Mar. Mar 19th, 2024

Eugène Green rescata el alma de la Nouvelle Vague más allá de su estética en esta parábola religiosa que narra un intenso drama familiar.

A principio de los años 60, en Francia, grandes amantes del cine como Godard, Truffaut, Resnais, Chabrol o Rohmer, hartos del clasicismo narrativo del cine de su época, decidieron romper con el lenguaje establecido y explorar nuevas formas y revindicar el trabajo de grandes autores como Hitchcock, Fuller, Dreyer, Renoir, Tati o Bresson. Aquel golpe de rebeldía, conocida como Nouvelle Vague, fue el origen del cine contemporáneo tal y como lo conocemos hoy en día. Si muchos directores han intentado plasmar la estética que resultó de aquella revolución pero sin alma y sin aportar nada nuevo, pocos son los que mantienen viva esa llama de curiosidad experimental que quieran representar sus inquietudes a la vez que amplían la frontera del registro formal cinematográfico. Uno de ellos es Eugène Green.

El realizador francés nacido en Nueva York es un formalista preocupado por la relación entre la palabra y el lenguaje cinematográfico como bien atestigua su ya extensa filmografía. En su última obra, “Le fils de Joseph”, Green nos trae su trabajo más accesible donde vuelve a investigar nuevas formas narrativas con exquisito resultado. Vincent (Victor Ezenfis) es un adolescente que vive con su madre (Natacha Régnier), quien siempre se ha negado a decirle quien es su padre. Sin embargo, Vincent insiste en descubrirlo como síntoma de la crisis de identidad que sufre, común a su edad, y finalmente da con él, un editor cínico, ególatra y libertino llamado Oscar Pormenor (Mathieu Amalric). Decidido a vengarse, Vincent planea asesinar a su padre biológico, pero acaba conociendo a Joseph (Fabricio Rongione), quien se descubre como el padre que Vincent ansiaba y el marido que su madre necesitaba.15879486_10211455680848213_1138261559_n

Un Dios menor

Fragmentado en 5 capítulos a pesar de su linealidad, “Le fils de Joseph” no aparenta ser nada original ni profundo si nos quedamos exclusivamente con el sencillo y mil veces tratada sinopsis. Sin embargo, el tratamiento formal y de los personajes hace de “Le fils de Joseph” una cinta muy interesante. Green huye del enfoque realista adscrito a los temas intimistas que trata mediante una planificación visual poco natural y reiterativa hasta la extenuación, un ritmo nada orgánico y unas interpretaciones intencionadamente teatralizadas. La presencia iconográfica del cristianismo tanto visualmente como en aliteración narrativa apoya el artificio de la cinta como código cinematográfico cuyo bajo yugo somete tanto a los personajes como a sus inquietudes. Según estas directrices, Vincent juega el papel de un joven Jesucristo que desconoce la identidad de su padre, un Dios demiurgo pero caprichoso y sádico exquisitamente enmarcado en un despacho blanco y sencillo como si del cielo se tratase desde donde gobierna su mundo a placer. Una copia de El sacrificio de Isaac de Caravaggio, una de las representaciones más realistas y desalmadas de dicha escena, decora la pared del cuarto de Vincent y le instiga a cometer parricidio dándole la vuelta a la historia bíblica, pero la compasión humana impide que el asesinato acontezca. Entonces entra en escena San José, Joseph, que decide tomar el rol de padrastro y hacerse cargo de un joven perdido por la falta de un padre responsable. Desde una estética contemporánea, Green nos presenta a un Dios impasible y ausente, unos fieles desequilibrados representados por una magnifica Maria de Madeiros y reclama el amor y la compasión humana como principio fundamental de nuestra sociedad oponiéndose así a la devoción divina y al famoso “el hombre es el lobo del hombre” de Hobbes.

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La familia y la soledad

Producida por los hermanos Dardenne, las turbaciones del autor plasmadas en “Le fils de Joseph” no se limita a sus creencias religiosas. La soledad y la comunicación son los otros temas principales en la obra de Green. El francés emplea los primeros planos junto a la poca profundidad de campo para aislar a los personajes del mundo que les rodea, para que podamos adentrarnos en su ser y compartamos sus sentimientos. Tal y como Carl T. Dreyer nos enseño en la desgarradora La pasión de Juana de Arco (1929). Además, Green sitúa la cámara al borde de mirar a cámara, lo que da esa sensación de mirada perdida a pesar de estar centrados en lo que observan. Un recurso cinematográfico del que abusa en “Le fils de Joseph” con el objetivo de aislar más todavía a los protagonistas en la soledad y la tristeza. Un recurso que también emplea para ponernos justo en medio de los diálogos y hacernos sentir que interferimos en la comunicación entre los personajes. Este es solo un ejemplo que demuestra la maestría cinematográfica de Green y como su inquietud formal le lleva a emplear este lenguaje con soltura y pericia para transmitirnos sentimientos tan dispares y complejos.

“Le fils de Joseph” es de esas cintas que no se pueden recomendar a todo el mundo. Solo aquellos dispuestos a disfrutar del lenguaje cinematográfico en estado puro y ver como Green es capaz de transmitirnos cientos de sentimientos diferentes con el mínimo de recursos posible. Además, se trata de un filme muy personal como demuestra su escena final, donde Maria, Vincent y Joseph huyen a lomos de un burro por la arena de la playa mostrando la devoción del autor por la deidad espiritual (la Natividad huyendo a Egipto) y la cinematográfica (homenaje al final de los Los 400 golpes (François Truffaut, 1959),

Frases destacadas:

  • Marie: “Cuando amamos a alguien queremos ayudarle.”
  • Marie: “Hoy te responderé como siempre. No tienes padre.”
  • Oscar: El trabajo es el enemigo del placer.”
  • Oscar: “No me fijo en los detalles.”
  • Joseph: Es mejor criar vacas en el campo. En París se vuelven histéricas, como la gente.”
  • Marie: “Necesito esperanza para vivir.”

Tráiler de “Le fils de Joseph”:

Por Pablo Lujan

Doctor en Biología Celular por la Universidad de Heidelberg. Compagino la ciencia con mi otra gran pasión: el Cine.

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