Mar. Mar 19th, 2024

La historia de Enrique Urbizu (La caja 507No habra paz para los malvados) nos traslada a la época de los bandoleros, a principios del siglo XIX, en clave de western como ya hizo en Todo por la pasta. Cine para ser visto desde el sofá de casa gracias a Movistar + o, gracias a la propuesta de A Contracorriente Films, en salas con un montaje en formato corto. Ustedes deciden.

Lucía «la Llanera» (Bebe) sale de prisión 17 años después de haber sido encerrada por un crimen. La justicia y el deseo de venganza motivará la búsqueda de una bandolera cuyo pasado motivado iremos conociendo poco a poco, escrito a cuatro manos por Miguel Barros y Michel Gaztambide.  El pulso con el que Urbizu mueve la cámara, acompañando a sus personajes, sigue unas acciones que claramente adolecen de una definición clara. Todos los personajes en «Libertad» tienen una serie de motivaciones (no justificadas) sostenidas con pinzas. Argumentalmente, asistimos a un sinfín de peros a una narración incapaz de construir un relato certero y creíble, dejando en última instancia  un ejercicio vacío sobre un momento realmente decisivo en la definición histórica de España.

Personaje escrito 100% para ella

En plena era del post-Me Too no hacía falta optar por un personaje interpretado por Bebe ya que su figura pública que en sí misma ya es digna de reivindicación femenina. Para ir rellenando el hueco argumental de La Llanera en la versión cinematográfica, es necesario haber tenido que visionar la miniserie de cinco capítulos. Aceituno (Isak Férriz) y Lagartijo (Xavier Deive) completan el trío protagonista para dar rienda suelta a la comicidad y la sobriedad encapsulada en los páramos del Far  Far West made in Spain. Unos secundarios de la talla de Pedro Casablanc dando vida a Don Anastasio o Luis Callejo en la piel del Gobernador completan el reparto.

Lenguaje cinematográfico irregular en su versión para cines

«Libertad« nos traslada a la España heredera de la serie Curro Jiménez y, a priori, a degustar esa «Libertad« que nos pertenece a todos. En la pantalla grande el linaje de unos secundarios de lujo luce menos por el tiempo cinematográfico, sus deseos y atribuciones se quedan en el tintero. Urbizu es incapaz de mantener la tensión en este montaje pues el enfoque primordial se lleva a una cabecera sin brillos ni retoques gráficos que sean dignos de rememorar – no es así, sin embargo, la fotografía de Mendia – en este ejercicio de estilo. La estética de los paisajes desérticos, bellos encuadres (de Bebe, en su mayoría). Y qué decir de la composición de Mario de Benito. Acompañados siempre de esos paisajes áridos y momentos de puro cine que alcanzan su mayor gloria con acordes mayores superpuestos en la edición. Un auténtico lujo que existan compositores como él en nuestro país.

Incapaz de trasladar las sensaciones de un pueblo y cargada de golpes de efecto. Golpes de emoción sin previo aviso. «Libertad» no llega a ensamblar  todas las piezas del puzzle como deberían ser vistas a vista de pájaro. La conclusión es que la miniserie encaja mejor en el periodo histórico que lo que representa su versión cinematográfica. La calidad a la que Urbizu nos tiene acostumbrados pierde mucho en la gran pantalla.

Tráiler de Libertad:

Por Eduardo F. Gómez

Graduado en Comunicación Audiovisual. Contador de historias y amante de los sintes electrónicos a partes iguales. Considero que las sonrisas no deberían de tener límite alguno.

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