Andry Guérif utiliza 26 retablos pintados por Duccio para dar vida de manera simultánea a la pasión de Cristo.
La pasión de Cristo en 26 actos
Con “Andrei Rublev” (1966) de Andrei Tarkovski, que en sus inicios se iba a llamar “La pasión según Andrei”, vivimos la potentísima fuerza de la idea de un protagonista que entendió el uso de los iconos religiosos como herramienta necesaria para conectar a Dios con el resto de mortales. Y eso mismo es lo que el director ruso quiso traspasar al cinematógrafo. Y algo similar sentimos con esta originalísima propuesta de Andry Guérif, quien decide valerse del arte de una manera apropiacionista para tratar de reflejar lo mismo que se dijo en el siglo XIV pero utilizando el medio que sirve como confluencia de muchas otras artes en pleno siglo XXI. Guérif nos muestra en pantalla los 26 retablos que componen La Maestà realizado en temple sobre madera y pintado entre los años 1308 y 1311 por Duccio di Buoninsegna. Una obra gótica cuyo carácter anguloso e incluso icónico previo al descubrimiento de la perspectiva renacentista, trata de acercarnos a la idea de la pasión de Cristo iniciándose en el Domingo de Ramos y finalizando en la cena de Emaús una vez resucitado el mesías.
Vaciado
No es la primera vez que cine y arte pictórico se unen (obviando los biopics de artistas cuya fotografía trata de emular sus pinturas al estilo “Mr. Turner” por citar una de tantísimos ejemplos). En “Los sueños de Akira Kurosawa” (1990) Martin Scorsese daba vida a Vincent Van Gogh cuando un personaje se introducía dentro de su obra. En el cortometraje italiano “Beauty” de Rino Stefano Tagliafierro vivíamos la animación de la pintura. Pero lo que nos encontramos en el filme que hoy nos atañe es diferente, quizás más parecido al Eric Rohmer de “La inglesa y el Duque” (2001), una propuesta del francés donde muchos decorados son reproducciones plásticas. Y es que lo curioso de esta “Maestà”, entre muchas otras cosas, es que se respetan los espacios originales, pero se sustituye a sus figuras por actores, los cuales dotan de movimiento la estaticidad innata del arte gótico. Los personajes se mueven a lo largo de los 26 decorados que aparecen continuamente en pantalla, pero al contrario con la pintura original, aquí vivimos un vaciado de las imágenes, viviendo la historia de Cristo desde una manera cronológica sin dejar de ser simultánea. Si bien el retablo de Duccio trata de narrarnos una historia, Guérif acaba por reproducir exactamente lo mismo, como quien trata de ayudar y reforzar la pieza en la que se sustenta.
Asistimos pues a una cuidadosa obra de ingeniería cuyo montaje resulta totalmente armónico, dejándonos entrever lo que ocurren en otros escenarios y siguiendo linealmente la historia contada en los evangelios. Además, resulta cuanto menos curioso el jolgorio popular que escuchamos constantemente, impidiéndonos seguir detenidamente los diálogos, asistiendo ante la curiosidad de que el propio Cristo articule tan pocas palabras durante el metraje.
¿Dónde ver “Maestà: La passion du Christ”?
La complejidad del montaje y la brillantez formal en general de la propuesta está ideada para ser visionada en pantalla grande. Por eso se proyectará la película del jueves 24 al domingo 27 en Cineteca de Madrid a las 20:30h.
Frases destacadas:
- Judío: “¡Crucifíquenle!”
- Cristo: “Ve a y avisa a los demás que he vuelto”