Flint Lockwoods vuelve a su pueblo para apagar su máquina que convierte agua en comida y salvar al mundo de quesoarañas, tacocodrilos y otros extraños animales.
La secuela de Lluvia de albóndigas llega a los cines para alegrar las navidades a los más pequeños de la casa y, por qué no decirlo, para hacer pasar un buen rato a sus padres. Quien acuñara el dicho «las segundas partes nunca fueron buenas», está claro que no había visto esta película, donde las aventuras se vuelven trepidantes y los mundos embellecen entre comida viviente.
El nombre que Flint Lockwoods, inventor de la máquina que transforma agua en alimentos, ha dado a estos seres que en esta película cobran vida es el de «comidanimales». Gambancés, las gambas más saltarinas; sandwiches nadadores llamadas merendusas y tostadas voladoras denominadas mosquitostas. Aunque, sin duda, uno de los más feroces son las quesoarañas, hamburguesas gigantes con muy malas pulgas.
Salvando el mundo desde Tragaldabas
Flint Lockwoods, la inseparable meteoróloga San Sparks y el resto de amigos vuelven a Aldabas de Mar, el pueblo del que tuvieron que ser evacuados tras la tormenta gastronómica provocada por el invento del protagonista. Una vez Lockwoods es aceptado en Live Corps, la empresa de su ídolo infantil Chester V, debe volver para apagar la máquina con la que todo comenzó a cambiar y salvar al mundo de los comidanimales.
FLDSMDFR, el invento de nombre impronunciable, se encuentra en Tragalbadas, el que una vez fuera el vertedero donde iban a parar los alimentos sobrantes que ha pasado a ser una selva con comidanimales de variopintos colores. Para terminar con una máquina que Chester V y su equipo consideran letal para el mundo, Lockwoods viajará hasta allí, perseguido por sus amigos y su padre.
La magia de las segundas partes
En la película precursora, las aventuras se limitaban a las reacciones de la población ante la caída del cielo de helado, hamburguesas, pizza y hasta spaguettis con albóndigas. Pero el sueño de todo amante de la comida, se convierte en pesadilla cuando la lluvia se convierte en tormenta y amenaza con destruir el mundo.
Esta amenaza, sumado a que ahora la comida está más viva que nunca, lleva a Lockwoods a Tragaldabas para salvar a la humanidad. Fresi, una adorable fruta con un idioma propio se une al grupo protagonista. Pepinillos pescadores, tortitas que flotan sobre un mar de caramelo y una selva poblada de comida, decoran las aventuras de Lluvia de albóndigas 2.
Una película que no sólo fascinará a los más pequeños, sino que los educará. La importancia de la familia, el amor y la amistad, la confianza en uno mismo o el afán de superación son algunos de las enseñanzas que podemos encontrar entre líneas en este film que no tendrá rival estas navidades.
Frases de Lluvia de albóndigas 2:
Flint: «Inventaremos máquinas como FLDSMDFR».
Sam: «Pero no iguales».
Flint: «No, eso nunca».
Sam: «Puedes hacer un mundo mejor sin chalecos naranjas. Los que te conocemos creemos que te queda mejor la bata blanca».