Mar. Mar 19th, 2024

Exquisita selección de 108 trabajos restaurados de los hermanos Lumière dirigido y comentado por Thierry Frémaux

Hace unos meses pudimos disfrutar del delicioso documental «Las películas de mi vida». Un viaje que emprendía el cineasta galo Bertrarnd Travernier por un seguido de filmes franceses que le influyeron fuertemente en su juventud y finalmente en los que empezó a trabajar en la industria antes de lograr llegar a ser director de cine. Tres horas de una visión totalmente subjetiva de su relación con la historia del cine de su país. Y al final del largometraje, encontramos un epílogo interesantísimo donde se reunía con Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes y del Instituto Lumière, donde ambos parecían querer encarar una revisión más objetiva de la historia del cine desde sus orígenes. En un principio, quien os escribe estas letras, creyó que se trataba de un anticipo de la serie de televisión con la que Tavernier ampliará lo que proyectó en su película. Fue una sorpresa entonces descubrir que en lo que trabajan sería el primer documental firmado por el propio Frémaux.

Y se hizo la luz

122 años después de que el cine diera a luz, los hermanos Lumière regresan a las salas de cine para comprender cuales son los orígenes de su gran invento y los objetivos que se trataron de abordar con la irrupción de un instrumento revolucinario que aun sigue presente y con fuerza hasta nuestros días. Y todo es gracias a Frémaux, quien hace una selección de 108 trabajos cortos de 50 segundos de duración comprendidos entre el periodo de 1895 a 1905. Además, dichas piezas, han sido minuciosamente restauradas con tal de conseguir evidenciar ante el espectador los diferentes detalles que componen su obra y que acertadamente señala verbalmente el artífice del filme. Porque «¡Lumière! Comienza la aventura», no se limita a dejar ver al espectador estos distintos cortometrajes, sino que justifica la decisión de incluir cada uno de ellos desde su propia razón de ser. Y esto se debe a que lo que estamos observando es un ensayo fílmico, una clase magistral expuesta desde la brillantez más lúcida de quien más domina la materia. La mejor manera de hablar y divulgar la teoría cinematográfica es sin duda desde el propio soporte fílmico. Algo que se reflejó a la perfección en «Hitchcock/Truffaut» (Kent Jones, 2015) al citar la coversación entre ambos maestros con las escenas de los filmes analizados. En esta ocasión, somos testigos desde un montaje episódico que aborda distintas temáticas, el recorrido formal y técnico pero también personal de las más de mil películas que se produjeron durante una década. La voz poética del director resalta con fuerza las decisiones de la puesta en escena de lo que observamos en pantalla, y su vez, reflexiona sobre las diferentes preocupaciones que refleja su filmografía. Desde un inicio que se abre con los obreros saliendo de la fábrica, comprendemos que el cine nace mostrando la realidad del pueblo. A partir de entonces, la aventura cinematográfica de los Lumière continúa con la ficción, con el documental alterado por la irrupción de una cámara que distorsiona el comportamiento natural de quien es filmado. Frémaux a partir de las imágenes reflexionará sobre las posibilidades que ofrece el aparato cinematográfico, desde su valía como noticiario local como herramienta que permite vislumbrar las maravillas más exóticas de otros lugares del mundo, algo que consiguió gracias a los distintos operadores que trabajaron para él. También la incesante necesidad de explorar posibilidades más vanguardistas y experimentales, dejando patente que esta característica arraigada en la modernidad cinematográfico tiene su razón de ser desde el nacimiento de una nueva vía de expresión artística. El cine se erigió entonces ya no solo como una nueva ventana con la que observar el mundo, sino que ofreció posibilidad de modelarlo al antojo de quien decidiera la puesta en escena de las imágenes con tal de irradiar su propio sentido subjetivo de lo filmado.

Frémaux logra finalmente con el poder las imágenes superpuestas a la fuerza de su voz, un producto didáctico pero emotivo, donde la luz que encienden sus protagonistas se aprecia como el iluminado pistoletazo de salida de un arte consagrado que no solo nos fascina a día de hoy, sino que demostró su valía desde los primeros pioneros que pusieron su empeño y corazón en hacerlo prosperar a golpe de pura humanidad. Nos hace, en última instancia, observar con lucidez, inteligencia y fervor el pasado, para comprender donde nacen las bases con las que el cine del presente nos sigue emocionando como el primer día.

Frases destacadas:

  • «Entendieron el cinematógrafo como un instrumento para hacer ver el mundo al mundo».

Tráiler de «¡Lumière! Comienza la aventura»:

Por Luis Suñer

Graduado en Humanidades, crítico de cine y muerto de hambre en general.

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