se materializa de manera dialogada en una de las pocas escenas ubicadas fuera del entorno urbano. Momento el cual, nuestra protagonista es consciente de ser la única de los allí presentes nacida en Madrid. Los diferentes personajes piensan la ciudad desde la perspectiva de haber vivido anteriormente en otro lugar y cómo ha sido su proceso de adaptación y posterior acomodamiento. Un hecho muy reconocible en multitud de grupos de amigos y conocidos y en que el autor de estas letras puede incluirse.

El calor y la verbena

Eva, a quien da vida una espléndida Itsaso Arana, coautora junto a Trueba del guion de la cinta, sobrevive durante quince días al calor veraniego. Tras unos títulos de crédito iniciales en rojo y letras blancas, con una música extradiegética que recuerda a cualquier prólogo de las cintas del surcoreano Hong Sang-soo, vivimos día a día las aventuras de esta treintañera. Algo perdida en la vida, abandonando su carrera como actriz y viviendo de prestado en un piso durante esta quincena, decidirá abordar la ciudad con tal de encontrarse a si misma. Por un lado los conocidos que encontrará por casualidad y por otro, su extrovertida personalidad que le llevará a conocer nuevas personas, le ayudarán a sobrellevar un calor agobiante deambulando por las distintas fiestas patronales de los barrios. Todo ello acompañado de su voz en off en según que escenas clave, sobre todo en aquellas que se refieran a su feminidad o sus relaciones sentimentales. El contraste entre la melancolía y pérdida del rumbo se fusionarán con el ritmo de una ciudad y una estación que lejos de antojarse vacía y confusa se vive con jolgorio y verbenas. Entenderá pues Jonás Trueba en última instancia Madrid como una ciudad de oportunidades, que jamás te da de lado y en la que uno puede perderse y encontrar en ella las ganas de volver a reengancharse a la vida. Lo cual se materializa en los últimos compases del filme, en esa irrupción de Agos, a quien da vida un cada vez más crecido Vito Sanz. La tristeza y la amargura, focalizada en ese puente de las vistillas, donde tuvieron que poner unos cristales para evitar suicidios, se ven diluidos por la bondad humana. Por las historias fantasiosas y las leyendas. Por la capacidad de las personas por interactuar unas con otras. La posibilidad de la redención existe en esa oportununidad de cambiar las espectativas vitales de una persona en un solo día. Algo que se antojaba como imposible, como un milagro obrado por una virgen. La virgen de agosto.

Frases destacadas:

«¡Qué calor, vamos a la sombra por favor!»

Tráiler de «La virgen de agosto»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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