Mar. Mar 19th, 2024

Cinta de animación pintada al óleo por más de 100 artistas en torno a la figura de Vincent Van Gogh

Vincent Van Gogh, personalísimo pintor postimpresionista holandés, es una figura a medio caballo (o caballete) entre el modernismo pictórico y la vanguardia artística. Es por ello que su impacto, no solo resulta fundamental en la historia evolutiva de su campo de expresión, sino que sirve como inspiración y admiración de muchos artistas posteriores independientemente de sus herramientas creativas. En este aspecto, no es extraño que Vincent Van Gogh haya atraído desde siempre el interés del ojo cinematográfico. Y quizás una de las obras más excelsas sobre su figura se encuentre en «Sueños de Akira Kurosawa» (Akira Kurosawa, 1990), donde la estética colorista emula sus pinturas en una historia angustiosa donde el gigante nipón metaforiza su agonía autoral y subjetiva al identificarse con el artista al que da vida Martin Scorsese. También es de obligada mención el oscarizado cortometraje documental «Van Gogh» (Alain Resnais, 1948), un filme de 18 minutos que narra la biografía profesional del holandés utilizando únicamente como material visual su obra pictórica. Acompañada por el montaje y la narración en off, consigue llevar al medio cinematográfico el arte filmado.

La polaca «Loving Vincent», dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, se acercaría más al trabajo de Resnais que al de cualquier otro cineasta que haya llevado al cine la obra de Vang Gogh. Y lo es porque su acercamiento es a partir de su obra, pero no de una forma fotogénica como en el caso del cineasta galo, sino desde la mimesis. Una mimesis que utiliza el estilo del pintor para proyectar en forma de animación un relato audiovisual salpicado por su estética personal. 100 artistas se encargan de dibujar al óleo los distintos planos del filme con tal de narrar un relato desde un enfoque postimpresionista. Una propuesta cuanto menos de lo más original y estimulante. Cabe destacar a su favor también que el filme no busca sustentarse en el biopic al uso que cabría esperar de una cinta de estas características, sino que se ubica un año después de la muerte de su protagonista innovando una historia propia. En este caso, vivimos la reconstrucción de los últimos días del artista a través de las pesquisas del hijo de un amigo de Van Gogh, utilizando como macgufin una carta escrita por el propio Vincent para entregarle a su hermano. Una premisa que en primer lugar puede resultar ingeniosa o valiente, pero que debido a su estructura repetitiva y su estancamiento temático tras sus primeras pinceladas, acaba desinflándose para querer sustentarse en su valor meramente visual. Un caso que nos podría invitar a sospechar que estamos ante una obra influida por el pensamiento de «el arte por el arte», entendiéndose a si misma como un ejercicio de estilo que juega su baza en la complejidad y maestría a la hora de llegar a poder desarrollarse. Lo cual sería digno de todo elogio desde su misma concepción, sino fuera por el mero hecho de traicionarse a si misma a la hora de fragmentar su historia utilizando para el flashback, donde realmente aparece la figura de Vang Gogh, un blanco y negro diferenciador que traiciona la vivacidad y sensibilidad artística del genio al que homenajea.

Frases destacadas:

  • «No encuentro razón alguna para entregar la carta de un hombre muerto»
  • «Ese hombre era el mal»
  • «¿Cómo pudo un hombre pasar de la tranquilidad al suicidio en 6 semanas?»

Tráiler de «Loving Vincent:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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