Mar. Mar 19th, 2024

El primer crossover entre los superhéroes de DC Comics es un enorme puzzle con las piezas mal encajadas.

Cada vez que oigo a alguien decir que el cine de superhéroes está muerto o que morirá pronto arqueo una ceja. Es indiscutible que estos últimos años se ha ido convirtiendo prácticamente en un género en sí mismo, se manejan miles de millones de dólares y ha puesto en el punto de mira ese medio tan menospreciado durante tanto tiempo como han sido los cómics; aunque los tebeos de superhéroes solo representen un porcentaje de lo que engloba todo el noveno arte, son quizás su parte más reconocible. La batalla entre las dos grandes casas, Marvel y DC, nos ha dado tanto alegrías como desgracias, experimentos, renovaciones innecesarias para recuperar ventas o saltos al vacío que han terminado resultando adecuados, y esto en parte se ha acabado trasladando a sus adaptaciones cinematográficas.

«Liga de la Justicia» es el paso definitivo por parte de Warner Bros. Pictures para conseguir alcanzar a Marvel Studios en su plan de dominar el cine de superhéroes tal y como lo conocemos. El problema viene cuando esta película, que tendría que ser la culminación de unos personajes emblemáticos por fin juntos en una sola película, el sueño de cualquier entusiasta de sus historias, no consigue cumplir sus expectativas por la enorme cantidad de complicaciones que lleva arrastrando desde su concepción.

Motivado por la fe que había recuperado en la humanidad e inspirado por la acción altruista de Superman (Henry Cavill), Bruce Wayne (Ben Affleck) recluta la ayuda de su nueva aliada, Diana Prince (Gal Gadot), para enfrentarse a un enemigo aún mayor. Juntos, Batman y Wonder Woman se mueven rápidamente para intentar encontrar y reclutar un equipo de metahumanos que combata esta nueva amenaza. El problema es que a pesar de la formación de esta liga de héroes sin precedentes –Batman, Wonder Woman, Aquaman (Jason Momoa), Cyborg (Ray Fisher) y Flash (Ezra Miller)– puede que sea demasiado tarde para salvar el planeta de una amenaza de proporciones catastróficas.

Dos puntos de vista en conflicto

La película avanza torpemente en sus primeros treinta minutos al intentar encajar las piezas dejadas por sus films anteriores pero al mismo tiempo establece un tono más optimista y ligero, cosa que a priori puede desconcertar a aquel que esperase un enfoque más oscuro, más cercano a «Batman v Superman: El amanecer de la justicia» (Zack Snyder, 2016). Zack Snyder tiene la complicada labor de hacer que no sólo nuestro grupo de héroes converjan para unir sus fuerzas, sino que debe presentar a tres personajes nuevos y a Steppenwolf (Ciarán Hinds), el nuevo villano de la función. Paradójicamente, la base y orígenes de Flash, Cyborg y Aquaman se fundamentan en la tragedia y así se nos hace ver en sus primeras apariciones, pero la transición de ese drama a un enfoque más optimista es, en la mayoría de los casos, precipitada y forzada. Se nota demasiado la mano de Joss Whedon, -quien tomó el relevo de Snyder los últimos meses de producción- quien hace lo posible por añadir un gag o muletilla aquí y allá sin demasiada elegancia y casi sin tener en cuenta el carácter de los personajes con la intención de aliviar el tono del conjunto.

Flash es utilizado como el principal alivio cómico, pero su papel está tan forzado que la mayoría de veces en las que suelta alguna gracieta llega a sacar por completo de la historia. Ezra Miller, un actor con las tablas suficientes como para realizar un buen papel, tiene una vis cómica casi inexistente, sus gestos son tan exagerados y sus expresiones tan obvias que resulta cargante. Sorprende Ray Fisher en el papel de Cyborg, quizás el personaje menos conocido para el no-lector de cómics y que aquí acaba siendo el superhéroe con el arco más definido y con un enfoque inicial muy similar al monstruo de Frankenstein. La química entre ambos actores es agradecida y es donde se les nota más cómodos.

El desaprovechamiento de Jason Momoa es especialmente sangrante si tenemos en cuenta de las molestias que se ha tomado, no sólo el equipo de la película, sino el propio actor, para que el público pueda llegar a tomarse en serio un superhéroe cuya habilidad más destacable es comunicarse con la fauna marina. En la película se nos dejan algunas pinceladas sobre su pasado que son interesantes, pero cuando se une al resto del equipo se le nota algo desubicado y sin un papel definido, en parte debido a los esfuerzos del guión por hacerle parecer también un tipo despreocupado e ingenioso.

Esencia noventera

Aunque el tratamiento del villano en esta película pueda catalogarse como intrascendente, ya que Steppenwolf no deja de ser un ser de otra galaxia empeñado en conseguir unos artefactos que le permitan terraformar el planeta Tierra, lo cierto es que haberle dado más desarrollo habría alargado innecesariamente la película, la cual ya tiene suficiente trabajo poniendo las cartas sobre la mesa. Por otra parte, se transmite una ligereza en contraposición a la amenaza del villano que en ningún momento parece que nuestros protagonistas tengan una urgencia real para resolver el conflicto, uno no siente esa presión por la que deberían estar pasando los personajes. Esto provoca que cuando por fin la película consigue arrancar a los treinta minutos, vuelva a pararse cuando se acerca a sus últimos veinte en vez de ir subiendo paulatinamente hasta estallar en un poderoso clímax que pueda colmar las expectativas de los fans.

La falta de coordinación entre los distintos departamentos técnicos de la película provoca que muchas escenas se noten descompensadas visualmente entre sí. Tenemos elaboradas secuencias de acción -aunque menos espectaculares que, por ejemplo, las vistas en «Wonder Woman» (Patty Jenkins, 2017) o «El hombre de acero» (Zack Snyder, 2013)- en las que impera un uso descuidado del CGI y algunos decorados que transmiten cierta sensación de falsedad mal entendida. Danny Elfman aprovecha toda la artillería que tiene a su disposición evocándonos a las melodías icónicas de su Batman de 1989 y la elaborada por John Williams en 1978 para Superman, lo que da lugar a una ostentosa aunque efectiva banda sonora que a todas luces acaba siendo de lo más interesante que podemos encontrar en el film.

«Liga de la Justicia» es un amargo intento por dar vida a uno de los grupos más icónicos del cómic y que en más de una ocasión nos hará plantearnos cuál habría sido el resultado si los responsables de ésta hubiesen tenido el respaldo de un estudio con las ideas claras y sin las prisas propias de los tiempos que corren.

Frases destacadas de «Liga de la Justicia»:

  • Bruce Wayne: «I’m putting together a team of people with special abilities.»
  • Steppenwolf: «No protectors here. No Lanterns. No Kryptonian. This world will fall, like all the others.»
  • Bruce Wayne: «There is a… stranger. He comes to this village from the sea. He comes in the winter when people are hungry and brings fish. Comes out of the King tide. That was last night.»
  • Flash: «It’s really cool you guys seem ready to do battle and stuff, but I’ve never done battle. I’ve just pushed some people and run away!»
  • Bruce Wayne: «Arthur Curry. I hear you can talk to fish.»
  • Alfred Pennyworth: «I miss the days whens one’s biggest concern is exploding wind-up penguins.»
  • Comisario Gordon: «How many of you are there?»
  • Bruce Wayne: «Superman was a beacon to the world. He didn’t just save people, he made them see the best parts of themselves.»

Trailer de «Liga de la Justicia»:

Por Imanol De Frutos

Graduado en ESCAC y montador de profesión. Siempre hambriento de ficción.

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