Cinta que aborda desde los detalles el conocimiento personal, sexual y laboral de una mujer madura
Marcelo Martinessi, realiza con «Las herederas», un ejercicio de estilo que permite vislumbrar desde la exploración de un solo personaje, la realidad social que existe en el lugar en el que se encuentra. Multipremiada en el Festival de Berlín de 2018, llevándose el Premio Especial del Jurado, mejor actriz y el FIPRESCI, esta pequeña cinta desentraña la realidad de diferentes clases sociales en el Paraguay de la actualidad.
El título del filme hace referencia a la actividad de dos mujeres pertenecientes a las clases más altas de su país. Ambas, han vivido holgadamente hasta llegar a un momento donde su herencia ya no alcanza para seguir con este modelo de vida. Una situación que las lleva a vender sus pertenencias más lujosas, e incluso a buscar actividades paralelas en las que poder seguir adelante. Instante el cual las convierte en otro tipo de herederas, ya no de fortunas, sino de la realidad social en la que se encuentran. Así pues, la decrepitud con la que se abren los primeros compases del filme, busca sumergirnos en la decadencia del espacio físico donde se encuentran los personajes, contagiándose sobre el ánimo de sus dos protagonistas, asqueándonos ante el sufrido devenir de estas mujeres venidas a menos. Un apesadumbrado continuar de los acontecimientos que nos llevará a conocer por un lado el aspecto más peliagudo de la feminidad paraguaya, acercándose las presidiarias pero vistas desde los ojos de la distancia, de la clase adinerada que siente inseguridades y temores en tal ambiente. Es a mediados del filme que la protagonista total del filme emprende su propia búsqueda personal, primero desde un ámbito laboral y después sexual, con tal de llegar a conocerse a sí misma. Cabe destacar en este aspecto el papel que juega la actriz Ana Brun a la hora de transmitirnos esta continuada sucesión de incertidumbres que discurren por la psique del rol al que da vida. Y en ello es también de obligada mención el mimo con el que la dirección cuida de presentarnos como real su ardua evolución psicológica.
En última instancia, la cinta se antojará como una metáfora de la sucesiva recepción de estímulos de una mujer en las puertas de la tercera edad que empezará a reflexionar sobre su nueva situación dentro de su clase social, la falsedad reinante en esta, el peligro que existe en la podredumbre moral y, sobre todo, en sus confusos instintos sexuales. El choque entre todo lo que le rodea, la respuesta que se espera de ella y la anulación infeliz de sus deseos, le llevará a un caos psicológico condenándola a la involución y la frustración.
Frases destacadas:
- «¿Es esto lo que querías?»