Mar. Mar 19th, 2024

Segunda película de Bi Gan tras la sorpresa que supuso «Kaili Blues»

Pocos cineastas han sorprendido de manera tan grata dentro del cine de autor mundial como es Bi Gan. La inmensa «Kaili Blues» (2015) así lo atestigua. Y esta «Largo viaje hacia la noche», no hace sino reafirmarse sobre las bases en la que se sustenta la primera para llevar sus ideas e impresiones sobre la percepeción de la realidad en la materia cinéfila desde un presupuesto más holgado que en el de su ópera prima. Lo hace proponiendo al espectador una experiencia activa, interactiva, acompañándolo en un largo viaje hacia la profundidad de la psique de su personaje, jugando con la partición de los tiempos y dividiéndolos en formatos distintos advirtiéndonos cuando debemos cambiar las normas del juego.
La primera mitad de la cinta se antoja de manera algo críptica, regalándonos estampas de hermosa factura técnica. Un compendio de imágenes intercaladas mediante un montaje muy atractivo. Escenas donde existe la violencia, la decadencia de la China de provincias tan constante en la filmografía china actual. Imágenes que parecen querer narrarnos el regreso de Luo Hongwu a Kaili. Y lo hace en busca de una mujer, un amor pasado, alguien de quien tan solo puede dar un nombre. Cincuenta minutos que parecen alegar en cierta medida a la plasticidad de Wong Kar-Wai, y cuya complejidad que se confunde entre lo real y lo anhelado, así como el deseo y la búsqueda, nos rememoran a la prosa de Juan Rulfo en Pedro Páramo. Todo ello acompañado de un yo poético en off, pero que también se ayuda de testimonios exteriores. Un alegato que anuncía el triunfo de la falta de empatía, y que a su vez presenta una profunda reflexión personal que nos acerca a la psique de su protagonista.

Un viaje a las profundidades del alma humana que no hace sino empezar, o reiniciarse, o cambiar de medio, hacia la mitad del filme. Nuestro protagonista, acude a una sala de cine, donde de pronto se pone unas gafas de visión 3D. En este preciso instante, el público ha de seguir sus pasos, empezando una nueva película esta vez en tres dimensiones. Nos sumergimos en la ventana que supone la pantalla de cine para introducirnos en una visión que, paradójicamente, utiliza herramientas realistas para volcarnos en una situación carente de verosimilitud. Y aquí entra el contraste más compleo y que a la vez dota de sentido a la decisión formal por la que opta la narración. La primera parte, mostrada desde un lenguaje artificioso, parece querer contarnos la realidad real del personaje. Por su parte, esta segunda parte, a la que al 3D le sumamos el uso del plano secuencia (de más de una hora de duración), es decir, dos elementos en favor del realismo, no hacen sino tomarse licencias oníricas. Veáse por ejemplo la escena donde Luo vuela. Es aquí donde nos encontramos que, lo que se muestra de manera a priori más cercana a lo verosimil, lo que nos cuenta es más una aproximación o un sentimiento. No es la cruda realidad de la primera mitad, sino el ansia o el deseo del personaje.

Frases destacadas:

  • «Cuanto menos sepamos, menos tendremos que olvidar»
  • «Zuo va a volver  a Kaili»

Tráiler de «Largo viaje hacia la noche»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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